Hace chorropotocientos años, en una época que devoraba
cualquier libro de WH40k que se publicaba, leí Los Caballeros Grises, de Ben Counter, un autor poco habitual en la
franquicia. En su momento, disfruté mucho por su apuesta para distinguirse del
estilo habitual en el Universo. A pesar de que ya hace mucho que publicó la
trilogía completa, no sé por qué nunca la llegué a acabar. Años después hago un
poco de penitencia y me pongo con la segunda parte, ¡que ya tocaba!
Título: El adeptus Oscuro
Autor: Ben Counter
Título original: Dark Adeptus
“Algunos secretos nunca debieron ser descubiertos.
La secuela
de la afamada novela de Ben Counter, Los Caballeros Grises, lleva al Juez
Alaric y a sus hermanos de batalla a una nueva aventura. Los Caballeros Grises
son enviados a Chaeroneia, un planeta que se había esfumado hace cien años y
que ha reaparecido misteriosamente, para investigar si ha sido corrompido por
el Caos. Lo que encuentran es más siniestro que sus peores pesadillas.
Marcada por
la acción y por un ritmo trepidante, El Adeptus Oscuro enfrente cara a a
cara a los Caballeros Grises con los Sirvientes de la Oscuridad y sus
monstruosas máquinas poseídas.”
Y otra vez, pedazo de sorpresa. Los Caballeros Grises apostaba por acercarse al género de la novela
negra, pero ambientada en el cuadragésimo primer milenio (sin por ello dejar de
tener altas dosis de acción de calidad). El
adeptus oscuro no iba a ser menos al distanciarse de lo habitual,
convirtiéndose prácticamente en una novela de terror con mucha influencia de
propuestas como Aliens: el regreso u Horizonte Final. La escuadra de combatientes
de élite del Juez Alaric es contratada por un nuevo inquisidor para investigar
la aparición de un planeta forja aparentemente corrompido por el Caos. Cuando desembarcan,
se enfrentarán a una serie de demonios cibernéticos de lo más aterrador. El
grupo deberá arreglárselas para sobrevivir mientras averiguan cuál es la fuente
de la corrupción del planeta.
El Juez Alaric
es el mismo Marine entregadísimo y fiel al Emperador que es capaz de salir
indemne de cualquier batalla. Entrenado para no sentir el miedo, padece el
mismo síndrome que la mayoría de protagonistas de los Marines Espaciales: es
incapaz de seguir las reglas y no tiene ningún miramiento en saltárselas cuando
le conviene. Algo anatema para un Marine, pero común a Uriel Ventris, Ragnar
Blackmane y un largo etc. de personajes de los libros. No es que tenga más
rasgos distintivos que estos, pero es que tampoco los necesita. Tiene carisma
de sobras para aguantarlo.
El
resto de personajes no están tampoco más desarrollados, pues no son más que
puro tópico. No obstante, es tópico bien usado. El propio Inquisidor Nyxos, el resto de la escuadra, el Adeptus Mecanicus… Son personajes que, con otro nombre, hemos
conocido anteriormente y por ello ni hace falta presentarnos. Son lo que son, y
punto, con toda la consistencia y el carisma que uno pudiera desear en una
propuesta de este estilo.
El
personaje que más originalidad desprende es justo el antagonista, El Castigador: un demonio que se ha
infiltrado tanto dentro del Adeptus Mecánicus que ha olvidado su propia
condición maligna y cree ser la auténtica reencarnación del Omnissiah (el
Dios-Máquina), comportándose como un virus informático que afecta a todas las
entidades mecánicas a las que se acerca. En vez de los tentáculos y las
mutaciones habituales, tenemos monstruos digitales, ataques desde la red y un
puñado más de ominosas amenazas fabricadas a partir de sucesiones de unos y
ceros. Los debates que tiene con Alaric acerca de su maldad son especialmente
curiosos, principalmente porque el demonio está convencido de estar del lado
del bien.
El planeta que Ben Counter crea destila malignidad,
mostrándose tan inhóspito para la vida humana como el más infecto de los
universos Lovecraftianos. Cada página parece impregnada de una atmósfera
malsana en la que la locura acecha tras cualquier esquina, consiguiendo una
narración llena de tensión y un continuo de situaciones opresivas que son
capaces de encogerte el corazón mientras sigues las acciones de este puñado de
soldados.
La acción que se despliega es de lo más divertida, lo que
conjugado con el ambiente terrorífico, convierte a este libro en una
experiencia muy fresca e inusual dentro de la franquicia. Counter tiene una
manera de contar la historia que te mantiene totalmente pegado al libro, aunque
puedas predecir más o menos lo que ocurrirá. El entretenimiento que proporciona
el libro es muy alto a la que te guste un poco el género, no te deja descansar
ni tiene un momento de aburrimiento.
Toda la diversión culmina como uno esperaría dentro de un
mundo forja: Una lucha de cuatro Marines contra un Titán poseído por el Caos.
Hay que felicitar a Counter por salir airoso de un clímax tan pasado de página
como éste. Se hace dificil hacérselo pasar peor a los protagonistas, que salgan
bien parados de la lucha (ejem ejem) y que ello no signifique ponerse a pegar
patadas al trasfondo. Lo dicho, todo un gustazo leer las últimas cincuenta
páginas. Adrenalina de la más divertida.
Si bien no recomendaría estos libros a cualquier
desconocedor de la franquicia, la saga de los Caballeros Grises se convierte en
un rara avis dentro de la colección. Todo
el asiduo lector de estos libros debería acercarse a esta saga para encontrar
un puñado de historias diferentes que constituyen una experiencia refrescante y
divertida sin por ello salirse de la atmósfera y la imaginería de WH40k. A mi
parecer, pocas sagas más disfrutables para el veterano seguidor del Universo
del cuadragésimo primer milenio. Curiosamente, tiende a estar poco considerada
por la opinión general, justamente debido a lo poco canónica que es.
Nota: 9
Nota anobii: 3.78/5
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