Hacía
tiempo que una saga no se pasaba por aquí. Hoy toca repasar la trilogía de los
Caballeros grises de la Black Library, tres libros escritos por Ben Counter con el objetivo de llenar el hueco de trasfondo que había sobre el ejército de
la Inquisición de Wh40k. Es decir, se trata de una serie de novelas claramente digestivas que siguen la política de la editorial respecto a las líneas de ejército de la
franquicia: cada una de ellas debe tener su trilogía de libros para que el fan correspondiente pueda saciar sus ansias de vicio. Cada mes sale un libro nuevo (aprox.),
escrito habitualmente por encargo, intentando cubrir todos los frentes
posibles. Posteriormente, las mejores sagas se expanden para aprovechar el
éxito, como es el caso de los Fantasmas de Tanith, o la vida de Uriel Ventris
de los Ultramarines.
En
este caso, se trata de una saga de los Caballeros Grises. Éstos son los Marines
Espaciales de la Inquisición, es decir, los que se meten en los berenjenales
más escabrosos y que tienen que luchar contra las bestias más inmundas y
feroces. Por ello, normalmente son escogidos de entre lo mejor de lo mejor de
los ejércitos de Marines Espaciales “normales”, sometidos a entrenamientos
todavía más exigentes y, los que sobreviven, formarán parte de estas unidades
de súper-élite.
Normalmente,
estas sagas siguen un hilo común, una historia que, como buena obra en tres
actos, contienen un planteamiento (que funciona como stand alone, por si acaso), una segunda parte donde se realiza el
nudo (normalmente a raíz de una rivalidad surgida en la predecesora) y finalmente,
en la tercera parte se concluye la historia con el enfrentamiento final contra
el archirrival, cuya enemistad ha alcanzado cotas épicas, cuyo te deja con un
gustirrinín muy agradable (siempre dejando una puertecita por si hay que
alargar la historia).
Sin
embargo, estas tres novelas tienen un poso diferente. Si bien siguen a un mismo
personaje a través del tiempo, no guardan relación entre ellas, ni siquiera
suceden consecutivamente, pues se puede apreciar que hay una distancia temporal
considerable entre una historia y otra.
La
saga empieza con Los caballeros grises, demostrando
que la imaginación brilla por su ausencia a la hora de titular el libro. Sin
embargo, el libro constituye una rara-avis dentro de la franquicia, acercándose
más a un thriller detectivesco que al mata-mata habitual. Interrogatorios y
deducciones en busca de un culto demoníaco, realizado con mucha más sangre fría
de lo esperado en un grupo inquisitorial. Se presenta al protagonista, el hermano Alaric, un hombre de acción
(como todo Marine) que, curiosamente, es capaz de mantener un mínimo de
criterio sobre cuando toca golpear y cuando preguntar. Mantiene la tensión y
entretiene, sabiéndose diferente al resto de novelas de la franquicia.
Nota:
6

Nota:
9
Hemos
visto que Ben Counter había conseguido hacer dos novelas de irregular calidad,
pero originales y frescas. Cuando la Black Library le encargó a Ben Counter que
acabara la saga, apareció Martillo de Demonios. En ese
sentido, no pudo dejarme más boquiabierto, pues la novela parece ser una
historia de aventuras hibóreas en un mundo del Caos que, casualmente, está
protagonizada por el ahora Capitán Alaric,
curtido en mil batallas y casi próximo a la jubilación. Desconozco si es que
tenía preparada la novela y metió de clavo a Alaric (totalmente intercambiable)
cuando llegó el encargo, o hubo desacuerdos sobre las líneas que debía seguir
la obra, pero sí se nota que el conjunto tiene poco empaque, como si se hubiera
hecho con desgana. El resultado es una novela de acción loquísima y gratuita
con un argumento más simple que el mecanismo de un botijo, sin más aliciente de
saber cuál es el siguiente embrollo gargantuesco en que se mete el
protagonista, que bien pudiera haber sido un Conan del cuadragésimo primer
milenio. Pura hamburguesa.
Nota:
5
Una
cosa que me parece curioso es el tratamiento del héroe protagonista. Los
Marines Espaciales siguen un entrenamiento durísimo para no sentir el miedo,
obedecer ciegamente las órdenes, no dudar nunca, adorar fanáticamente al
Dios-Emperador de la humanidad y de pensamiento cuadriculado. Sin embargo,
Alaric no se salva de padecer el mismo síndrome que la mayoría de protagonistas
de los Marines Espaciales sufren: es incapaz de seguir las reglas y no tiene
ningún miramiento en saltárselas cuando le conviene, cuestionando órdenes y
credos según conviene al guión. Esto debería ser un anatema para un Marine,
pero común a Uriel Ventris, Ragnar Blackmane y un largo etc. de personajes de
los libros, siempre rebeldes y contrarios al “resto” de marines que nos muestra
el trasfondo (imagino que de alguna manera deben hacerlos interesantes, pero
siempre es el mismo tropo ^^).
A
pesar de tratarse de obras por encargo, el autor se esfuerza por imprimir un
sello propio en las dos primeras, perfectamente aprovechables para su degustación. La tercera parte es
mucho más convencional, pero tampoco se hace pesada de leer. Si bien se trata
de una saga pensada para cumplir con la representatividad , su autor se las
arregla para alejarse de los terrenos más trillados y ofrecer experiencias
nuevas a los lectores, especialmente efectivas en El adeptus oscuro. Wh40k tiene sagas mejores, pero también
bastantes mucho peores.
A
lo tonto, he leído las tres novelas en un lapso temporal de 7 años cuando
salieron en años consecutivos. Yo y mis ritmos. Eso es darse prisa ^^.
Notas:
6, 9, 5
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