martes, 17 de septiembre de 2019

Capitán América: El soldado de Invierno


Ésta es una de las pocas películas Marvel que se me escapó completamente del cine. Como ya he comentado más de una vez, el Capitán América no ha sido nunca uno de mis personajes favoritos, la primera película El primer Vengador era una propuesta algo justita y recordaba el disgusto con El Reino Oscuro, por lo que no me interesé en exceso por ella. Fue tiempo después, cuando vi la fama que estaba cogiendo por lo que decidí que tocaba ponerme al día. ¡Vaya película me había perdido!

La organización SHIELD está en uno de sus mejores momentos, expectante con el inminente lanzamiento de tres “Helicarriers” gigantes que pueden permanecer en órbita de manera indefinida mientras están dotados de tal cantidad de armas que prometen dejar obsoleto cualquier estrategia de guerra previa. Supervisando el proceso desde sus flamantes oficinas, están el director de SHIELD Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el senador Alexander Price (Robert Redford), protector de la organización y cabeza visible del Consejo de Seguridad Nacional. Mientras tanto, Steve Rogers busca su lugar en un tiempo que le es ajeno, consciente de que no pertenece a este mundo. Sigue trabajando para SHIELD, gracias a su enlace con la Viuda Negra (Scarlett Johansson), pero parece que nadie sabe qué hacer con él. El rotundo fracaso en el lanzamiento de los Helicarriers hace patente que alguien se ha infiltrado en la organización militar, lo que obligará al Capitán América a ponerse el traje para averiguar quiénes son los traidores que han posibilitado la catástrofe.

¡Qué película tan diferente! El soldado de invierno supone un soplo de aire fresco dentro de la franquicia, alejándose (ejem ejem) de las acrobacias gratuitas típicas de las películas de súpers. Los hermanos Russo, que luego han ostentado el liderazgo de la franquicia, debutaron en el MCU con esta estupenda película de espías a la antigua usanza, muy seria y sin asomo de los infantilismos que estamos acostumbrados a ver.

Se trata de una película que se aleja (ejem) de las acrobacias típicas de súpers, sin asomo de chorraditas, que te brinda una seria película de espías de lo más estupenda. De la imaginería de los cómics se aprovecha a la organización Hydra para hacer un paralelismo con la guerra fría y sumirnos en un bonito estado de genuina paranoia, en el que se hace difícil saber quién maneja los hilos de quién y quienes, más allá del escudado personaje, no tienen buenas intenciones. Desde un punto de vista del Universo Marvel, es una película que añade trasfondo importante a una de las figuras centrales de la franquicia que, además, es una película como Dios manda, en vez de una sucesión de fuegos artificiales y oohs y aahs para los fans. De hecho, ya le gustaría a James Bond poder firmar películas tan redondas como éstas.



El concepto de la película parte del cómic de mismo nombre que hace no mucho tiempo reseñé. Sin embargo, no es que se parezca demasiado, ni en planteamiento, ni en desarrollo. Solamente se mantiene el concepto de Bucky y el desenlace de la propia película, ambos calcados de las estupendas viñetas de Brubaker. Esto no impide que se mantenga (y mucho) el espíritu del cómic en cuestión. Se nota que los guionistas lo han leído con cariño, adaptando con mucho respeto, dejando un buen puñado de pildoritas (como la aparición de Zola) para que el fan entendido se regocije en ello sin por ello hacerse extraño (en lo más mínimo) para los profanos.

Quizás porque aquí tienen una película para ellos y el guión les da una profundidad más allá de hacer el saltimbanqui, tanto Scarlett Johansson como Chris Evans parecen mucho más cómodos en sus mallas. Dan lustre al personaje, mucho más metidos en sus papeles y conscientes de todos los matices que deben mostrar para que el Capitán América y la Viuda Negra funcionen como personajes, incluso para los que desconocen el trasfondo. Por su parte, Samuel L. Jackson se mueve en su salsa y roba (como siempre) cada escena en la que aparece, desbordando putoamismo por los cuatro costados. Es el rey del cotarro y se nota.


Esta película supuso un chorro de agua fresca al tono que tenía la franquicia. Después del exitazo de Los Vengadores, las dos películas siguientes fueron bastante flojillas (Iron Man III y Thor: El mundo oscuro) y relativamente similares. Se necesitaba tocar algunas teclas para dar una sensación de diferencia, de que se podían hacer películas buenas con los súpers. Ahí entraron los Hermanos Russo, en su primera película de gran presupuesto, para romper con lo establecido y hacer esta película de ritmo frenético, tensión bien conseguida y una acción espectacular que no cuesta nada seguir, siempre al servicio de la historia y no al revés.

A ello contribuyen unos efectos especiales inesperadamente físicos para los estándares del cine actual y una música que sabe acompañar cada escena de manera notable. Si acaso, se le echaría en falta un tema reconocible para alguno de los personajes a modo de leit-motiv,  un mal que se puede achacar a todo el MCU.


En resumen, El soldado de invierno es una notable película de espías a la antigua usanza de lo más inesperada, que adapta libremente el cómic original, captando la esencia del personaje.  Se debe destacar el mérito de no funcionar como un sacacuartos y atraverse innovar dentro del MCU, constituyendo una película perfectamente disfrutable por sí misma (incluso para los más profanos).

Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.6

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