martes, 10 de octubre de 2017

The reality disfunction (Peter F. Hamilton)

Casi un año después de la anterior, acometo otra novela del mastodóntico Peter F. Hamilton que me ha caído por Sant Jordi (ya es un fijo en esta fiesta xD). Así pues, ¡pico y pala y 1200 páginas nos esperan!

Título: The reality disfunction (No se ha traducido al castellano)
Autor: Peter F. Hamilton

“Es el año 2600, la humanidad ha progresado hasta su máximo potencia. Cientos de planetas han sido colonizados, convirtiéndose en hogar de multitud de culturas. La ingeniería genética ha empujado la evolución mucho más allá de sus límites naturales, derrotando a la enfermedad y produciendo extraordinarias criaturas espaciales. Enormes flotas de naves estelares biológicas florecen en las riquezas creadas por la industrialización de sistemas estelares. A lo largo del espacio de la Humanidad, el ejército de la Confederación mantiene la paz. Una Edad de oro está verdaderamente a nuestro alcance.
Esto es, evidenetmente, hasta que algo se va catastróficamente mal. En una colonia primitiva, un criminal renegado tiene la ocasio´n de encontrar una entidad alienígena desconocida, que desata nuestros miedos más primarios. Una raza extinta que pobló la galaxia hace eones la llamó “la disfunción de la realidad” y es la pesadilla que ha merodeado nuestro inconsciente desde el inicio de nuestra historia”.

La saga de la Commonwealth (y por extensión, todo lo de Peter F. Hamilton) es ciencia-ficción relativamente dura, con profusión de detalles y una cantidad de trasfondo tan abrumadora que puede llegar a saturar. Con The reality disfuction esperaba encontrar algo similar, pero en este caso me ha faltado un propósito o una dirección hacia la historia. El trebejo que se lía es descomunal sin que se acabede distinguir una finalidad obvia. Me explico, el mundo que se genera (que no es el mismo, por si acaso) está descrito con un esfuerzo descomulanérrimo. Cada sistema, cada planeta, cada forma de vida... Decir que Hamilton es concienzudo es quedarse bastante corto.  No hay nada que criticar en este sentido y es algo que me encanta. Sin embargo, fallan dos cosas importantes:

1) El Universo que se describe en esta saga se halla falto del sentido de la maravilla que he percibido en otras obras del autor. No es que sea feo, sucio y corrupto (que lo es), es que le falta el más mínimo punto de interés que me pida saber más cosas sobre él y que sí tenía el Universo de la Commonwealth o el del Vacío.

2) Muchas tramas no tienen interés. No entiendo el montón de páginas destinadas a explicar el funcionamiento de la colonia espacial (que no aporta nada que no hayamos visto mil veces en novelas de colonias, espaciales o no) o el chorrón de tiempo que se dedica a contarnos la vida del puñado de cazadores de recompensas secundarios (pero mucho mucho) que luego juegan un papel (muy) marginal dentro del marco general de la historia.



Por suerte, otras tramas tienen mucha más gracia (las conspiraciones dentro de Serenidad), la acción de los cazadores de recompensas a los que les queda poco de humano y, sobretodo, todo lo que atañe a los planetas vivientes, tanto su concepción como su interacción con el resto de seres vivos que los habitan. Me encanta el desarrollo de la conciencia en común a escala planetaria y la posibilidad del alma humana de seguir existiendo en paz acogida dentro del marasmo de conciencia cósmica.

Como ya ocurría antes, cada trama tiene a su puñado de personajes separados que, poco a poco van encontrándose aquí y allá. A muchos les falta algo de chicha, haciéndose sus páginas algo aburridillas en basatntes momentos.
El que está más pensado para molar de todo el pack es Joshua Calvert, una especie de Han Solo/Starlord superdopado sexualmente y todo un vividor follador más crápula que Condemor de la Pradera. Sin embargo, se las arregla para acertar lo suficiente con sus decisiones para acabar siendo el bueno del cotarro y –quién lo diría- todo un peaso de héroe. Me encanta como Hamilton convierte a un ser tan repugnante (y carismático, para qué vamos a negarlo) como éste en el salvador y mayor esperanza de la humanidad (para sorpresa de un puñado de personajes). En el fondo se lo coge cariño, tan imbécil que llega a ser.
Lo más parecido a su partenaire femenina es Ione Saldana, la líder absoluta del planeta Serenidad. A pesar de su vertiente viciosa y hedonista, es casi lo contrario a Joshua: honorable, leal y siempre dispuesta a echar una mano. Maneja su planeta con mano de hierro, tan amoral como implacable, manteniendo, no obstante, un curioso sentido de la justicia con el que  no puedes sino estar de acuerdo. Me encanta el contraste que se produce en ella cuando está “trabajando” y cuando no.

El principal malvado de la historia (es un decir, porque aquí no hay malos, solamente intereses) es Quinn Dexter. Este expresidiario con delirios de grandeza es un hábil manipulador que mueve todos los resortes a su alcance para convertirse en líder de un culto religioso en el que no cree, con la única intención de salir de la remota colonia en la que ha sido recluido. Cuando la situación se salga de madre en la colonia, será la cara visible de una rebelión que tiene de todo menos de bonito. Es el único personaje maligno sin más matices que ser maloso, ruin y pérfido, con secretos llenos de mala idea que dejan bastante mal cuerpo.

Al final del tomo, el grueso de tramas se toma un descanso y empieza otra en el planeta colonial a cargo
de Kevin Reza  y su equipo de mercenarios. Enviados en un primer momento a exterminar a los disidentes, pronto se darán cuenta de que las cosas no son tan simples. Como por estas cosas van en la nave de Joshua Calvert, están tocados por la fortuna desde el primer momento y se libran del primer embate. Desde entonces, veremos como este puñado de estoicos guerreros lucha por sobrevivir en un ambiente hostil, de lo más puñetero. Me encanta la mezcla de implacabilidad y honor que se presenta en Reza y sus hombres. Tan dispuestos a recibirte con una sonrisa de oreja a oreja como a desmembrarte a continuación (sin por ello perder la sonrisa, probablemente). Entre humor chusco y la testosterona noventera pero sin el sufrimiento típico de los personajes de la época, realmente consiguen llamar la atención y que sigas las últimas páginas con muchas ganas, especialmente con la inclusión de la periodista metomentodo Kelly Tirell, a la que deben proteger y que no puede evitar meterse en más líos de lo que sería conveniente para ella. Hace gracia como transcurre el proceso entre joven idealista que quiere salvar el universo a cínica desencantada que aspira a salvar el pellejo y poco más.

Hamilton no varía en su estilo, denso, profuso en detalles e increíblemente descriptivo. Por ello la acción transcurre con parsimonia, incluso cuando debe desatarse. Reconozco que me encanta sumergirme en el marasmo de vida que crea con sus libros, añade tal cantidad de datos que los convierte no en verosímiles, sino en casi reales. Hamilton realmente se esfuerza en que sus mundos sean incluso probables y es algo que le agradezco. No es que haga evolucionar a los humanos, sino que se inventa otras razas con sus propios sistemas evolutivos y trazas culturales completamente alejadas de la humanidad y ¡consigue que parezcan realistas! No obstante, puedo entender que muchos salgan disparados ante semejante tocharro sobredimensionado.

Entre conspiraciones, guerras intergalácticas, horrores venidos del terror incognoscible y otras maldades cósmicas, se halla siempre presente el tema de la muerte. Hamliton aprovecha a los diversos personajes para reflexionar sobre su (necesaria) inevitabilidad, el pavor a desaparecer y el miedo a lo desconocido que la misma genera. Incluso los edenistas – la propuesta que Hamilton se inventa para superar las religiones- que han inventado una consciencia común en la que seguir viviendo, apenas consiguen alargar la individualidad un par de siglos. La sociedad peude avanzar todo lo que quiera, pero hasta que puedas pasar de cuerpo en cuerpo (Commonwealth saga),  la muerte seguirá siempre presente. Obviamente entonces aparecerán otros problemas, claro…

Por si fuera poco, todo está atado y bien atado. Ningún detalle es fútil o está para rellenar. En un buen ejercicio de sacada de chorra y restregamiento facial, si Hamilton te explica algo, por estúpido que sea, es porque en un futuro tendrá importancia o viene a cuento de otra referencia que ha nombrado antes. Puede haber 3, 300 o 800 páginas de separación, pero si te cuenta algo sobre un personaje, para algo se usará, aunque sea simplemente para alardear de su talento para urdir tramas gratuitamente retorcidas. Claro que estar atento a todos los detalles es pesado, el ritmo varía entre la lentitud y la inmovilidad y además las tramas no acaban de ser precisamente interesantes. Un ejercicio de estilo brutal, no lo negaremos, pero bastante indigesto en su conjunto.

Otra cosa que me ha llamado la atención es que prácticamente todos los personajes femeninos con un mínimo de carácter son jóvenes, bellezones descomunales y tienen muchas ganas de marcha sexual. No es que sea algo que me moleste de per se, pues no son personajes creados exprofeso para calentar el ambiente, tienen carácter diferenciado, toman sus propias decisiones y son importantes para la trama, pero cuando ninguna fémina es capaz de pasar treinta páginas sin pasar la cama, como que se hace un poco pesado.

No puedo negar que se trata de un libro MUY bien pensado y MUY bien escrito. El entramado que el autor debe proyectar antes de rellenar los textos, la cantidad de fichas de personaje y de tramas entrelazadas que  hay indica que es un libro al alcance de muy pocos. Sin embargo, se me ha hecho muy pesado, apenas hay un par de tramas que capten mi interés y algunos giros parecen más pensados para presumir que por “necesidad” de la trama. Por su descomunal tamaño, por su densidad, por la complejidad de las tramas… No es un libro para devorar ni para intentar leer rápido. Si quieres leer este libro, ponte cómodo-porque baya tocharro-, calma y buenos alimentos y a descubrir qué mundo nos presenta

A falta de los dos libros siguientes de la saga (otros dos tochos de 1000 páginas que acabarán cayendo, más que nada porque el segundo ya está en mis manos), éste me ha costado bastante más que los de la Commonwealth. Ciencia-ficción densa y sesuda, que bien me suele gustar, pero que aquí no me ha acabado de llenar.

Nota: 5
Nota goodreads:4.13/5

jueves, 5 de octubre de 2017

En el mar de las perlas (Emilio Salgari)

Acometo una de las últimas obras que venían por defecto en mi e-book, otra cosita facilona de Emilio Salgari.

Título: En el mar de las perlas
Autor: Emilio Salgari
Título: Sul mare delle perle
“En el mar de las perlas, es otra gran aventura escrita por el maestro del género, Salgari. El rey de los pescadores de perlas, capitán del Bangalore, tiene una deuda con un maharajá. Pretende cobrarla con sangre, matando a toda su familia, excepto a una bella muchacha de la que se ha enamorado.”.

Bueno, básicamente, En el mar de las perlas es una de piratas estilo El corsario negro o Sandokan, pero ambientándolo sin muchas ganas en un ambiente exótico (para hacerla más molona, si eso). Si no fuera porque se nos recuerda continuamente que estamos al lado de Sri Lanka, podríamos pensar que Jack Sparrow podría salir en cualquier momento (bueno, él no se pasaría en un sitio con tan poco glamour xD). Cañonazos aquí y allá, unas luchas de espadas, una damisela que sólo sabe ser secuestrada, un par de correrías, unos buenos muy buenos y unos malos muy malos.

Se hace dificil hablar sobre los personajes porque la profundidad de los mismos es nula. Perfectamente intercambiables e indistinguibles en muchos momentos. Si no fuera porque se te dice quién habla, a veces cuesta diferenciarlos por contexto. Del mismo modo, la inverosimilitud tanto de la trama como de la acción es de bandera, sin un motivo para ello. En otros libros de Salgari (La perla del río Rojo, por ejemplo), esto se podía perdonar porque el libro acababa siendo divertido. Podía ser un folletín malo y vacío, pero por lo menos entretenía. Algo que aquí no encontramos en absoluto, pues ni siquiera sirve para pasar el rato. Una de tantas que escribía con el automático para cumplir los plazos de publicación, supongo.

Quizás lo mejor que se puede decir de la novela es que es cortita y se ventila en un pispas. En fin, lo más flojo de Salgari, que ya suele ser un autor que no pasa de tener entretenimientos facilones. Un servidor puede no ser exigente y sabe disfrutar de una hamburguesa, pero En el mar de las Perlas no pasa de mero canapé.


Nota: 1
Nota goodreads: 3.00/5

martes, 3 de octubre de 2017

Peter y el Dragón

Disney continua con su costumbre de actualizar sus clásicos a acción real (y yo sigo viéndolos xD). En este caso le toca con una de sus películas menores, una medio olvidada de los setenta que tampoco es que fuera gran cosa.

El pequeño Pete parte de aventuras con sus padres, pero un accidente de tráfico lo deja huérfano y perdido por un bosque de Portland. Allí encontrará al que será su protector y amigo durante largos años: un dragón verde, casi de peluche, llamado Elliot. Cuando Pete es encontrado, mucho tiempo después, por la guardabosques y su familia, todos creen que Elliot es un amigo imaginario que se inventó para no estar tan solo. Solamente la pequeña Natalie le cree, dispuesta a realizar el salto de fe necesario para traspasar la delgada línea en que convergen fantasía y realidad, donde aparece, al fín, la magia.

La mejor idea que ha tenido Disney al realizar esta adaptación es trasladar la acción a nuestros días. En vez de situar la relación entre Peter (Pedro) y el dragón invisible en una idílica Edad Media (en la película de 1977), que no daba tanto juego, se traslada al siglo XXI, donde se aprovecha para introducir por medio una subtrama sobre la destrucción del hábitat natural de los dragones forestales y los problemas que ello acarrea sin que parezca un pegote ni quede en mal lugar.

Por otro lado, además del hecho de que la película es un remake, tenemos entre manos una historia que Disney nos ha contado mil veces: unos niños que deben salvar a un animal de la crueldad de unos malos malosos que quieren ganar dinero sin importarles el medio ambiente y esas cositas. Sí, hay sus variaciones y esas cosas, pero nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, el film se las arregla para ser distraído y entrañable, con un puñado de escenas que funcionan aceptablemente. No tiene nada que ofrecer dentro del género familiar ni pasará a la historia de ninguna de las maneras, pero no se hará pesada a los más pequeños de la casa ni hará sufrir demasiado a los pacientes padres que deban acometerla.

Como siempre, hay una cara conocida en los actores principales para dar un poco de lustre y solemnidad (en este caso un adusto Robert Redford, en un papel muy facilito y bienintencionado), rodeando a un elenco infantil que bastante hace con no ser repelente. El director –un novel David Lowery-  se las arregla para ser anodino y dirigir con funcionalidad un guion anodino que no pide florituras innecesarias. Como nota positiva destacaríamos una ejemplar fotografía y una magnífica banda sonora salpicada de canciones folk, que vienen a sumar enteros a esta cinta de gran contenido sensorial y unos efectos especiales muy resultones inesperados en una propuesta relativamente “modesta” como ésta.



Debo destacar la voluntad de innovar, de aportar algo nuevo en la ejecución de un remake, siendo al mismo tiempo fiel al original. Sin embargo, la película de 1977 no pasaba de ser un entretenimiento familiar, y ahora sigue sin ser otra cosa que ello.

Nota: 3
Nota filmaffinity: 5.9