jueves, 29 de diciembre de 2022

Tren a Busán

Y ahora, por fin, la que fue la última película prevista en el frustrado programa de zombis que nunca llegamos a grabar. Como siempre, me he entretenido demasiado para reseñarlas todas rápido, pero bueno, por lo menos acabamos con una propuesta moderna, que en muchos casos es canónica, pero sí tiene ciertos elementos refrescantes que la elevan dentro de su género.

A primera vista, tenemos un apocalipsis zombi más, con la salvedad que ocurre en Corea del Sur, centrándose en las andanzas de un tren-bala infestado de zombis que se dirige a Busán. Así, en este ambiente claustrofóbico, tendremos a un puñado de resignados humanos que harán todo lo posible por sobrevivir.

¿Qué tiene de original para lo que petara tanto? Primero de todo, que todos los elementos fílmicos están en su sitio, algo fuera de lo normal en el género. Los actores tienen personajes que interpretar y saben  lo que hacen, el guión aporta profundidad y ciertos motivos a los hechos que ocurren, el director mantiene un buen sentido del ritmo a lo largo de sus minutos, presenta escenas variadas con sus dosis de complejidad y efectismo en su puesta en escena, concluyendo en un clímax satisfactorio.

De por sí, sería una película a considerar, pero es que además, tiene la gracia de presentar al peligro zombi como HORDA de una manera que no habíamos visto en mucho tiempo. Coge la idea de los zombis rabiosos de 28 días después y la lleva al límite generando una masa de no-muertos que avanza arrasando a su paso. Deja boquiabierto en sus primeras apariciones y no deja de impresionar a medida que transcurren los minutos. Si quieres terror, aquí hay algo impactante (que no es poco).

Sorprende (o quizás no) que se tratase de la primera película de acción real de Sang-ho Yeon, que apenas contaba con un par de películas de animación a sus espaldas. No las conozco de nada, pero tienen una nota decente, por lo que tocará echarle un ojo en algún momento. El director toma una serie de decisiones para con la película (no da explicaciones, no muestra el origen, etc) que se muestran acertadas en el devenir del metraje, haciendo que las escenas de tensión se sucedan a buen ritmo sin excesivos fallos. No se ssale demasiado (o muy poco) del manual, pero tampoco se mete en follones y, sin errores, ofreciendo una odisea que va del punto A al Y con un montón de Z (ombies) en el camino.

Al final, 120 minutos que te pegan bien al asiento con una lucha por la supervivencia que resulta ser muy atractiva. Peca de previsible y quizás no satisfaga a los curtidos del género, pero seguro que cualquier profano gozará sufriendo con los protagonistas. Igualmente, el entretenimiento está asegurado.

Y es que al final, todo se complementa para ofrecer un divertimento de primera. Quizás no ofrece nada “nuevo”, pero Tren a Busán toma todos los tropos del género y los mezcla con talento, haciendo bien su trabajo, con el consiguiente resultado de una película muy disfrutable, incluso si el terror no es lo tuyo. SI es que al final, lo único que se necesita para tener buen cine es alguien que sepa qué hacer tras las cámaras y algo de presupuesto para que la puesta en escena esté a la altura. Incluso con zombis por medio.

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.8 

sábado, 24 de diciembre de 2022

El regreso de los muertos vivientes

En esta tercera película del especial de zombis que nunca hicimos viene uno de los referentes del género en los 80. Esto lo puedo decir a posteriori, después de investigar un poco, porque la verdad es que desconocía la propia existencia de esta película U.u.

Lo que podemos decir desde un primer momento es que la película es muy gamberra. Parte (con todo el descaro) de ser una continuación no oficial de La noche de los muertos vivientes de George A. Romero. Considera sus hechos como acaecidos en el pasado, cuyos cadáveres acabaron en la funeraria donde trabajan los dos torpes empleados, los cuales acabaran provocando un nuevo apocalipsis zombi que destrozará la tranquilidad de la pequeña ciudad donde ocurren los hechos.

Se trata de una de las pocas películas de Dan O’Bannon, uno de los referentes en los efectos especiales de los 80. Aquí recoge los tópicos del cine del género y les pega una pequeña vuelta de tuerca que asienta la imaginería de los zombis que tenemos hoy en día. Si hace un tiempo comenté que el género post-apocalíptico Mad Max surge de la segunda parte y no de la primera, los tropos zombis toman como inspiración El regreso de los muertos vivientes: la plaga como una enfermedad contagiosa “tras la muerte”, la búsqueda de cerebros de los que alimentarse, la alarmante inmortalidad del no-muerto, cierta capacidad de organización como horda… Elementos que encontramos aquí reunidos por primera vez. También es la primera vez que hay dos tipos de zombis, los “normales” y lentos y otros que son rápidos, feroces y con inteligencia, aumentando enormemente su peligrosidad.

Además, todo ello aderezado con gags de puro humor ácido que añaden cierta frescura a su visionado, con gamberradas bastante salvajes como la fiesta punk en el cementerio (con desnudo más que gratuito), muertos vivientes especialmente inmortales y cabrones y diálogos impagables como el del zombi atado a la camilla incapaz de alimentarse.

Esto no quita, no obstante, que la gran mayoría de los minutos se pasan con un puñado de personajes encerrados en la funeraria sin que ocurra nada de importancia. Además, esta vez sí, la manera de avanzar la trama es a base de que alguien haga algo estúpido, lo que acaba produciendo algo de pereza. Quizás es que venía muy a seguido de la anterior película y no he acabado de entrar en mucho de los chistes, pero ésta me ha parecido inferior en muchos aspectos, por lo que no la he disfrutado tanto como pudiera haber sido sin el empacho zombi que arrastro.

Por otro lado, me encanta el final SPOILER Una bomba nuclear que esconde el problema y lo soluciona radicalmente, un botón, 4000 víctimas, y se acabó el problema que llevaba sin resolverse desde hacía años... Maravilloso, imprevisible y para quitarse el sombrero, me ha encantado. FIN DEL SPOILER

Otra vez, un referente dentro del género, que se gasta unos chistacos muy salvajes incluso hoy en día. Acierta con un acercamiento fresco al género zombi, asentando las bases de lo que sería el género en los siguientes 15 años. A pesar de que funciona como película de terror, me falla en ritmo y tensión para funcionar más allá de como referente de una época, visitándose más por motivos formativos que como disfrutable.

 

Nota: 4

Nota filmaffnity: 6.2 

jueves, 22 de diciembre de 2022

No profanar el sueño de los muertos

Y he aquí la segunda película del especial de zombis que nunca realizamos. Una obra muy nuestra, aunque hay de media Europa por aquí dentro.

Estamos en Inglaterra, a muy principios de los años 70. Una chica cualquiera de ciudad va a visitar a su hermana, que está en una clínica de rehabilitación. Un incidente le cruza en el camino de un motorista de mal vivir, que complicará todavía más su vida cuando se vean implicados en una serie de asesinatos. Ah, y encima hay un apocalipsis zombi.

¿Y aquí de dónde salen los zombis? Pues que el Gobierno está poniendo en práctica una nueva máquina con la que hacer huir a los insectos de las cosechas. Lástima que también resucita a los muertos, que vienen con ganas de marcha. Es un recurso curioso, que además permite conectar/desconectar a los zombis según tenga interés el guión, lo que da lugar a un puñado de escenas bastante tensas muy bien aprovechadas.

A pesar de un presupuesto ridículo, la película realiza una curiosa mezcla de cine de zombis y de asesinatos en la que las peripecias para librarse de los no-muertos se mezclan con la investigación policial de un concienzudo e implacable policía. Quizás es “poco zombi”, pero se las arregla para presentar situaciones originales y escenarios inesperados en un género que por entonces apenas daba sus primeros pasos. Encontramos aquí escenas bastante icónicas, un inesperado uso de la cruz como repelente de zombis y, sobretodo, una historia con pocas fisuras, que piensa bien todo lo que quiere mostrar.

Sorprende encontrar una película de este género en este país y esta época. Que sí, que el capital es italiano, está rodada en inglés y situada en Manchester, pero el director es una de las referencias del terror hispano y aquí tenemos uno de sus motivos. Puede que sea una muesca más de la Italiaxplotation de la época, pero es de los engendros que luego están bien paridos. Incluye escenas de gore bastante salvaje que incomoda más incluso que la mítica película de Romero (sin ser muy posterior). No dudo que en la época tuvo que revolver muchos estómagos.

También es de destacar que la película se toma su tiempo para que conozcamos el carácter de los dos personajes principales. Muy diferentes, pero bien retratados, coherentes de acuerdo con la manera de ser mostrada y sin necesidad de hacer tonterías para que la trama avance. Lástima que la calidad del resto de actores brille por su ausencia, pero después de todo, la propuesta tiene la modestia que tiene.

Se me hace curioso encontrar un subtexto ecologista, pidiendo que el ser humano deje a la naturaleza en paz para evitar que ésta se rebele. También se nota un feroz y poco disimulado alegato anti totalitario, que se puede ver claramente en el demonizado e implacable estamento policial, que sorprende que pudiera esquivar la censura de la época.

Vista hoy en día, puede provocar carcajadas involuntarias. Si una cinta modesta de este siglo ya nos parece cutre, una propuesta de presupuesto ridículo de hace 70 años es casi entrañable. Las escenas de “acción”, la manera de interpretar a los personajes, el ritmo… son de otra época y es necesario cierto esfuerzo por parte del espectador para introducirse en la película. Que ésta es apreciable y se puede disfrutar, sin duda, pero para un profano puede ser especialmente ajena. No entro en el detalle de cómo ha cambiado la moda que, bueno, eran otros tiempos.

En conclusión, No profanar el sueño de los muertos merece el respeto que se le debe a los pioneros (que no es poco). Una propuesta de cine de zombis especialmente cruda y desasosegante para la época que exprime con sorprendentes efectos los pocos recursos de los que dispone, convirtiéndose en influencia de un chillón de proyectos que vinieron a continuación. A pesar de sus defectos, sorprende con un guión con empaque y provee de buen espectáculo zombi para su público afín.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 6.2 

jueves, 8 de diciembre de 2022

Un lugar tranquilo 2

Pues hete aquí que ésta no es una película de zombis. Simplemente la vi entremezclada con el empacho de no muertos que se viene. Que sigue siendo terror, pero aquí hay aliens y no comedores de cerebros.

Hace ya algunos años, un director canadiense sorprendió con una película de terror que daba un poco de vuelta al concepto de cómo asustar, quitando la musiquita inquietante a cambio de otorgar una importancia descomunal al propio sonido ambiente. Conseguía acojonar sin necesidad de jumpscares, pegándote el culito al asiento a base de silencios. Con una propuesta modesta, se las arregló para generar una película muy bien parida que triunfó a lo bestia, por lo que era obvio que vendría alguna secuela.

Así, tenemos más desventuras de estos aliens ciegos que detectan a sus víctimas a través del ruido. Lo más curioso de todo es que la segunda película - ésta – empieza justo después de acabar la anterior. Ni “han pasado unos meses” ni tal. Al día siguiente, tenemos más follón. Y no se molesta en recapitular. Tira pa’lante y ya te apañarás.

Sí que te hace un “cómo empezó todo”, mostrando los primeros días de la invasión alienígena que ha acabado con la sociedad humana, que es algo que algunos echaban de menos conocer. Son 10 minutos que ya sabes cómo van a acabar, pero no por ello dejan de funcionar. Luego, volvemos a tener las desventuras de la familia – con las bajas provenientes de la anterior película – que lucha por sobrevivir en un entorno hostil. Si acaso aquí hace un (muy) pequeño cambio de registro, pasando de una monster movie al género post-apocalíptico, pero en sí, es una repetición de fórmula mucho más a lo grande.

Y otra vez, lo mejor son los juegos de sonido y, también, la particularidad de tener a un personaje sordo (mis felicitaciones a la niña actriz), especialmente cuando nos hacen “oir” lo mismo que ella. Esto aumenta mucho más la tensión, ya que no somos conscientes de cuándo se está haciendo ruido, con todo lo que ello implica. Emily Blunt y Cillian Murphy encarnan a los dos adultos protagonistas con acierto. Si bien es inusual en este género, se nota que son dos buenos actores y el guión dota de un perfil característico a sus personajes, por lo que hay de dónde sacar.

Como extra dentro de la trama, se hace hincapié en el duelo ante la pérdida de los seres queridos y cómo unos y otros afrontan los hechos. Es poco habitual que el guión quiera contar más cosas que una historia de terror al uso y se agradece, además de tratarse con acierto. El ritmo al que van sucediendo los giros de guión está bien conseguido y funciona a su modo, sin que ningún personaje tenga que hacer estupideces para que la trama avance. A la que te paras a pensar tiene sus inconsistencias (bien grandotas), pero el armazón mantiene el tipo durante el visionado.

No inventa ya nada, siendo una película de terror quizás más predecible y convencional que su predecesora, pero se mantiene funcional, generando la tensión y los sustos que se le pide a un proyecto de este estilo. Especialmente destacable es el juego a dos bandas de montaje paralelo con el que nos torturan un par de veces, incomodando al más pintado (aunque haga sus trampitas en el proceso). Por momentos parece que se va a ir al tropo de “El monstruo es el hombre”, pero a la hora de la verdad ni lo llega a plantear, por suerte. Dentro de una propuesta menor como se plantea esta película, funciona dentro de lo que plantea.



Un lugar tranquilo 2 no es más que el “más de lo mismo, pero a lo grande” típico de las secuelas, pero cumple con lo que se espera de ella. Aprovecha el silencio como un abracadabra con el que incomodar al espectador, además de buscar formas inesperadas con las que inquietar. Se agradece que, en su mayoría, todos los personajes tengan un comportamiento sensato (con más o menos mala suerte). Si gustó la primera, aquí también acertarás. Y si no has visto la primera, quizás vale la pena echarle un ojo.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 6.4

martes, 6 de diciembre de 2022

One cut of the dead

 Ahí en el podcast de Cinéfagos nos pasa a veces que nos envalentonamos a pensar especiales que luego no grabamos. Esto provoca que me pegue un empacho de películas de una temática o director, para luego no usarlas en el programa. Y esto es lo que me ha pasado con un especial de cine de zombis que luego nunca hicimos. Abríamos con One cut of the dead.

Nos situamos en la grabación de una película de serie Z en la que un grupete de esforzados trabajadores intenta rodar una de zombies en una planta industrial abandonada. Como no puede ser de otra manera, la grabación se ve interrumpida por un apocalipsis zombi que provocará un puñado de equívocos y otras muertes esperpénticas.

Se trata de una película de presupuesto ridículo pero llena de ingenio, donde se conjuga un poco de terror y chistes muy absurdos con el cine dentro de cine (cosa que siempre me encanta), en un mejunje muy raruno que funciona estupendamente. Puede que haya zombies, alguna cabeza volando y grotescos chorros de sangre, pero ante todo, One cut of the dead es una COMEDIA y eso es algo que no olvida. Claro que son japoneses y su humor es el que es, pero son bien capaces de dejarte el culo bien torcidito.

En ese sentido, el reparto está tan sobreactuado y se flipa tanto que no hace sino reforzar el efecto de locura ante lo que estamos viendo. Así que bueno, cero quejas en este apartado.


El One cut del título es, en efecto la toma única de 30 minutos que vemos inicialmente. Ojo ante la dificultad de la propuesta de la película y los pocos medios con las que la llevan a cabo, aquí hay un trabajo de artesanía muy bien ejecutado. Luego, se produce un girito y volvemos a ver “lo mismo pero diferente”, y así hasta una tercera vez. Esta repetición es la que llena de originalidad a la película, una acrobacia quizás innecesaria, pero que si la compras, te permite gozar lo que no está escrito. Quizás tiene el problema que el primer round es el más flojo, pero luego es canelita. Lo dicho, empieza como una historia de terror al uso y, a medida que avanza, se va transformando en una carta de amor al cine con tanto fervor y respeto que se hace entrañable, queriendo a todos y cada uno de los personajes.

En fin, una idea tremenda, ejecutada con gracia y cariño. Le faltaría un poco de presupuesto, pero quizás este cine de guerrilla no habría sido tan efectivo. Siempre se agradece ver cómo en un género tan trillado como éste todavía se pueden hacer aproximaciones novedosas. Se nota (y me encanta cuando se transmite así de bien) que hay pasión por el cine, por un proyecto difícil y placer al hacer un trabajo bien hecho. La película puede dar un poco de asquete al inicio pero es que los últimos quince minutos se acogen con una sonrisa tan agradable que te deja un calorcito en el alma de lo más lindo (¡y en una de zombis!).

Dentro del podcast habríamos destacado su frescura, su manera de hacer cosas tan original y, no dudo ni por un segundo, que habrían habido un buen puñado de chistes en torno al zumbado del director de la película (la que están rodando, me refiero, puntazo de personaje).

Una peli de zombies de 2017 que es DIFERENTE. Eso ya de por sí hace que se debiera valorar. Además, es una comedia con muy buenas ideas, destila buen rollo (¡sí!) y mucho cariño por el cine, con lo que siempre se las arregla para tocar la patata con ternura. Una cosa raruna que se puede convertir en tu favorita a la que te coja con buen pie.


Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.1

jueves, 1 de diciembre de 2022

El portador de la Noche (Graham McNeil)

Me di cuenta de que tengo la mayoría de libros de la saga de Uriel Ventris menos los dos primeros, que sí que tengo en la estantería. ¿Quizás es hora de completar todos, no? NO, no voy a volver a leer los 6 libros, sólo los que no tengo reseñados.

Título: El portador de la noche

Autor: Graham McNeil

Título original: Nightbringer

Traducción: Juan Pascual Martínez

“Uriel Ventris, recién ascendido a capitán de los ultramarines, recibe la orden de intervenir en la investigación efectuada en el planeta Pavonis, un mundo imperial azotado por disturbios internos y por piratas éldar renegados. Sin embargo, nada es lo que parece, y hay planes que ocultan otros planes. Uriel y sus aliados se verán obligados a comenzar una mortífera carrera contrarreloj para acabar con su siniestro y escurridizo enemigo… o deberán destruir por completo el planeta por el bien de la humanidad.”

 Primer libro de Uriel Ventris y uno de los primeros de Graham McNeil en la franquicia. Aquí se muestra como un escritor con cara y ojos al conseguir escenas divertidas, con humor negro bien metido, cuando son cualidades que no se aplicarían a los Ultramarines.


Y es que los Ultramarines son los más marines y más marines de los Marines Espaciales. Descritos habitualmente como los más cuadriculados y devotos del reglamento por el reglamento, se hacía difícil pensar en tener un protagonista carismático no especialmente acartonado. Pero con Uriel Ventris lo consigue, creando para la franquicia lo que yo llamo el síndrome del Marine Protagonista.

Hace gracia comprobar como Pasanius o Learchus (los dos “amigos” de Ventris dentro del Capítulo son cuadriculados, siempre pensando en lo que debe pensar un Marine y no concibe algo como saltarse las normas. En fin, más tiesos que un palo y no precisamente muy dotados para protagonizar una historia. Sin embargo, Ventris es diferente. Por alguna razón de trasfondo (siempre se explica), este Marine es algo inadaptado, rarito, pensando en alternativas para hacer las cosas… Lo cual no le ha impedido progresar en la organización, porque bueno lo es un rato largo, claro. Pero son justo esas cualidades “inusuales” las que le convierten en un personaje bastante más humano y, por tanto, más adecuado para protagonizar una historia que debamos leer. Cuando pasa una vez, mola, pero cuando compruebas que ocurre en prácticamente todas las novelas de Marines Espaciales, se les acaba viendo un poco el plumero.

En El portador de la noche tenemos un argumento a tres bandas la mar de liado que exige bastante al lector, algo bastante poco habitual en esta colección. Esta búsqueda de complejidad no impide tener acción de primera, con todo lo que debe de tener una novela de este tipo. A McNeil se le dan bien los fuegos artificiales y se queda bien a gusto.

Pero sí, en este primera entrega vemos como Uriel Ventris y su mejor amigo Pasanius (y su inseparable lanzallamas) luchan contra cultistas del caos, mientras sobreviven a intrigas políticas y a un asesino en serie suelto por ahí. Ah, y está también el Portador de la Noche (uno de los malos malosos de los Necrones) que la lía por donde pasa. Mucha chicha bien tratada que mola un puñado. El único problema con este libro es que si no conoces el trasfondo del Universo del Wh40k te vas a perder un poquito mucho. Después de todo, las servoarmaduras, bólters, espadas sierra y éldars no son palabras de uso común para alguien poco avezado al mundillo.

Por otro lado, esta novela se acuerda muy bien de representar cómo se comporta un Marine para con los humanos normales. Desde su pedestal, no pudiendo evitar considerar inferiores a esos seres que son conscientes que deben proteger, pero al mismo tiempo lamentándose por tener esos pensamientos que sabe que no son correctos. Esto lo usa con mucha habilidad a medida que toda la trama política se desarrolla y no sabemos quién es de fiar y quién es un traidor al Imperio. Me encanta cuando estas cosas se hacen bien.

Y es que tampoco se olvida de hacer tridimensionales a los secundarios humanos. La Gobernadora Sholai debe afrontar un papel que le viene grande, pero que aun así hace lo que puede por hacer lo correcto para su pueblo, sin por ello dejar de pensar en la importancia de su persona, claro. Admirada y asustada con la presencia de los Marines, en ningún momento se pierde la impresión que da de “A mí no me criaron para estos berenjenales”, sin que por ello pierda un ápice de competencia, como nos ocurriría a todos (ejem) en un brete similar.

También se debe resaltar al apocado Alto Cargo del Administrarium (Jé) Barzano. De perfil muy bajo, concienzudo con los números y perdido en sus tecnicismos, por momentos recuerda a cómo sería un tecnosacerdote. Con pocas habilidades sociales, parece ser el único que se lleva bien con los Marines y, además, se las arregla para estar siempre en todos los fregados. Indudablemente, tiene su secretito, cosa que en su momento me pilló completamente de sorpresa. Ahora, en esta relectura, me ha parecido MUY obvia en las páginas anteriores a su revelación. Cosas de haber leído mucho más, claro.

 Como buena tarjeta de presentación en la franquicia, McNeil pone de todo, y bueno. Además de una trama bastante elaborada que se realiza a tres bandas, nos mete la acción grandilocuente típica de la franquicia, multitud de personajes distintivos, y variando en su crudeza en función de quién y dónde estén las tortas. No se deja un posible escenario: batallas campales, luchas urbanas, asedios desesperados, peleas de naves espaciales, escaramuzas confusas… Que la hora de fliparse, pocos de la franquicia lo hacen con tanta consistencia como Graham McNeil.

Una novela muy consistente, de la que se entiende porqué salió una saga completa de seis libros con ella. Si bien puede ser agreste para un profano, contiene todo lo que uno desearía encontrar en una novela de la franquicia: Buenos personajes, conspiraciones políticas y batallas de primer nivel. Así da gusto leer estas cosas.

 

Nota: 8

Nota goodreads: 3.74/5