Recuperé y vi esta
película para un especial de Cinéfagos que al final no se acabó llevando a
cabo. Cosas que pasan. Igualmente, tampoco es que me fuera a quejar mucho, que
Hitchcock es siempre un placer, y de los buenos.
A causa de una
pierna rota, James Stewart, fotógrafo estrella de su periódico, se ve recluido
en el sillón de su casa… La canícula ataca y Stewart se enfada encerrado en el
pequeño apartamento, con los nervios en tensión por la inactividad. Su
prometida Grace Kelly se aprovecha para poner sobre la mesa el matrimonio, al
que Stewart se resiste con tesón. Sin más entretenimiento que observar qué
hacen sus vecinos, es consciente de que el verano se le va a hacer muy largo.
Cuando cree ser testigo del asesinato de una mujer, dará la alarma, pese al
descreimiento de su prometido, su criada y la policía. Desanimado, vuelve a su
rutina, pero es obvio que hay algo turbio en todo ello…
Ya sólo por las
veces que se ha copiado esta premisa en miles de formatos, nos podemos hacer la
idea de la influencia de Hitchcock en el género (y es sólo un ejemplo de
muchos). En este caso, se las arregla para crear un ambiente malsano y
claustrofóbico a pesar de que (casi) lo único que vemos es un muy luminoso
patio de vecinos. Información escamoteada, narración con limitaciones y relatos
parciales para mantener una historia de suspense sin salir de la habitación. El
uso de un protagonista impedido se ha usado miles de veces para añadir
sensación de ominosa impotencia ante el avance de los hechos, pero no por ello
deja de encantarme lo bien que se ha hecho en esta ocasión. ¡Casi puedes palpar
la frustración del periodista por no poder ir allí a ver qué ha ocurrido!
Haciendo del
teleobjetivo de Stewart una cámara, y de la cámara el ojo del espectador,
Hitchcock dirige un film de mirones y cotillas, animado por la curiosidad de
observar la vida, las vidas, sigilosamente. Probablemente, este director nunca
había llevado tan lejos a la hora de retratar la crueldad íntima que conllevan
las pequeñas neurosis que tenemos todos. ¡Ay, los cotilleos de los vecinos!
Radio patio es casi una parte intrínseca de nuestras vidas, el conocer
impunemente qué ocurre en la casa del vecino cuando cierran las puertas es algo
a lo que la mayoría no podemos (ni queremos) renunciar.
James Stewart está
inolvidable dentro de su rol como fotógrafo deliciosamente misántropo obligado
a habitar en su microcosmos del patio interior, que adora (y no soporta) a su
prometida, una pícara Grace Kelly, verdaderamente encantadora, tan presta a
tolerar resignada las excentricidades detectivescas de su querido como a
sumergirse en la investigación, poniendo incluso en peligro su vida.
Además del tremendo
carisma de ambos actores, destaca la extraña química que transmite su relación
de pareja. Se palpa claramente el amor, a pesar de que sus dinámicas de pareja
sean curiosamente extrañas a nuestros ojos (ay, ¡eran otros tiempos!).
Toda la acción
transcurre de un modo muy teatral, en la que cada ventana se transforma en un
nuevo escenario, con sus correspondientes secretos e historias de cortar. Cada
uno de ellos parece contener trama para una película por sí misma, generando
así una tensión fruto de la paranoia, pues todos parecen culpables (de una cosa
u otra) a cada momento. Lo que genera más inquietud es la cotidianeidad de la
acción, con un punto de partida tan reconocible desde nuestro día a día que no
podemos sino sentirnos identificados con lo que ocurre, pues podríamos vernos
en el mismo brete. Luego, como una
broma jocosa, la realidad va por su lado. Bueno, más o menos. O sí, o no, o
todo lo contrario.
Así que lo que tenemos es una deliciosa mezcla de humor refrescante y luminosa angustia. Entre el estado de gracia de sus actores, junto con un guión preciosamente trazado, repleto de diálogos ingeniosos y un grato ritmo que les permite lucirse, unidos a una puesta en escena con el toque maestro de su conocido director, La ventana indiscreta es una verdadera preciosidad de película con la que no debes hacer otra cosa que disfrutar. Este redondo espectáculo de suspense ha sido mil veces imitado, mil veces homenajeado, recordando que siempre es bueno volver al lugar de donde salió todo.
Mis felicitaciones,
una vez más.
Nota: 9
Nota filmaffinity: 8.2
A pesar de la manía que
la Academía parecía tener a Hitchcock, La
ventana indiscreta se las arregló para llevarse cuatro nominaciones a los
Oscar (director, sonido, fotografía en color y guión). Lamentablemente no se
tradujo en premios, en un año que arrasó La ley del silencio.
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