jueves, 27 de abril de 2023

Shang-Chi y la Leyenda de los diez anillos

Y de peli de súpers a peli de súpers. Ésta fue la primera película de Marvel que vi sin tener ni idea de qué iba su personaje. Sí, sabía que Marvel tenía a uno que se llamaba Shang-Chi, pero más allá de que existía, no conocía nada de su imaginería.

Para Shangh-Chi y la leyenda de los diez anillos, Marvel se deja de complicaciones y nos muestra una película de origen canónica, presentándonos al protagonista y cómo deberá aceptar su destino. Nuestro héroe tiene su vida apocada de humano estándar, encontrará sus poderes, algunas historias del pasado y un primer malvado que definirá el futuro de su historia. En este caso, tenemos al Mandarín. No al de Iron Man III, sino a un verdadero jefe de las mafias orientales, con sus conocimientos de artes marciales chupi-místicos y tal.

Se podría afirmar, con pocas dudas, que Shang-Chi intenta hacer la misma jugada que Marvel hizo con Pantera Negra, pero con el público oriental. Se cogen todos los tópicos que tiene Hollywood para representar su idea de “chino”, se meten en una coctelera y se ordenan con algo parecido a una historia. Podría ser la enésima patochada desnortada que hemos visto mil veces, ofendiendo a todo el mundo que tenga un mínimo conocimiento de lo que se habla, pero en este caso, sorprende al demostrar cierto respeto y cariño por lo que se está representando. Otra cosa es que se ajuste a tus gustos, pero la estética, la música, la mitología… están mostrados sabiendo de lo que se habla. Es decir, Marvel se ha molestado en documentarse con nativos en vez de tirar de Wikipedia. Sólo con ver la cantidad de personajes que hablan en chino y no en “inglés con acento”, se puede hacer uno la idea de que hay ganas de hacer las cosas bien.

A grandes rasgos, puede que la película no invente nada, limitándose a imitar el canon establecido en las muchas películas de origen que se han hecho en el pasado, pero tiene un buen puñado de hallazgos interesantes.

Empezamos por sus dos protagonistas. Primero, la revelación de Simu Liu, o cómo pasar de ser el “oriental” de las fotos de stock a un súper-héroe de los gordos con una facilidad insultante. Encarna al personaje a la perfección, tanto cuando tiene que interpretar como cuando le toca dar ostias, todo ello aderezado con el cachondeíto que el propio actor genera en las redes sociales. Se nota que lo ha gozado todo con ganas. Su contrapartida es la polifacética Akwafina, que hace las veces de alivio cómico (calcadita a Happy de Iron Man) con toneladas de carisma y una secuencia de entrenamiento de lo más hilarante. Refleja muy bien la reacción que tendría una persona “normal” al ser arrojada al mundo superheróico sin mirar atrás, con bastantes escenas descacharrantes. No se puede decir lo mismo del resto de personajes, con Michelle Yeoh y Tony Leung muy desaprovechados, además de un Ben Kingsley que se acerca peligrosamente a la vergüenza ajena.


También hay que añadir lo entretenida que es la película. No dejan de pasar cosas a un ritmo muy vivo, con lo que se hace difícil aburrirse. Como género, se aleja un poco de la acción que estamos acostumbrados, acercándose con muy pocos complejos al wuxia, haciendo especial hincapié en las artes marciales y las luchas a tortazos. Podríamos decir que estamos en una película de Jackie Chan superdopada, con patadas voladoras, puñetazos imposibles y acrobacias estrambóticas. Hay que destacar (y mucho) la fisicidad de la escena del autobús, la fumada de la pelea en los andamios y la excentricidad del torneo clandestino. Todo ello se adereza con un gran cuidado en la paleta visual, que hace que todo lo que veamos sea muy bonito. En Marvel no se ha explotado mucho la imaginería oriental y aquí se les nota ganas de aprovecharlo a tope.

Como nota al pie, me hace mucha gracia cuánto se remarca que los Shang-Chi no quiere matar y huyó de su padre para no hacerlo, pero a lo largo de la película lanza al vacío a una decena de secuaces “y no pasa nada”.

Y bueno, vamos también a sus defectos. El principal estriba en que sigue el canon de una película de origen con tanto academicismo que deja una gran sensación de “ya visto”. A grandes rasgos, puedes predecir qué va a ocurrir en cada momento y cuál va  a ser el siguiente girito de guión para hacer avanzar la historia. Aquí Marvel no ha querido complicaciones y ha aplicado la “fórmula Marvel” sin apenas modificiaciones, con lo que se desluce la frescura del conjunto.


Esto también afecta al desenlace de la película, con la manida “superbatallafinal” que no puede faltar en una película de este tipo. Aparte de que ya lo tenemos muy visto, vuelve a ocurrir que la pirueta argumental para provocarla es un tanto forzada, casi porque debe haberla. El resultado es un final insípido. Muy bonito y con muchas lucecitas, sí, pero al que ya estamos demasiado acostumbrados.

No voy a comentar todo el asunto del Mandarín de Ben Kingsley, que con lo poco que me gusta su actuación en Iron Man III, aquí es todavía más esperpéntico.

Shang-Chi entra dentro del MCU en un momento en que parecen estar simplemente expandiendo universo y poniendo piedrecitas por aquí y por allá, que ya veremos si usarán en un futuro. Supone una exploración del mundo místico desde un punto de vista distinto del que ofrece el Dr. Extraño, con el que quizás se juntará (o no) en un futuro. Se agradece una película bastante autocontenida (más allá de un par de cameos) que se puede ver sin tener en cuenta todo lo que viene detrás. Hecha quizás con demasiada idea de hacer gracia a un sector concreto del público sabe dar un pequeño cambio de género sin salirse del carril.

Su independencia respecto al resto del MCU provoca que tengamos una película de origen genérica. Es entretenida, tiene buenas escenas de lucha y un par de protagonistas con mucha gracia. Todo el aparataje visual es deslumbrante y promete ser la puerta de entrada a una sub-trama que ya veremos si explotan. No obstante, padece de ser demasiado parecida a otras propuestas del mismo estilo, especialmente con su insulso final que diluye el interés que pudiera tener en un principio.

 

Nota: 5

Nota filmaffinity: 6.2

 

 

martes, 25 de abril de 2023

El escuadrón suicida

Hace ya algún tiempo, allá por 2015, la película de Suicide Squad fracasó a lo bestia en los cines, y tampoco es que fuera una gran película. Además de todos los problemas que tuvo su rodaje, con continuas injerencias de la parte directiva para con sus creadores, el éxito de Deadpool propició que los ejecutivos de Warner quisieran buscar un éxito similar. Alguien decidió que su Suicide Squad, que en aquel momento estaba en post-producción debía reconvertirse de una película de acción//terror, a una comedia gamberra con algo de acción. De espaldas incluso a su director, se regrabaron algunas escenas (¡45minutos!) a toda leche, se hizo lo que se pudo en efectos especiales y se remontó la película por completo. El resultado fue un pastiche bastante infumable en todos los sentidos.

Un par de años después, James Gunn fue despedido de mala manera de Marvel, a raíz de unos asuntos con los fans de Trump. Por una vez, DC fue lista y lo fichó a toda velocidad para ordenar su universo. Una de sus condiciones era la de repetir esta película, pero a su modo y sin que nadie tocara las narices. Por otro lado, también puso a punto el concepto del “multiverso relajado” que encaminaba a DC por el buen camino, con algunas propuestas más decentes. Hasta que despidieron a Gunn y cancelaron todo desde arriba porque una entrada contable lo decía, claro. Todo ello para volverle a contratar al año siguiente tras el sindiós organizativo que habían generado. Si es que cuando un contable se mete a director de cine…

Bueno, volvamos a El escuadrón suicida. Lo primero que destaca es que no es una segunda parte. Se hace ver que la película anterior no ha existido (cero vergüenza aquí), proponiendo una nueva primera entrega de la franquicia. Repiten algunos personajes y, a veces, se hace mención a cosas que pasaron anteriormente (que algunos recuerdan y otros, no), pero aquí no ha pasado nada. Después de todo, la desvergüenza es la marca de la casa.

Así, tenemos un nuevo grupo de malos malosos que, para conmutar sus penas, deben realizar una misión suicida, evitando que un dictador de un país centroamericano culmine sus planes para destruir el mundo. Y eso es la aventura, sólo que ahora tiene el toque Gunn con su humor salvaje y desenfadado. Dotado de una paleta de colores realmente brillante y desinhibida, no tiene problema en mostrar matanzas descomunales repletas de brilli brilli, mala leche y chistes por todos lados. Podríamos decir que todo lo que no funcionaba anteriormente, ahora lo hace a la perfección.

De la nada se saca a un nuevo elenco de personajes, que en apenas un momento, conocemos y queremos (o no). Idris Elba hace de Deathstroke, provocando que olvidemos a Will Smith al instante. Viola Davis repite con su clase. Margot Robbie no podía faltar con Harley Quinn, pues parece haber nacido para este papel (y vaya cinco minutos de protagonismo absoluto que se gasta). John Cena le echa toneladas de morro ¿y clase? con su versión psicótica del Capitán America (Pacificador, con serie muy recomendable incluida). Sin embargo, son sobretodo Daniela Melchior (entrañable adiestradora de ratas) y David Dastmalchian (impagable Hombre Punteado) los que arrancan los mejores momentos. Y no olvidemos a Stallone, que pone voz a King Shark, que también se hace querer cosa mala.

Ya partimos que arregla el carisma de todos los protagonistas. Además, les da un buen puñado de escenas de acción con las que todos pueden gustarse. Reparte con acierto el protagonismo y se permite una cantidad de bastardadas más que notable, exagerando tanto la acción que acaban siendo cachondas a su manera. Los malos son malos y sus métodos no son para nada diplomáticos. Cualquiera que haya visto la excelente serie de Harley Quinn ya sabrá que Gunn es un veterano en estas lides y sabe cómo liarla parda de la manera más descacharrante.

Para ello, abraza el tebeísmo más absoluto, alejándose de la trascendencia que estaban cogiendo las propuestas de DC. La trama es una locura, pero mantiene una curiosa coherencia que clava el tono para mantener a todos los personajes dentro de su verosimilitud. Sin volverse chabacano, el ambiente gamberrete contagia al espectador y se hace decididamente entretenido. Es chorra con ganas durante casi todo su metraje, sabiendo ponerse seria en los dos momentos en que debe, acertando al aportar dos horas de tontuna por bandera.

Si lo que quieres es dos horas de diversión comiquera, aquí tienes espacio para quedarte a gusto. Además, tuvo la suerte de proporcionar al personajazo de Pacificador, que dio lugar a una estupenda serie de lo más desopilante. Un auténtico hallazgo.

Estamos hablando de la que es (hasta ahora) la mejor película dentro del multiverso relajado DC. Un pepinaco de diversión de lo más bruto y bestia, como este autor ha demostrado que sabe hacer. Un punto troll, un punto sangriento, pero en todo momento descojonante, esta película sabrá divertir a todo el que se quiera acercar a una película de súpers sin complejos ni complicaciones.


Nota: 9

Nota filmaffinity: 6.3 

viernes, 21 de abril de 2023

Tomb Raider

Cuanto todos creíamos que Tomb Raider era una saga de videojuegos muerta y enterrada, llegó el estupendo videojuego que supuso un auténtico resurgimiento de la franquicia. Aunque bebía mucho del Uncharted de Nathan Drake (que a su vez, es una evolución de los Tomb Raider originales), tenía su personalidad y era muy divertido de jugar. Una segunda parte llegó poco después, reforzando su posición como una franquicia a tener en cuenta.

Evidentemente, si una marca de Playstation tiene éxito, Sony intentará hacer la película. Eso sí, sin Angelina Jolie, que estamos ante una nueva franquicia y aquí todo tiene que ser nuevo. EN este caso el “placer” de hacer de Lara Croft recayó en Alicia Vikander.

Así, tenemos una nueva aventura de esta suerte de refrito de Indiana Jones. En este caso, los productores se dejan de tonterías pasadas (la cuna de la vida, ejem) y se coge la trama del nuevo videojuego para traspasarla a la gran pantalla. En este caso, tenemos la primera aventura de una jovencísima Lara, que malvive como repartidora en bicicleta, a espaldas de una herencia que no quiere recibir, pues no acepta que su padre desaparecido pudiera haber muerto. El rumor de que su progenitor pudiera estar recluido en una isla del sudeste asiático la pone en marcha hacia tierras exóticas. Allí, tendrá que adentrarse en una tumba de una reina japonesa maldita, con el destino de la humanidad en juego y tal y tal.

 El planteamiento es diferente, pero se mantiene la idea es coger a Lara y meterla en una isla tropical a dar cera a los Malos, con una leyenda japonesa de fantasmas por medio, todo ello en una aventura que le viene claramente grande, consiguiendo transformarse en la Lara que conocemos al final de su epopeya. Todo ello, cambiando las suficientes cosas para adaptarla a los nuevos tiempos, meter guiños al juego para contentar a los fans y saltarse todo lo que pudiera “sonar raro” en la gran pantalla. El resultado es película de aventuras a la antigua usanza: argumentos sin complicaciones, protagonistas con carisma, héroes algo canallitas, malos malísimos, acción, tesoros ocultos, caídas, disparos, peleas al lado de un abismo y un ambiente exótico en el que la realidad es un poco relativa.

La introducción de una escena inicial en que se nos muestra la vida de Lara pre-aventurera, como repartidora en bici, nos sirve para ver que sus habilidades sociales son algo mejorables, pero que sus capacidades acrobáticas están fuera de toda duda. De la manera más gratuita, tenemos un parkour de diez minutos con bicicleta de por medio que mola mucho. Se nota el cambio de estilo con las anteriores propuestas, especialmente respecto a la obra de Jolie. Aquí no tenemos a una “puta ama” dando lecciones de tía dura. Tenemos, como en el videojuego, una jovencilla con recursos que se las va arreglando para salir del follón en que se ha metido. La influencia de propuestas como La Momia, La Búsqueda y, sobretodo, Uncharted son más que obvias.

El mayor problema que enfrenta la película es que demasiadas cosas pasan porque tienen que pasar para así poder tener el final de turno. El argumento se fuerza en exceso y la cantidad de ojos en blanco necesarios sobrepasan en mucho lo deseable. Entre encontrar al guía perfecto en Tailandia a la primera (y solamente hablando inglés), la cantidad de líos que hay en el avión estrellado, la capacidad de liderar una rebelión a la hora de estar prisionera… si es que me pongo y no paro. Entiendo que este tipo de películas no buscan ser verosímiles, pero hasta La momia 2 tiene más lógica.

Por lo menos sí que tenemos a Alicia Vikander muy consciente de que estaba ante una gran oportunidad para tener un papel de estrella por mucho tiempo. Lo da todo en un papel que requiere mucho esfuerzo físico, incluso copiando movimientos para ser lo más fiel posible al videojuego correspondiente (sin que parezca forzado). Fastidia un poco que el resto de secundarios no se lo toman tan en serio, aunque viendo el pifostio argumental, se puede entender.

Si algo se debe destacar de la película es su afán por apegarse a su referencia. Hay un destacable esfuerzo por que la estética y la imaginería recuerden al videojuego. Como muestra de ello, incluso se copian un puñado de escenas casi literalmente, diseñando las escenas de acción para que pudieran haber sido realizadas por la Lara digital. Esto da lugar a acrobacias muy molonas, tortazos aquí y allá que bien podrían matar a alguien pero que no son más que un morado para nuestra protagonista. ¿esto hace que sea aburrido? Pues no mucho, el ritmo es bueno, los escenarios muy variados y las coreografías molan bastante, lo que contribuye mucho a sostener el tinglado, dando lugar a un conjunto la mar de divertido.

Es un cambio de estética muy radical respecto a la imagen de Angelina Jolie que mucha gente tiene en mente, pero me parece una buena actualización de una franquicia que yo creía ya muerta. Me hubiera hecho incluso gracia tener una segunda parte (quizás con el segundo videojuego), pero la taquilla no la respetó en exceso y, a estas alturas, no creo que vayamos a tenerla.

Lo mejor que se puede decir sobre esta Tomb Raider es que es entretenida. Alicia Vikander lo da todo en su papel, la acción es variada y bien coreografiada y la parte visual mola lo que debe molar. Argumentalmente es un poco patata, pero más allá de un exceso de cosas inverosímiles, no hace nada insultante. No tiene nada que despierte la inteligencia del espectador, pero éste no se aburrirá en su visionado.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 5.4 

sábado, 8 de abril de 2023

Escupiré sobre vuestra tumba (Boris Vian)

Libro leído como parte de la Cesta’13 (Nº 53). Una cosita delgadita, que descubrí mucho más destacable por su historiografía que por su contenido.

Título: Escupiré sobre vuestra tumba

Autor: Boris Vian

Título original: J'irai cracher sur vos tombes

Traducción: Jordi Beltrán

“Boris Vian publicó Escupiré sobre vuestra tumba en 1946 bajo el seudónimo de Vernon Sullivan. La crítica rechazó la obra por violenta, pornográfica y descarnada. Dos años más tarde, fue prohibida por ultraje a la moral y a las buenas costumbres y tanto el autor como el editor fueron procesados. El argumento, motivo de escándalo, gira alrededor de la historia de Lee Anderson -de raza negra, pero con apariencia de blanco- y la terrible venganza que planea cuando racistas blancos matan a su hermano.”

Ya el resumen de la contraportada lo deja claro. No es un libro para almas sensibles. Después de unas veinte páginas en las que se te explican los porqués, el protagonista se desata y no deja títere con cabeza. Me ha dejado cansado y todo, la de cosas bestias y aberrantes que llega a juntar en apenas 150 páginas. Así a bote pronto, dos violaciones, prostitución infantil, una veintena de escenas de sexo variado y un buen montón de violencia, con al menos tres asesinatos. No es mal bagaje para un libro que ya tiene 80 años. Avisados quedáis si os metéis con sus páginas.

Pero como he comentado, más que su contenido, lo importante de este libro es de dónde sale. Estamos en 1946 y estos últimos años muchos estadounidenses están residiendo de manera semi-permanente en Europa. Traen consigo toda su parafernalia cultural y, especialmente en Francia, descubren la llamada “novela sureña”, género que tiene cierto éxito en EEUU. ¿De qué va este género? Se trata de novelas un poco pulp situadas siempre en estados del Sur, en los que las heridas de la Guerra Civil todavía están medio abiertas, el racismo es rampante y la sociedad es violenta y descarnada. Sus historias son truculentas, llenas de pecado a los ojos de los bienpensantes de la época, atrayendo muchos lectores por el morbo que generaban: hipocresías de la sociedad, ganas de escandalizarse, etc. Ahí es donde interviene Boris Vian. Éste es un artista principalmente conocido por su dedicación al Jazz, pero que le daba a todo, un artista total en el sentido más amplio de la palabra. Pero sobre todo era un atravesado, un tocanarices de cuidado y le iba todo lo que fuera reírse de los demás. Sabiendo el éxito de la novela sureña en Francia, empieza a hacer saber en sus fiestas que le ha llegado un manuscrito de una novela tan bestia y tan impactante que no la han podido publicar en EEUU. Se empieza a correr la voz en determinados ambientes, y se empieza a generar una expectación tal por esa “novela prohibida” que al final Vian se ve obligado a enseñarla. Así que tiene que escribir (y muy rápido) una novela capaz de escandalizar a lo bestia. Coge tres botellas de whiskey, se desaparece un fin de semana y vuelve el lunes siguiente con Escupiré sobre vuestra tumba, en la que ha incluido todo lo que se le ha ocurrido para escandalizar al incauto lector que, no olvidemos, se muere de ganitas por saber qué es lo que han censurado al otro lado del charco. Lo empezó a vender como si fuera una traducción y, al poco, se había formado un escándalo bien grande, provocando que tuviera que reconocer la verdad, sucediéndose demandas, prohibiciones, un par de atropellos y algún que otro atentado incendiario. Además, Boris Vian, que tenía una vida muy desordenada, muere de un ataque al corazón poco después, generándose así una leyenda todavía más morbosa en torno a su polémico libro.

 

Yo sólo digo que, hoy en día, es una novela muy bestia, a bastante distancia de casi cualquier cosa que puedas encontrar en librerías, incluso dentro de las propuestas más gamberras. Si ahora ya es difícil de leer, no quiero pensar como tenía que ser en 1946, cuando se publicó originalmente. Todo en la novela queda supeditado a las ganas de provocar, torciéndose cualquier sentido de la trama ante la nueva bastardada que se le acaba de ocurrir a Vian. ¿Qué tal cepillarse a unas niñas? Póngame dos. ¿Tirar a un perro por la ventana? Sin problema. ¿Un chockinggasm hasta las últimas consecuencias? ¡Cómo no! Evidentemente, el protagonista Lee Anderson es un mero instrumento para hacer pasar las páginas. Vian no se molesta en añadirle desarrollo o coherencia, cumpliendo sólo en ser muy retorcido, tener mala leche y estar más caliente que el palo de un churrero.

Lo que sorprende, en cambio, es que sí se hace un esfuerzo en que Escupiré sobre vuestra tumba pueda pasar como novela sureña: se copia el estilo narrativo, se acierta con la descripción de la sociedad y las actitudes de gran parte de los personajes. Se nota que Vian se había leído mucho el género y sabía QUÉ está escribiendo. Así, pervertir todos los tropos posibles se tornó algo fácil y que, además, pudiera pasar por una novela genuina a falta de algún repaso de edición. Vamos, que coló durante un buen puñado de meses.

Escupiré sobre vuestra tumba no es una novela a disfrutar. Es desagradable y zafia hasta decir basta, pero lo hace por un ¿buen? motivo. Es una morrocotuda gamberrada hecha con muchas ganas de tocar las narices, cosa que consiguió con creces. Quizás mejor acercarse a él con intenciones de historicidad y conocer una historia curiosa que con la idea de pasar un buen rato. Total, si se acaba leyendo en dos tardes…

 

Nota: N/A

Nota goodreads: 3.6/5 

jueves, 6 de abril de 2023

Batman del futuro

Mira, hacía tiempo que una serie se pasaba por aquí. Hoy tenemos una de las series que más me hicieron disfrutar en mi juventud, cuando cada fin de semana el Canal+ me traía un nuevo capítulo de las aventuras de Batman del futuro, nombre que tuvo aquí la serie animada de Batman beyond.

No negaré lo mucho que me sorprende la diferencia de criterio que DC ha mostrado con su universo animado respecto a las películas de acción real. En animación hay MUY buenas cositas, incluso una propuesta menor como de la que voy a hablar hoy, surgida a raíz del éxito de la serie animada de Superman (que a su vez tenía origen en la estupenda serie de Batman y su exitazo indiscutible). Ya imagino que eso de traer una serie poco recordada de 1999 no es la cosa más lógica del mundo, pero bueno, demuestra que uno está al día de lo que es popular y lo que no (jé).

Así, nos situamos en Gotham City, unos cuarenta años en el futuro (oficialmente, 2039). Se cumple el vigésimo aniversario de la retirada de Batman y la ciudad vuelve a ser presa del crimen y el miedo. Bruce Wayne hace amago de volver, pero los años no pasan en balde y ya está demasiado viejo para luchar contra los malos. Muy a su pesar, tendrá que reclutar a un chaval talentoso, Terry McGinnis, no para ser Robin, sino para sucederle como el justiciero enmascarado, convirtiéndose en un nuevo Batman con todas las armas que provee el desarrollo tecnológico más avanzado.

Aparte de la modernización de Gotham, el mayor hallazgo de esta serie es el intercambio de papeles que se produce, al provocar que Bruce Wayne (Batman) sea el viejo (o no tanto) que debe quedarse en la BatCueva en tareas de apoyo, mientras el impetuoso Terry (que en otra época habría sido un Robin muy molón) es el que tiene que dar el callo y pegarse con los malos. Resulta muy gracioso el tira y afloja entre uno y otro para ver quién tiene la voz cantante en cada una de las historias que se van presentando. A lo largo de tres temporadas veremos como los roles van evolucionando, pues al inicio Bruce es el amo y señor, pero pronto su alumno querrá más independencia.

Otro de los detalles a valorar es que, al tratarse de un futuro del universo del murciélago, todos (o casi) todos los villanos tradicionales de la franquicia están viejos o enterrados, por lo que los guionistas deben crear una nueva panoplia de antagonistas. Son bastante imaginativos y funcionan aceptablemente, con algunos cameos quizás inesperados y otros obviamente inspirados en referentes que conocemos. Para los más completistas, existe una película que juega con el retorno del Joker que conocemos (el de la serie animada) al año 2039, enfrentándose al nuevo Batman y descojonándose del otro que se le ha hecho viejo. La premisa es muy loca y la tienes que comprar un poco porque sí, pero una vez lo aceptas, la película es muy entretenida.

A grandes rasgos, la serie juega al procedimental con estilo Mentalista. Hay una trama general que se va desarrollando de fondo a lo largo de las tres temporadas (quién es el asesino del padre de Terry), pero a grandes rasgos, cada capítulo es autoconclusivo, rematando en 20 minutitos una trama con un malo, un problema a resolver, un poco de acción, un final feliz más o menos graciosete y una frase aquí o allá que pone luz (o no) a la trama de fondo. Así, el orden en que se ven los capítulos tiene poca importancia, más allá de estar atento de quién es la pareja del momento de Terry. Esta reducida longitud provoca que apenas se pueda profundizar en ninguna trama, desarrollándose el argumento a tó meter porque tienen que cerrar en muy poco metraje, sin dar tiempo apenas a profundizar en nada. En muchos casos, 4-5 minutos más para tomarse las cosas con calma se hubieran agradecido. No entro siquiera a considerar que una trama pudiera durar 2-3 capítulos, claro.

Y como no puede ser de otra manera en una serie, tenemos un final con polémica. Una vez han acabado con la trama de asesinatos que es el detonante argumental, comprobamos que quedan 4-5 capítulos más, ¿qué ocurre? Pues que en aquella época, DC tenía un universo animado compartido con toda su gente (Superman, Wonder Woman, Liga de la Justicia). Entonces, hacen un buen crossover con una Liga de la Justicia 2039 con una serie de episodios  que conforman un único arco argumental que, probablemente, es el mejor de toda la serie y deja con unas ganas enormes de conocer más qué ocurrirá en la cuarta temporada. Sin embargo, DC decidió que no le rentaba seguir con estas producciones y chapó todo el contenido del tirón. No es que lo dejara a medio cliffhanger, que habría sido mucho peor, el final es un desenlace. Sin embargo, aumenta las expectativas de una prometedora nueva temporada que nunca llegó y claro, eso no acaba de sentar bien.



Al final, ¿Qué tenemos? 3 Temporadas para un total de 52 episodios de 20 minutos (17h 20min) que, a día de hoy, se pueden ver en HBOmax.

Batman del futuro es una aproximación distinta al personaje del murciélago que tiene todo lo bueno de Batman: acción, personajes carismáticos, malos con gracia y un enfoque futurista que funciona estupendamente. Cualquier fan de la franquicia pasará un puñado de buenos ratos con esta serie. Adolece de tener veinte años bien buenos, con todo lo que ello implica en animación, estética y tratamiento de los personajes, además de su estructura procedimental que juega un poquito en su contra a la hora de ganar trascendencia.

 

Nota: 7 para las tres temporadas. Entra fina y se olvida con la misma rapidez. Un soplo de aire fresco con un Batman sin muchas taras mentales.

Nota Traktv: 78//78//80% para un total de 79%