domingo, 30 de enero de 2022

Crying Freeman: Los paraísos perdidos

Supongo que para contrastar con tanto azúcar y tanto amor jazzístico, el cuerpo me pedía una ronda de toñas con pocas sutilezas. Crying Freeman, la historia del Asesino que llora es una de esas películas que vi y disfruté muchas veces en mi juventud. A pesar de sus limitaciones y sus defectos, guardo cierto cariño por ella, quizás como recuerdo de esas épocas en que todo era más simple y era muy fácil apagar el cerebro y relajarse.

El argumento de la película quizás es lo de menos, pues lo hemos visto mil veces. Un asesino de una legendaria sociedad secreta decide perdonar a una de sus víctimas, por lo que sus jefes ordenan acabar con él, empezando una lluvia de sangre que sólo acabará en masacre o botellón.

Yo la disfruté durante años sin saber que es una adaptación de un manga publicado a finales de los 80. Si bien se puede notar que “hay” más de lo que se ve en la película, no fue hasta mucho tiempo después que me enteré de ello. Habiéndolo leído, realiza una aceptable traslación del primero de sus arcos argumentales. Obviamente, este live-action rodado veinte años antes de que el concepto live-action existiera simplifica mil cosas y se salta otras tantas, pero a grandes rasgos resulta una aceptable adaptación del enfermizo ambiente de la sociedad secreta y su asfixiante implacabilidad. En ese sentido, se nota que los creadores pusieron mucho más cariño que muchas adaptaciones que vemos hoy día.


El argumento tiene la profundidad que tiene, pero aguanta lo justo (pero lo justo, justo) para que el ritmo de la película no canse ni aburra. Lo que importan aquí son las toñas y de ello tenemos un amplio espectro de escenas. No en vano está Marc Dacascos, una de las “estrellas” de las artes marciales de su época, presto a hacer todas las acrobracias, enseñar sus músculos y romper tantas narices como sea de menester. Los amantes del cine nipón encontrarán también por aquí a Mako, uno de los míticos malvados de su filmografía que, evidentemente, es el malo.

 Y tampoco hay mucho más que decir. La película da para lo que da, siendo una propuesta algo más lustrosa de lo habitual en el género de las artes marciales de su época. Entretiene, da para fliparse un rato y poco más. Se le sigue teniendo cariño igualmente.

Si eres un fan del género, igual hace tiempo que no pasas por ella y te apetece echar unos noventa minutos recordando viejos tiempos pasados.

 

Nota: 4

Nota filmaffinity: 5.4 

viernes, 28 de enero de 2022

Chico & Rita

Recuerdo el cachondeo que se formó cuando salió esta película. ¿Cómo iba a plantearme ver una peli con nombre de Pokemon? Y encima dibujada por Mariscal, que mira que es particular el hombre. Pues no me interesé lo más mínimo por ella. Aunque Trueba tiene ciertas manos, decidí pasar. Finalmente, le llegó el turno. 

Cuba. 1940. Chico es un talentoso pianista de Jazz que disfruta de la vida a lo grande pese a no tener un real. Rita es una cantante de voz privilegiada que hace lo que debe hacer para salir adelante en una sociedad no demasiado amable. Dos caracteres volcánicos que colisionan en un club de la Habana, empezando una relación de lo más tempestuosa. El destino los tiene muchos años jugando, con encuentros y desencuentros a lo largo del tiempo, siempre con la música como excusa para seguir viéndose una última vez más.

Igual es que yo me esperaba ver una tontería, o una farsa con poca chicha, pero lo que tenemos es una deliciosa historia de amor transmitida a ritmo de jazz, con canciones deliciosamente escogidas, bien interpretadas y decididamente emocionantes. Con cierto protagonismo de Bebo Valdés (¿Chico?), no nos dejaremos a ninguno de los grandes nombres del género: Nat King Cole, Tito Puente, Charlie Parker….



Es bien conocida la pasión que tiene Fernando Trueba por el Jazz y el son cubano. Ya en Calle 54 dejó bien claro que conoce la sociedad cubana, su imaginería, su gracejo y sus ansias de disfrutar de la vida. Así pues, al inicio del metraje de Chico&Rita se refleja con maestría la Cuba de Batista con todas sus particularidades y, desde allí, se va avanzando en el tiempo, mostrando la metamorfosis de la sociedad, siempre con la historia de amor de fondo y mucha, mucha música de primera.

Este amor fraguado entre pianos, mojitos y bambalinas sigue quizás un guión que tenemos conocido, una vez asumimos que se tratará de una historia de idas y venidas, a la que sólo le falta saber si tendrá final feliz o no. Puede hacerse previsible, pero el desarrollo es impecable, consiguiendo que te impliques sin esfuerzo, y te dejes llevar por sus calles, sus clubes y sus canciones. Se nota la dirección de una persona que sabe lo que hace, pues la puesta en escena denota gusto por el detalle, con composiciones impecables y multitud de elementos que tienen su razón de ser en la película.


Igualmente, la excéntrica animación de Mariscal sinergiza estupendamente con la fluidez del jazz que acompaña a toda la película. Uno hubiera esperado que su estilo esbozado no diera lugar a bellas escenas, pero todo lo contrario, la animación se siente viva, moviéndose con avidez en busca de nuevas emociones. Mezclando un minimalismo exacerbado en algunos momentos con otras que destilan barroquismo, pero siempre componiendo escenas llenas de luz, de baile, de ganas de vivir, en definitiva. Un dúo por el que no hubiera apostado nunca, pero que funciona estupendamente.

Toda esta calidad se tradujo en una merecidísima nominación al Oscar de animación, todo un logro para tratarse de un musical de jazz español. Viéndolo en perspectiva, decepciona un poco que la estatuilla fuera a parar a la muy inferior Rango, pero imagino que para la Academia de Hollywood, bastante esfuerzo hicieron acordándose de una propuesta tan minimalista con una nominación. Lo dicho, era un año flojio, ideal para haber dado pie a lo inusual, pero no pudo ser.


En conclusión, Chico&Rita es una delicia de Jazz, sensualidad y bellas postales que lamento haberme perdido en el cine. Habría ganado mucho en la pantalla grande. Me encanta por su animación, por su música y por sus ganas de vivir. Quizás la historia de amor peca de previsible, pero no por ello es menos encantadora. Si eres un soñador, disfrutarás con ella.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.0

miércoles, 26 de enero de 2022

Acechante de vacío (Aaron Dembksi-Bowden)

Y después de tanto tiempo, de disfrutar Cazador de Almas y Cosechador de Sangre, la trilogía de los Amos de la Noche llega a su fin con Acechante de vacío.


Título: Acechante del Vacío

Autor: Aaron Dembski-Bowden

Título original: Void Stalker

Traducción: Sergio Nuñez Cabrera

“Los cazadores son ahora los cazados. Los Amos de la Noche huyen a las oscuras fronteras del Imperio para escapar de sus infatigables hostigadores, los eldars del mundo astronave Ultwhé. Sus esfuerzos los llevan al mundo carroña de Tsagualsa, donde murió su primarca y su legión quedó hecha añicos. Será ahí donde la historia se repita: letales asesinos acecharán en las sombras y los Amos de la Noche se verán obligados a luchas en una batalla que están destinados a perder.”

Como muchas otras veces, el resumen de la contraportada no nos explica realmente de qué va el libro. Habíamos dejado a los Amos de la Noche en una situación algo desesperada. Si bien son unos traidores que quieren tocar las narices al Imperio, no están por la labor de adorar (en principio) a los Dioses Oscuros. Talos, que en la entrega anterior consiguió el liderazgo de la partida de guerra afronta, con mucha amargura, los últimos días de su gente. Cada vez con menos efectivos, sin capacidad para tener nuevos reclutas ni obtener suministros, contempla su desaparición como un efecto inevitable del tiempo. Se prepara, pues, para lanzar su canto del cisne en una batalla final que dejará bien claro que van a vender cara su piel.


Y, ¡oh, qué final! Un desenlace espectacular como la copa de un pino. Esta última campaña refleja con admirable acierto el carácter cenizo y pesimista que acompaña a la Legión desde su fundación. La acción está a la altura de los mejores párrafos de la franquicia, sorprendiendo al emocionar pese a que ninguno de los dos bandos se presta precisamente a caer bien.

Se puede dividir la acción en tres partes bien diferenciadas:

En la primera, se nos muestra la sociedad humana que lucha por sobrevivir en un planeta agreste al que nunca nadie quiso ir. La gente, con más resignación que optimismo, hace lo que puede para tirar adelante y mejorar la vida de los que tiene alrededor. Hasta que llegan los Amos de la Noche y te recuerdan claramente porqué son los malos. Y es que nunca te han dejado de recordar que son unos verdaderos malnacidos, pero Demski-Bowden lo borda aquí, dándote unas bofetadas de realidad que no se esperan en un producto de este estilo.

Una vez conquistado el planeta y exterminada a la población, los Amos de la Noche se preparan para afrontar la llegada de los Éldar. Saben que tienen que venir y que van a atizar con todo. Pero ellos son los Amos de la Noche y se van a quedar a gusto. Durante 80 páginas seremos testigos de la organización de una trampa brutal que deja claro qué ocurre cuando suben las apuestas. Nadie es capaz de aguantar un órdago como estos Marines. Es que vas salivando mientras imaginas lo que les espera.

Y luego, el destrozo final. Lo tiene todo: un ritmo vivísimo que no te deja descansar, acción brutal, combates desesperados, giros bien encontrados, brizas de esperanza machacada y unas últimas páginas con toneladas de mala leche. Dentro de lo que son las emociones fuertes, de primera, oiga.

No en vano, Demski-Bowden es uno de los mejores escritores de la Black Library y no se cansa de demostrarlo a cada libro suyo. Las páginas se devoran en una trama que se desarrolla con acierto, trasladando el trasfondo con “realismo”, sintiéndose bien las emociones y el papel de cada personaje, junto con la burricidad de las batallas desmedidas.

A lo largo de los tres libros hemos conocido a Talos y sus secuaces. Hemos visto como los que a priori parecían ser meros nombres con dos tonterías para diferenciarlos han acabado teniendo un desarrollo concienzudo, con un arco de personaje que avanza a lo largo de toda la saga y culmina en las últimas páginas. A su manera, tienen su personalidad, su carisma, reflejándose como son seres malvados porque son malvados, porque quieren ser malvados y disfrutan siéndolo, sin que por ello sean malos de opereta ni almas torturadas “porque el mundo les hizo así". De ninguna manera puedes simpatizar con los Amos de la Noche, no hay manera de perdonar su maldad y, aunque sean los protagonistas, no pueden ser “buenos chicos” de ninguna manera. Pero, a pesar de ello, muchas veces me encontraba sumergido con ahínco en su historia y deseando que a este rebaño de malnacidos le salieran las cosas bien por una vez.

Acechante del vacío ha sido un placer con todas las letras. La conclusión de esta trilogía sabe quedarse a medio camino entre la novela bélica y la historia de terror, cogiendo lo bueno de ambos géneros y ninguno de sus defectos (se hace obvio recordar Aliens). Las escenas de acción complementan la personalidad de sus protagonistas, el ritmo no para y las toñas son de espanto. Muy equilibrada en todos sus aspectos, sabe proveer de todas las emociones fuertes que un fan de la franquicia requiere, culminando en un final apoteósico un viaje que me ha dejado sin aliento en más de un momento. Sin duda, mi trilogía favorita de la Black Library (y mira que he leído un puñado).

 

Nota: 9

Nota goodreads: 4.46/5 

martes, 11 de enero de 2022

Recomendaciones (o no) de Mt del año 2021: Series


Y finalmente, para acabar esta serie (jé) de reseñas especiales repasando lo mejor de todo este añete, nos ponemos con las series que nos hacen pasar mucho mucho tiempo en el sofá. Como éste año no ha habido confinamiento, he bajado mi visionado a 573 capítulos (o.O) en 37 series diferentes. Este año me ha servido para dar carpetazo a un montón de series (gracias a que últimamente tienden a ser más cortitas), por lo que elegir las tres mejores series ACABADAS este año ha sido difícil. Sí, mi norma es que aquí sólo salen aquellas en las que yo haya visto el último capítulo este año. No descartaría que alguna repita si se tercia, pero hoy no es ese día. En fin, a lo que iba, que me ha costado mucho escoger, doliéndome mucho dejar fuera a la entrañable perversión de Bonding, la locura absoluta de Paranoia Agent, la lisergia infantil de Gravity Falls o los recuerdos de juventud de Castlevania. Series todas más que dignas de unos cuantos visionados y aprovechables en gran medida pero que no han llegado tan hondo como las agraciadas.

Así pues, ¿qué tengo que destacar como LO MEJOR?

Primero, nos vamos a Colombia, para hablar de una serie que sigue la vida y milagros de uno de sus ciudadanos más “ilustres”, Pablo Escobar. Hablo de Narcos, que a lo largo de tres temporadas nos hace sufrir con los narcotraficantes de lengua más afilada, tiros más despiadados y mala leche más desbordante. A medio camino entre la indignación, la molabilidad y la impotencia, una de estas series que no puedes dejar de ver una vez empiezas. Grandes actuaciones, medios de sobras a disposición de los creadores y un guión a la altura para una de las primeras grandes series que tuvo Netflix.

¿Qué ocurriría si, en cada momento de tu vida, se evaluaran tus tendencias criminales y se te ejecutara en caso de sobrepasar cierto valor? Ese es el planteamiento de Psycho-pass, una espectacular serie de ciencia-ficción que cuenta el día a día de una comisaría de un país sin crímenes, que no sólo es un estupendo thriller, sino que también reflexiona sobre la predestinación, la relación entre la paz y la libertad, el sentimiento religioso y la bondad del ser humano. 3 temporadas y un puñado de OVAs que se prestan a reventar cualquier prejuicio que llevaras incorporado, dejándote con el culo torcido un puñado de veces. Quizás algo densa, pero no por ello menos aprovechable. Akane Tsunemori para presidenta, por favor.

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Finalmente, terminamos con otra gloria bendita de la ciencia-ficción, aunque en este caso mucho más festivalera. He acabado con el prolongado repaso a Futurama (que 7 temporadas largas son muchos capítulos) y me he despedido de la tripulación más delirantemente entrañable del año 3001. Sobran presentaciones ante estos personajes que todo el mundo conoce: Fry, Leela, Bender, Amy, Zoidberg, Fansworth… No doy más la turra, sólo os digo que la empecéis y disfrutéis de carcajadas y comeduras de tarro. Vale la pena y vale la pena.

 

Si no ha cambiado mucho la cosa, las dos primeras están en Netflix, mientras que la última está en el Star de Disney+

Despido pues, el repaso que he pegado de las Recomendaciones (o no) de Mt de 2021. Ha sido un año bastante liadillo que ha dado un buen puñado de propuestas interesantes con las que disfrutar, pasar un buen rato y, quien sabe si cambiarte la vida.