Este
libro se leyó como parte de la Cesta’13, (#25)
Autor: Matthew Quirk
Título original: The 500
Traducción: Santiago del Rey
“Mike Ford
iba siguiendo los pasos del fracasado de su padre hasta que consiguió darle la
vuelta a su vida. Sus esfuerzos tuvieron como recompensa la entrada en la
prestigiosa Facultad de Derecho de Harvard. Una vez acabados sus estudios ha
conseguido lo que muy pocos de sus compañeros se atreven siquiera a soñar: un
trabajo en el Davies Group, uno de los grupos de influencia más importantes que
operan en la ciudad que dirige el mundo.
Henry
Davies, el jefe de Mike, conoce a todo aquel que hay que conocer, y también
conoce todos sus secretos. Mike se convierte en su protegido, en el delfín que
va a tomar las riendas de esta red de poder, pero no se da cuenta de que está
entrando en un nido de víboras corruptas del que no resulta nada fácil salir.
Después de todo, ¿cómo vas a salvar tu alma si se la has vendido al diablo?”
Tanto la portada como el resumen de la contraportada me
recordaron sobremanera al estilo de las novelas de Grisham: un abogado recién
diplomado que se mete dentro de un bufete prestigioso, prueba las mieles del
dinero sin límites que proporciona la corrupción y, cuando ésta le sobrepasa,
se lanza a una lucha desesperada por su vida. Un argumento ya visto en obras
como El
informe pelícano o La
tapadera que, sin embargo, está mucho mejor aprovechado en estas
últimas novelas.
Entre otras cosas, se produce porque este libro presenta
a unos personajes que no llegan siquiera al puro arquetipo. Se trata
simplemente de nombres haciendo cosas, no hay ningún atisbo de caracterización
o distinción entre ellos. Ni siquiera un somero abuso de tópico.
Además, las descripciones del ambiente son casi
inexistentes, con lo que apenas sabemos que la acción ocurre en “un despacho”,
“un pasillo” o “un repositorio de datos” en los que aparecen mesas, sillas o
ciervos disecados en función de las necesidades de guión.
Un guión cuyo desarrollo recuerda al de las películas de
acción de Jason Statham. Un poco de situación para que sepamos quién es quién
(al menos que identifiquemos los nombres) y luego empieza la ensalada de
acción. Hay que reconocer que pasan muchas cosas y a muy bien ritmo. Habría
sido una experiencia mucho más provechosa si el “porqué” tuviera un poquito más
de sentido. Parece que nuestro protagonista no tenía nada mejor que hacer y
simplemente ha decidido lanzarse a un puñado situaciones temerarias una detrás
de otra.
Por si os parece poco, nuestro héroe, un Mike Ford recién salido de Harvard es repetidamente golpeado,
torturado, zarandeado, disparado y apuñalado mientra mantiene un tono narrativo
de lo más “molón”. Creo que un par de veces explica que toma analgésicos entre
follón y follón, ya sabéis, como si un disparo en el hombro, una cuchillada en
el vientre, un par de explosiones y alguna que otra patada en la cara fuera una
situación de lo más cotidiana. ¿Y a quién no le pasa? Además, se debe recordar
que no estamos ante ningún James Bond que ha recibido entrenamiento de Fuerzas
Especiales o cualquier cosa similar, no. Ni siquiera le ha picado una araña
radiactiva, es un empollón de Harvard que se ha matado a estudiar los últimos
seis años. Y la que lía.
Pero es que además, ha tenido tiempo de saber de todo.
Como un Slumdog Millionaire
washingtonero, es un experto carpintero, sabe forzar cerraduras, tiene la
capacidad de crear llaves digitales de repuesto para un coche… Cada uno de
estos poderes se nos explica mediante un flashback de media página JUSTO ANTES
de que la correspondiente habilidad vaya a ser útil (una única vez en todo el
libro).
El título de “Los 500” referencia a las 500 personas más
importantes de Washington D.C. que en realidad tienen el Gobierno del Mundo. Un
concepto quizás muy molón, que pierde algo de gracia cuando el malo maloso
conoce los secretos de todos y cada uno de ellos, a los que se dedica a
chantajear al mejor postor. O eso dice él, porque nunca le vemos ejercer esa
influencia, no aprovechándose más que a modo de McGuffin para que seamos
conscientes de su poder omnipotente.
Toda esta cantidad de desmanes se puede entender mejor al
tratarse de la primera novela de Matthew Quirck, que ya tenía experiencia como
periodista de investigación. Puede ser que últimamente tengo leídos a popes del
género de espías/thrillers como Follet o Forsyth, pero se hace inevitable
comparar sus propuestas con este Los 500,
de concepción similar pero MUCHO mejor ejecutadas. Entre otras cosas, Quirck
desmerece en la creación de personajes, la lógica interna del libro y la
situación de la intriga, si nos ponemos a comparar novelas.
Lo que más me ha sorprendido no es sólo que este flojo
debut tenga una continuación, sino que ha seguido publicando y tiene un buen
puñado de libros en su haber. Tienen más fama y mejor nota, pero por ahora no
ha conseguido que tenga muchas ganas de acercarme a ellos.
A mi entender, Los
500 es un libro de intriga totalmente prescindible. Es cortito y pasa muy
rápido, pero sus numerosas fallas le condenan a servir de mero pasatiempo con
el que despejarse entre libros más sesudos. No obstante, ni siquiera es de los
mejores en ello.
Nota: 2
Nota goodreads: 3.49/5
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