Estos días tontos de verano hace tanto calor que hay días
que uno no sabe que ver. Paseas por lo que tienes disponible y, mira, “Juan de
los Muertos”, una de zombies. Por un lado, perezote. El género zombie está más
que trillado y se hace dificil encontrar alguna propuesta diferente, que aporte
un mínimo de frescura a los no-muertos. Recordaba, no obstante, que esta
película había sido nominada para concurso en Sitges, por lo que algo decente
tendría.
“Juan de los muertos, asesinamos a sus seres queridos”.
Con esta premisa parte lo que estaba buscando, una de zombies diferente. Es
como ver una película de vampiros ambientada en Irán (que la hay, y muy buena,
por cierto). ¿Cuántas veces habéis visto una de zombies ambientada en la cuba
comunista? Aunque muy deudora de la Zombies Party (Shaun of the dead), de
Wright, esta gamberrada surrealista sabe mantener un toque peculiar que sólo
puede darse en la isla caribeña.
El filtro de la sociedad cubana, muy diferente de la
típica sociedad yanqui en que se ambientan estas películas, hace que las
reacciones de los protagonsitas ante el apocalipsis zombie sean de lo más
curioso. En un primer momento, todos se giran a enterarse de la versión de la
realidad que da el Gobierno (¿Son Zombies? ¡NO! ¡Son disidentes yanquis!), pero
luego, cuando la cosa se sale de madre definitivamente, los protagonistas, como
buenos cubanos, hacen de tripas corazón, suspiran con resignación y montan un
pequeño negocio trapicheando dólares a cambio de asesinar a los seres queridos
transformados. Después de todo, si han sobrevivido a nosecuantos planes
quinquenales, a un embargo muy simpático y todos los problemas habidos y por
haber, ¿qué van a hacer unos cuantos zombies contra Juan y sus compañeros
supervivientes? La reacción de los personajes es realmente descacharrante, con
un pragmatismo que da lugar a algunos gags ciertamente brillantes. Muy
cachondos y un poco bastardos, a su modo.
No obstante, la película peca de tener un desarrollo
predecible, que pasa por todos los tópicos del género. Esto tampoco es que vaya
a pillar por sorpresa a nadie, supongo, pues la gracia es pasar por ellos a
través del filtro cubano que hace del film un ejercicio diferente y curioso. A
ver, la película es una chorrada gigantesca, no hay que buscar lo que no es
(po’ favo’).
La simpatía que remata esta cachonda es el desparpajo con
que actúan los personajes principales, Alexis Díaz de Villegas o Jorge Molina.
La camaradería con el compadre de toda la vida, la extraña relación entre el
afeminado y el cachas que no puede ver sangre da lugar a un puñado de zarpazos
de humor maravillosos. Caso aparte es el papel de la actriz femenina, una
Andrea Duro que apenas hace que servir de mero florero, sin ser capaz de sacar
partido de los momentos inspirados que el guión le da.
Como no puede ser de otra manera, en una película de
zombies que se precie vamos a tener nuestra dosis de cabezas reventadas, brazos
cortados, higadillos colgando y sangre por todos lados. No podría faltar, como
no. Sin embargo, en este caso no se hace un especial regodeo ni se busca
gratuitamente la casquería desagradable, sino que se usa muchas veces como
objeto de mofa, dando lugar a algunos chistes tremendísimos.
Dentro del género se trata de una propuesta descarada,
fresca, a la par que pasada de rosca, pero realizada con corrección, lo que la
convierte en una experiencia entrañable, entretenida. Es bien capaz de hacerte
pasar un rato tan bueno como seguro han tenido los creadores al rodarla. Si los
zombies son lo tuyo y estas algo harto de lo mismo… Dale la oportunidad a Juan
de los Muertos, te reirás con ganas.
Nota: 7
Nota filmafffinity: 5.7
Como prueba de la inusual calidad de este proyecto, fue
premiado con el Goya a la mejor película latinoamericana. UNA DE ZOMBIES CON UN
GOYA. CON UN PAR.
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