viernes, 20 de septiembre de 2019

Nocturna (Guillermo del Toro, Chuck Hogan)


Guillermo del Toro es un director que me agrada. Sus películas son fácilmente reconocibles y desbordan imaginación, sabe dotar a su puesta en escena de poderío visual, contribuyendo a poblar nuestras pesadillas con imágenes malignamente bellas, como deliciosos cuentos terroríficos. Conociendo lo que me gustaban sus guiones, no me lo pensé lo más mínimo cuando apareció este libro, comprándolo sin mirar y sin pasar por casilla de salida y cobrar 20.000. Y bueno, es ahora, con un poco de retraso con que lo leo. Cosas que pasan.

Título: Nocturna
Autor: Guillermo del Toro, Chuck Hogan
Título original: The strain (La cepa)
Traducción: Santiago Ochoa

“Un avión procedente de Berlín aterriza en Nueva York. Sin embargo, algo no funciona bien desde el momento en que toma tierra. Todas las luces del avión están apagadas, nadie responde a las llamadas de la torre de control, nadie contesta a los teléfonos móviles. Parece como si el avión estuviese muerto…
Lo que al principio se considera un virus muy contagioso pronto se revela como algo aterrador. Los infectados tienen mucha sed y sólo quieren beber… sangre. La epidemia se propaga a una velocidad de vértigo, y en pocos días toda la isla de Manhattan está invadida. Pero esto no ha hecho más que comenzar. Hay un plan siniestro para conquistar rápidamente todo el planeta.
Los viejos vampiros han regresado. La lucha entre el bien y el mal vuelve a encarnarse en estas criaturas tan antiguas como actuales. La desigual lucha entre estos seres sobrenaturales y un valiente grupo de héroes humanos nos arrastra a una historia llena de acción, alianzas, traiciones y batallas que nos hace reflexionar sobre la condición humana, en la mejor tradición de las películas de su autor, Guillermo del Toro.”

El primer punto que no tuve en cuenta al empezar este libro es que se trata de una novela de TERROR. Aquí los personajes lo van a pasar mal y lo que quien los autores es hacerte sufrir un poco. Los hechos que se narran son MUY brutos y a la que te pille con el pie cambiado, se puede hacer desagradable. Obviamente, aléjense de ella los estómagos sensibles, pues aquí hay carnaza a porrillo.


Las primeras páginas son un verdadero torbellino. Pasan miles de cosas en un planteamiento original, que capta tu interés y te obliga a seguir leyendo. Se realiza un inusual acercamiento al vampirismo lejos de cualquier tipo de magia, sino como una enfermedad a erradicar, en una aproximación cientifista, dando buen uso a los métodos médicos de contención y control de plagas.

Lástima que después desbarre en el resto de aspectos. Pasado este primer planteamiento en que se deja claro que la magia no tiene cabida y el folklore es un simple mito, decides tirar tu coherencia a la basura en un mata mata simplón lleno de espadas de plata y parafernalia similar sin razón alguna. No es sólo que la supuesta plaga pase de una pesadilla fuera de control a un pequeño asunto de una madriguera bien surtida, es que los vampiros pasan de ser todopoderosos  a morir con un soplido por puras necesidades de guión, con capacidades que vienen y van según toca. Tan pronto son incapaces de controlar su sed, como secuestran a alguna dama en apuros y la mantienen una semana sin comérsela. Lo dicho, incoherencias por todas partes que echan por tierra un inicio bien molón, pues provocan que lo que estés leyendo ni se disfrute ni tenga sentido.


Además, los personajes son completamente planos. Leyendo cuesta distinguir lo que hacen y dicen el médico protagonista (Ephrain Goodweather), el anciano cazavampiros Van Helsing Abraham Setrakian o el exterminador de ratas Vasily Fet. Ninguno de ellos tiene el más minimo atisbo de personalidad o característica diferenciada, no siendo otra cosa que nombres que hacen cosas para avanzar en la trama. Además, tan pronto están destrozados por una pelea como se ponen a saltar muros como nada de una página a otra. No entro en detalles de los dos personajes femeninos, simples mujeres en nevera para hacer avanzar la trama (un poco vergonzoso).

La personalidad de los vampiros también se mantiene o no según convenga en la trama, de la misma manera que la transmisión de la enfermedad, que va y viene, no se te explica cómo ocurre, pero que todos los personajes parecen conocer. En ese sentido, me parece curioso comprobar cómo el libro tan pronto gasta dos páginas en explicarte el protocolo de aterrizaje de un avión, la forma en que las ratas expanden sus territorios o se forja una armadura de latón, para luego no explicarte cómo se mata un vampiro o qué son esos gusanos que aparecen.


El desarrollo del guión es conducido únicamente por las necesidades del autor, no por los actos de los personajes. No voy a chafar algunos giros – si es que se pueden considerar como tal – diciéndolos aquí, pero basta decir que se producen tal cantidad de coincidencias imposibles en cuatro días que sería más probable ganar cuatro veces seguidas el Euromillón.  La de vejes que he puesto los ojos en blanco viendo las estúpidas decisiones de los personajes, que no hacen otra cosa que meterse en líos cada vez más gordos y menos verosímiles.

No es que requiera un poco de suspensión de la incredulidad, sino que apagues casi todas tus neuronas. Soy consciente de que se trata de una novela de vampiros (o de zombies, dependiendo de tus puntillosidades), pero agradezco que se mantenga cierta coherencia. No me gusta que un vampiro sea capaz de lanzarte con velocidad sobrehumana más de diez metros para luego ser contenido por un simple codo en el cuello. No me gusta que un Señor de los Vampiros de varios siglos de edad mantenga una vendetta personal con un humano que apenas ha importunado sus planes. Insisto, no me gusta que un Señor de los Vampiros se entretenga en explicar sus planes a una presa que no es más que un animal para él (lo recalca con ganas). ¿Quién hace eso? Ningún Señor de los Vampiros que conozca, tenedlo por seguro.


Parece totalmente que se ha escrito a retazos por los dos autores  sin que se hayan puesto muy de acuerdo. Luego se han limitado a coser un poco todo y no se han molestado lo más mínimo en repasar la coherencia. Quizás no se trata más que una de las pruebas de guión previa a la serie del mismo nombre, que luego se ha publicado para aprovechar el tirón de la misma. No sé si será eso o que a partir del concepto inicial, luego se contrató a un colaborador para novelizarlo y para adelante como si no hubiera un mañana.

Lo único que me hace gracia de las últimas 400 páginas es que los personajes conocen el concepto del vampiro así de buenas a primeras, como parte de nuestra cultura general, algo inusual en las propuestas del género. Y bueno, la niña-vampiro, qué cosa más bruta.

Lo que más me apena de este libro es que después de un inicio de lo más prometedor y enfermizo, se desarolla hundiéndose más y más en el ridículo más espantoso. Hay tantos cambios de tono y de vocabulario que estoy seguro de que el traductor habrá pasado un mal rato con este libro. El final es también un despropósito de los que hacen época, como no podía ser de otra manera, creado única y exclusivamente porque debe haber dos entregas más y te tienen que dejar con ganas (ejem ejem) de más. Totalmente des-recomendado. Con decir que disfruté bastante más de Crepúsculo creo que ya queda todo dicho.

Nota: 1
Nota goodreads: 3.78/5

martes, 17 de septiembre de 2019

Capitán América: El soldado de Invierno


Ésta es una de las pocas películas Marvel que se me escapó completamente del cine. Como ya he comentado más de una vez, el Capitán América no ha sido nunca uno de mis personajes favoritos, la primera película El primer Vengador era una propuesta algo justita y recordaba el disgusto con El Reino Oscuro, por lo que no me interesé en exceso por ella. Fue tiempo después, cuando vi la fama que estaba cogiendo por lo que decidí que tocaba ponerme al día. ¡Vaya película me había perdido!

La organización SHIELD está en uno de sus mejores momentos, expectante con el inminente lanzamiento de tres “Helicarriers” gigantes que pueden permanecer en órbita de manera indefinida mientras están dotados de tal cantidad de armas que prometen dejar obsoleto cualquier estrategia de guerra previa. Supervisando el proceso desde sus flamantes oficinas, están el director de SHIELD Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el senador Alexander Price (Robert Redford), protector de la organización y cabeza visible del Consejo de Seguridad Nacional. Mientras tanto, Steve Rogers busca su lugar en un tiempo que le es ajeno, consciente de que no pertenece a este mundo. Sigue trabajando para SHIELD, gracias a su enlace con la Viuda Negra (Scarlett Johansson), pero parece que nadie sabe qué hacer con él. El rotundo fracaso en el lanzamiento de los Helicarriers hace patente que alguien se ha infiltrado en la organización militar, lo que obligará al Capitán América a ponerse el traje para averiguar quiénes son los traidores que han posibilitado la catástrofe.

¡Qué película tan diferente! El soldado de invierno supone un soplo de aire fresco dentro de la franquicia, alejándose (ejem ejem) de las acrobacias gratuitas típicas de las películas de súpers. Los hermanos Russo, que luego han ostentado el liderazgo de la franquicia, debutaron en el MCU con esta estupenda película de espías a la antigua usanza, muy seria y sin asomo de los infantilismos que estamos acostumbrados a ver.

Se trata de una película que se aleja (ejem) de las acrobacias típicas de súpers, sin asomo de chorraditas, que te brinda una seria película de espías de lo más estupenda. De la imaginería de los cómics se aprovecha a la organización Hydra para hacer un paralelismo con la guerra fría y sumirnos en un bonito estado de genuina paranoia, en el que se hace difícil saber quién maneja los hilos de quién y quienes, más allá del escudado personaje, no tienen buenas intenciones. Desde un punto de vista del Universo Marvel, es una película que añade trasfondo importante a una de las figuras centrales de la franquicia que, además, es una película como Dios manda, en vez de una sucesión de fuegos artificiales y oohs y aahs para los fans. De hecho, ya le gustaría a James Bond poder firmar películas tan redondas como éstas.



El concepto de la película parte del cómic de mismo nombre que hace no mucho tiempo reseñé. Sin embargo, no es que se parezca demasiado, ni en planteamiento, ni en desarrollo. Solamente se mantiene el concepto de Bucky y el desenlace de la propia película, ambos calcados de las estupendas viñetas de Brubaker. Esto no impide que se mantenga (y mucho) el espíritu del cómic en cuestión. Se nota que los guionistas lo han leído con cariño, adaptando con mucho respeto, dejando un buen puñado de pildoritas (como la aparición de Zola) para que el fan entendido se regocije en ello sin por ello hacerse extraño (en lo más mínimo) para los profanos.

Quizás porque aquí tienen una película para ellos y el guión les da una profundidad más allá de hacer el saltimbanqui, tanto Scarlett Johansson como Chris Evans parecen mucho más cómodos en sus mallas. Dan lustre al personaje, mucho más metidos en sus papeles y conscientes de todos los matices que deben mostrar para que el Capitán América y la Viuda Negra funcionen como personajes, incluso para los que desconocen el trasfondo. Por su parte, Samuel L. Jackson se mueve en su salsa y roba (como siempre) cada escena en la que aparece, desbordando putoamismo por los cuatro costados. Es el rey del cotarro y se nota.


Esta película supuso un chorro de agua fresca al tono que tenía la franquicia. Después del exitazo de Los Vengadores, las dos películas siguientes fueron bastante flojillas (Iron Man III y Thor: El mundo oscuro) y relativamente similares. Se necesitaba tocar algunas teclas para dar una sensación de diferencia, de que se podían hacer películas buenas con los súpers. Ahí entraron los Hermanos Russo, en su primera película de gran presupuesto, para romper con lo establecido y hacer esta película de ritmo frenético, tensión bien conseguida y una acción espectacular que no cuesta nada seguir, siempre al servicio de la historia y no al revés.

A ello contribuyen unos efectos especiales inesperadamente físicos para los estándares del cine actual y una música que sabe acompañar cada escena de manera notable. Si acaso, se le echaría en falta un tema reconocible para alguno de los personajes a modo de leit-motiv,  un mal que se puede achacar a todo el MCU.


En resumen, El soldado de invierno es una notable película de espías a la antigua usanza de lo más inesperada, que adapta libremente el cómic original, captando la esencia del personaje.  Se debe destacar el mérito de no funcionar como un sacacuartos y atraverse innovar dentro del MCU, constituyendo una película perfectamente disfrutable por sí misma (incluso para los más profanos).

Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.6