miércoles, 9 de febrero de 2011

No es país para viejos

Y ahora, un peliculón.


Estado de Texas, en medio del desierto, Lewellin Moss (Josh Brolin), un soldador y cazador furtivo aficionado, descubre los restos de una batalla campal entre traficantes. Allí encuentra un maletín con una gran cantidad de dinero. Lo coge y  lo lleva a su casa, sin contar que ello provocará la ira de Antón Chigurh (Bardem), un asesino a sueldo tenebroso y maligno, que tiene la obligación de recuperar el maletín. La caza ha empezado. Mientras tanto, el sheriff Bell (Tommy Lee Jones) investiga la serie de asesinatos y se pregunta sobre el motivo de tanta matanza.

A medio camino entre un western y un thriller, esta película consigue mantenerte durante las dos horas que dura en ua cierta intriga, con una trama bien definida y perfectamente explicada. Tiene una cierta arritmia que la puede hacer algo incómoda, pero es una arritmia perfectamente buscada para provocar unos climaxes de tensión y/o reflexión bien conseguidos. Además, consigue que toda la persecución sea sólo una deliciosa y tentadora excusa para mostrarnos las motivaciones del verdadero protagonista de la historia, el Sheriff Bell.

ACTORES: Los Coen demuestran, como siempre (esto no lo han perdido nunca) que saben sacar jugo a sus actores. Josh Brolin sorprende con una actuación sólida y cercana, probablemente la mejor que ha hecho nunca, de un perdedor al que, vencido por la tentación, se encuentra en un apuro mucho más grande del que imaginó, y del que hará lo necesario (dentro del exagerado realismo que nos plantean los Coen) para salir vivo de ello. Lee Jones, como siempre, soberbio, en una actuación profunda y reposada. Pero aquí quién se lleva la palma es Bardem. Compone un personaje de psicópata asesino absolutamente malvado con una solidez y una gelidez espectaculares; un malvado que consigue provocar escalofríos con una simple mirada y con una implacabilidad palpable en cada pliegue de su voz. (Aquí, un consejo, VEDLA EN VOSE!!!! Bardem no es muy bueno doblándose y en castellano pierde un poco bastante. Nunca me cansaré de lo importante que es el VO en las películas). Se lleva un Oscar® totalmente merecido por una actuación de las que quedan en la retina (basta decir que ha salido en el especial de Halloween de los Simpson. Dos veces).

DIRECCIÓN: Los Coen siempre han sido unos genios inclasificables. Capaces de hacer lo mejor y lo peor, siempre con propuestas radicalmente diferentes y, a veces, delirantemente magistrales. En esta película dejan al lado dimes y diretes, apartan los chistes que siempre han jalonado sus películas (incluso sus thrillers) y arrancan este monumento frío y precioso. Una fotografía impresionante, una factura limpia y un saber hacer en todas las escenas del film que merecen un reconocimiento (Oscar® merecidísimo). Son capaces de demostrar que para conseguir tensión no necesitas música machacona que te diga cuando te debes asustar o emocionar, les basta con ccosas mas simples:
Sombreros de sheriff con cuatro agujeros de bala, la frontera que separa a tres albóndigas en remojo de un grupo de Mariachis, un disparo antes de descolgar, una de las mejores persecuciones/duelo que he visto en mucho tiempo, los pantalones sin cinturón, girar la cabeza y ver un coche más a contraluz, la cara y la cruz, la bombona, los tubos de una tienda de Boy-Scout, el subsuelo, el pitbull, la cafetera en la cabaña del viejo, un mexicano con chaqueta, la leche fría.... ... y las puertas. El que espera dentro, contra el que va a entrar. El que espera fuera, contra el que va a escapar.
Escenas, como la matanza de los mexicanos, o los dos primeros asesinatos de Antón, que son capaces de dejarte pegado a la butaca, con las uñas clavadas en el reposabrazos.


GUIÓN: La historia requiere una cierta pausa y tensión al ser contada, y aquí la encontramos. Sin concesiones a la dulzura, la cinta sigue una acción desoladora, sin un verdadero héroe, sin explosiones palomiteras. En la que el ritmo es deliberadamente arritmico para provocar con él una cierta desazón, tanto en el espectador como en los personajes, confundidos, que intentan conseguir sus objetivos en medio de un mundo que, podríamos decir, no les pertenece. Mientras que normalmente las mezclas de géneros dan lugar a pestiños insufribles, aquí los Coen bordan también el guión (Oscar®), montando una arquitectura en la película con gran profundidad. Lo que se enseña y lo que no, lo que se dice y lo que no. Igual te muestra o te esconde algunas escenas que podrías considerar claves para el desenlace de la película; esto, aunque pueda resultar decepcionante, es totalmente voluntario, pues no es lo que quiere captar. Los Coen buscan enseñar este mundo que se viene abajo, sin principios, ahogado en una violencia (justa y necesaria, aunque cruda) sin sentido en el que los tres personajes se revelan anacrónicos pues los tres, a su modo, saben que las cosas no deben ser así, pero no pueden evitar seguir sus principios. Principalmente es el sheriff quién mas remarca este efecto, que no deja de ser el título de la película y el mensaje principal de la misma, aunque disfrazado dentro de la espiral de caza de duelo Brolin/Bardem.

No obstante, hay que reconocer algún error, ya que no deja de haber algún personaje metido quizás con exceso de calzador. Es el caso del cazarrecompensas (W. Harrelson), que si bien hace un papel determinante en la consecución de la historia y protagoniza un par de grandes escenas, aparece demasiado “porque si” en la película, y más en una con un guión tan redondo como ésta.
No sólo han vuelto los Coen, con ellos han regresado el Oeste más salvaje, el silencio inteligente de las películas de los 70 y el mejor suspense de los años dorados. Casi nada. (y 4 Oscar® en el bolsillo)

Esto suda y rezuma cine a borbotones por los cuatro costados en cada fotograma. Sin concesiones a la comercialidad, es una película dura, para ver con calma suficiente para reflexionar y poder apreciarla en el salón de tu casa. Una cinta desoladora y, a la vez, verdaderamente hermosa.



Nota: 9
Nota filmaffinity: 7,1


ATENCIÓN: SPOILER!!!!
La esencia del film se encuentra sin duda las dos últimas escenas, la primera cuando choca Bardem en auto...el azar esta explícito (la vida, lo bueno y lo malo, no dejan de tener un componente azaroso del que no nos podemos desprender). Posteriormente, cuando el niño no quiere recibirle el dinero por haberlo ayudado. Sin duda esa actitud de los niños es una muestra de esperanza para el mundo, nos dice que siempre habrá alguien que ayude desinteresadamente. Y la otra escena es la de Tommy Lee Jones hablando con el sheriff retirado cuando dice que este ya no es un país para viejos y que cuando la violencia esta cerca tuyo y no tiene limites es mejor hacerse a un lado (el retiro).

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