jueves, 22 de diciembre de 2022

No profanar el sueño de los muertos

Y he aquí la segunda película del especial de zombis que nunca realizamos. Una obra muy nuestra, aunque hay de media Europa por aquí dentro.

Estamos en Inglaterra, a muy principios de los años 70. Una chica cualquiera de ciudad va a visitar a su hermana, que está en una clínica de rehabilitación. Un incidente le cruza en el camino de un motorista de mal vivir, que complicará todavía más su vida cuando se vean implicados en una serie de asesinatos. Ah, y encima hay un apocalipsis zombi.

¿Y aquí de dónde salen los zombis? Pues que el Gobierno está poniendo en práctica una nueva máquina con la que hacer huir a los insectos de las cosechas. Lástima que también resucita a los muertos, que vienen con ganas de marcha. Es un recurso curioso, que además permite conectar/desconectar a los zombis según tenga interés el guión, lo que da lugar a un puñado de escenas bastante tensas muy bien aprovechadas.

A pesar de un presupuesto ridículo, la película realiza una curiosa mezcla de cine de zombis y de asesinatos en la que las peripecias para librarse de los no-muertos se mezclan con la investigación policial de un concienzudo e implacable policía. Quizás es “poco zombi”, pero se las arregla para presentar situaciones originales y escenarios inesperados en un género que por entonces apenas daba sus primeros pasos. Encontramos aquí escenas bastante icónicas, un inesperado uso de la cruz como repelente de zombis y, sobretodo, una historia con pocas fisuras, que piensa bien todo lo que quiere mostrar.

Sorprende encontrar una película de este género en este país y esta época. Que sí, que el capital es italiano, está rodada en inglés y situada en Manchester, pero el director es una de las referencias del terror hispano y aquí tenemos uno de sus motivos. Puede que sea una muesca más de la Italiaxplotation de la época, pero es de los engendros que luego están bien paridos. Incluye escenas de gore bastante salvaje que incomoda más incluso que la mítica película de Romero (sin ser muy posterior). No dudo que en la época tuvo que revolver muchos estómagos.

También es de destacar que la película se toma su tiempo para que conozcamos el carácter de los dos personajes principales. Muy diferentes, pero bien retratados, coherentes de acuerdo con la manera de ser mostrada y sin necesidad de hacer tonterías para que la trama avance. Lástima que la calidad del resto de actores brille por su ausencia, pero después de todo, la propuesta tiene la modestia que tiene.

Se me hace curioso encontrar un subtexto ecologista, pidiendo que el ser humano deje a la naturaleza en paz para evitar que ésta se rebele. También se nota un feroz y poco disimulado alegato anti totalitario, que se puede ver claramente en el demonizado e implacable estamento policial, que sorprende que pudiera esquivar la censura de la época.

Vista hoy en día, puede provocar carcajadas involuntarias. Si una cinta modesta de este siglo ya nos parece cutre, una propuesta de presupuesto ridículo de hace 70 años es casi entrañable. Las escenas de “acción”, la manera de interpretar a los personajes, el ritmo… son de otra época y es necesario cierto esfuerzo por parte del espectador para introducirse en la película. Que ésta es apreciable y se puede disfrutar, sin duda, pero para un profano puede ser especialmente ajena. No entro en el detalle de cómo ha cambiado la moda que, bueno, eran otros tiempos.

En conclusión, No profanar el sueño de los muertos merece el respeto que se le debe a los pioneros (que no es poco). Una propuesta de cine de zombis especialmente cruda y desasosegante para la época que exprime con sorprendentes efectos los pocos recursos de los que dispone, convirtiéndose en influencia de un chillón de proyectos que vinieron a continuación. A pesar de sus defectos, sorprende con un guión con empaque y provee de buen espectáculo zombi para su público afín.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 6.2 

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