sábado, 30 de enero de 2021

Juegos de Guerra

A raíz del programa correspondiente de Carne de Videoclub, cogí unas ganas enormes de recuperar esta película, que recordaba haber disfrutado un puñado de veces en mi infancia, sin haber vuelto a la misma ya más mayor.

A ver, ¿qué tenemos aquí? Estamos a mediados de los 80. Después de una serie de experimentos, el ejército estadounidense encarga a un ordenador (llamado WOPR, toma chistaco), el control de la defensa del país. Por su parte, un chaval muy espabilado que se las da de hacker en los albores de Internet se dedica a meter las narices en todo lo que encuentra. Cuando conecta con WOPR, lo confunde con un videojuego, empezando una serie de partidas, aparentemente inocuas, pero que el ordenador militar confunde con reales, amenazando con el lanzamiento de misiles nucleares y empezando la Tercera Guerra Mundial.

Lo que más me ha llamado la atención es cómo ha pasado el tiempo, especialmente en todo lo que a informática se refiere. Juegos de Guerra es contemporánea de su tiempo, con lo que tenemos Internet conectada a un teléfono, pantallas de 16 colores, menús presentados en DOS (con suerte)… Me pregunto si un espectador actual que, pongamos, tenga 14-16 años reconocerá o siquiera entenderá qué está ocurriendo en los diferentes momentos. No creo que vaya a fastidiar la experiencia de nadie, pero se hace extraño. Personalmente, nada más empezar me sitúo en 1983 y me divierto con la experiencia de un Hacker armado con un Spectrum para colarse en los ordenadores más seguros del mundo mundial y provocar una crisis nuclear. Por cierto, debemos estar ante una de las primeras películas centradas en un hacker tal como los entendemos hoy día, ¿no?



Otro factor de su tiempo que he notado que suele resbalar a las nuevas generaciones es el escenario de Guerra Fría en que se mueve la historia. Los más jóvenes no han vivido nada de este ambiente, ni siquiera de oídas, porque le queda más a la generación de sus padres. Por ello, muchas veces fallan al reconocer patrones y se trata de una idea que no les resulta tan interesante como a los chavales de mi generación. Cosas de la historia, que avanza a su modo.

Pero bueno, esta película, generacional para todo aquel que naciera en la época adecuada, cuna de cientos y cientos de informáticos, funcionaba como un tiro en su momento. El argumento se mueve a buen ritmo, continuamente ocurren cosas relevantes en la trama y no tiene apenas tiempos muertos. Además, los adolescentes hablan y se comportan como adolescentes, sin imposturas raras, tratando al espectador con respeto, tanto en el desarrollo de la trama como en su relación con los adultos. Destaca en ello un (esta vez sí) jovencísimo Matthew Broderick que me cae mucho menos mal de lo normal. Ally Sheedy encarna con naturalidad un papel que tenía muchas posibilidades de ser un incordio, convirtiéndolo en una persona y no un florero, además de tener mucha química con Broderick. ¡Si hasta John Wood está bien como “malo maloso”!




 Finalmente, lleva a un desenlace lógico, del que se pueden sacar conclusiones interesantes, sin los happy endings gratuitos que tanto le gusta a Hollywood. La película fluye y se disfruta con insultante naturalidad para un adolescente de los 80 y los 90. Como remate para este divertimento, fue reconocido con nominaciones a los Oscar a mejor fotografía, sonido y guión original, siendo como es, una película de aventuras juvenil sin pretensiones. Lo dicho, que bien hecha lo está. El conjunto es compacto, bien cohesionado, avanzando a suficiente velocidad

Hoy día la cosa ha cambiado mucho. Cualquier referente temporal se ha perdido y muchos jovencitos no notarán como suya esta cosa viejuna. No obstante, los adolescentes siguen siendo adolescentes y es fácil que se identifiquen con las aventuras d elos personajes, especialmente si son capaces de hacer el esfuerzo mental de abstraerse a la época. Si aceptan Hogwarts como un lugar verosímil, ¿cómo no van a aceptar los 80 como algo plausible si tienen la voluntad de ello? Al final queda a expensas de la capacidad del espectador aceptar estos juegos o no.

Juegos de guerra es una estupenda película juvenil. Con los años ha perdido todas las referncias temporales, pero no por ello se hace mala. Si un espectador voluntarioso es capaz de soportar la ambientación (contemporánea) de los 80, pasará seguro un tiempo entretenido.

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.5

PD: Genial el final cuando WOPR afirma que la Guerra Nuclear Mundial (Y las 3 en raya como paralelismo simple) es un curiosos juego donde la única forma de ganar es.... no jugar. 

jueves, 14 de enero de 2021

Recomendaciones (o no) de 2020: Series



Y finalmente, la última sección de este resumen de las recomendaciones del año. Llega el momento de las series. Un apartado en el que le he pegado un buen empeño dado que el confinamiento ha facilitado el tener horas y horas que dedicar a no hacer nada más que mirar capítulo tras capítulo. Sin ser yo precisamente de hacer maratones con las temporadas, he acabado con la friolera de 656 capítulos vistos en 2020 (casi dos capítulos al día de media), en 32 series diferentes.

Podría hablar de muchas series que me han entusiasmado, como Los Pibes, el pistolero que se dedica a cubrir los iconos del mapa, los piratas más jachondos del mundo, o El Brujero, pero en ninguna de ellas he terminado el último capítulo que existe este año. Según mis propias reglas, solo hablo de aquellas series que he finiquitado (aunque no sea la primera vez) este año.  Otros años han entrado series realmente flojuchas por la simple razón de no haber acabado con una cantidad suficiente de ejemplos mejores, pero este año debo reconocer que todas las que van a aparecer nombradas tienen su gracia.

Empezamos con un clásico que no debe dejarse pasar por cualquier aficionado a la ciencia-ficción. Aunque sólo sea por la influencia y por la cantidad de horas que se pueden dedicar a debatir sobre el sentido de su desenlace, Neon Genesis Evangelion es una referencia por derecho propio. Empieza como una serie más de Mechas, pero pronto se destapa por la profundísima hondura psicológica de sus inolvidables personajes, desenvueltos en un universo pesimista que sabe fascinar. La trama, que en un principio parece anodina, avanza continuamente en un crescendo capaz de avergonzar a Lost, finalizando en un desenlace que te obliga a recoger la mandíbula del suelo. Es una única temporada de 26 capítulos cortos, un esfuerzo que vale de sobras la pena para hacerte explotar la cabeza.

La segunda de las series destacadas aquí es la reformulación de un clásico hacia nuestros días. Unos (por entonces) semi-desconocidos Cumberbatch y Freeman daban vida a una revisitación del detective de los detectives y su ayudante. En Sherlock tenemos una fastuosa recreación de sus casos más famosos adaptados al mundo moderno, con el toque especial que Moffat y Gatiss saben proporcionar. Cada temporada (hay 4) está compuesta de tres capítulos de 90 minutos en los que se desglosa gozosamente la personalidad del universo holmesiano, con unos casos absorbentes, una puesta en escena llena de ingenio y toneladas de momentos a disfrutar. Puede que seas fan del personaje o no, pero con tan pocos capítulos y de tanta calidad, estoy seguro que vas a disfrutar con este viaje.

 

Y finalmente, acabo con una de las series que más he querido en mi vida. Pocas veces me he sentido tan cerca de unos personajes, de sus defectos, errores, virtudes y aspiraciones. Bojack Horseman se plantea como el repaso de la vida de un antiguo actor de éxito venido a menos, pero pronto se desarrolla como algo mucho más profundo. Dotado de un humor lleno de ingenio y amargura, encontramos un retablo de personalidades empapado en cinismo en un Hollywoo cohabitado por seres humanos y animales antropomórficos y unas tramas que se atreven a lidiar con temas tan espinosos como la depresión, los abusos sexuales y el Me too, el racismo, la política de control de armas estadounidense, los traumas, la asexualidad, los comportamientos autodestructivos o las adicciones. No esperaba yo que las aventuras de un caballo triste fuera a removerme las entrañas tanto (y tan bien) como Bojack Horseman. Cada capítulo da para horas de reflexión, mientras te ves reflejado en uno u otro personaje, dañado pero no destruido, que, perdido, se busca a sí mismos y aspira a una felicidad que merece (o no). El escollo: su primera temporada es la más floja, y a partir de ahí va a más, al revés que casi todas las series, porque a BoJack le gusta ir a contracorriente.

 

Por si hay alguien interesado, las tres series se pueden encontrar hoy día en Netflix, aunque sólo Bojack es producida por la cadena.

Despido pues, el repaso que he pegado de las Recomendaciones (o no) de Mt de 2020. Ha sido un año  muy diferente que ha dado un buen puñado de propuestas interesantes con las que disfrutar, pasar un buen rato y, quien sabe si cambiarte la vida.

 

¡NOS LEEMOS! 

martes, 12 de enero de 2021

Recomendaciones (o no) de 2020: Películas

Bueno, bueno, bueno. Segundo día de las recomendaciones y pasamos a la sección de películas. Repasando todo lo visto este año, me he dado cuenta de que he visto un montón de cosas que están bastante bien, pero luego no tantas que realmente me hayan tocado, o me hayan gustado tanto como para merecer estar por aquí. Al final he escogido tres propuestas muy disfrutables por un  público muy diverso, a las que es mejor acercarse sin ideas preconcebidas y, simplemente, dejarse llevar.

 

LO MEJOR

Empezamos por una película que destila cómic. Spiderman: Un nuevo universo es la propuesta más refrescante que ha tenido el hombre araña en mucho tiempo. No os asustéis si no sois de este tipo de películas. Ésta juega en otra categoría. Este (no) reboot se las ingenia para ser completamente nuevo y perfectamente reconocible, juega con todo lo que sabemos de personaje, guarda un puñado de sorpresas en el que además todos los chistes funcionan, presenta una animación repleta de virtuosismo y encima tiene una historia molona. Desde el desconcertante “No os voy a contar otra vez lo mismo” (Jé) hasta la mejor escena post-créditos del cine de superhéroes, Ahí está la gracia. Un continuo desenfreno deliciosamente desenfadado y divertido que te lo hace pasar en grande. Se trata de la superproducción más libre y loca de los últimos años, que además se aprecia hecha con cariño. Retrata el mundo de Spiderman como nunca habíamos visto y da sopas con ondas a todos los que han intentado transmitir la sensación de leer un cómic antes que ella.

Cambiamos de tercio con una propuesta mucho más mundana. ¿Qué harías si, estando muy aburrido, descubrieras que tu vecino es un asesino? Esta es la premisa de Misterioso asesinato en Manhattan, una de las comedias más deliciosamente disparatadas de Woody Allen. Mezclando sus neuras con el cine de Hitchcock, obtenemos una comedia loquísima en la que se suceden los diálogos ingeniosos, las situaciones improbables y la lógica más aplastante empleada de la manera más absurda. La maniática personalidad de unos personajes muy bien trazados provoca un buen puñado de sucesos inesperados, formando un rompecabezas un poco raro que uno sabe muy bien qué va a ser, pero que no puede evitar disfrutar su montaje. Dos horitas de la mejor comedia mezclada con un thriller que bebe de los maestros, con unos actores en estado de gracia y unos diálogos impagables marca de la casa. Esta delicia llena de buen rollo se pasa como un suspiro, ideal para una noche aburrida mientras llueve o nieva fuera.

Y se acabaron las comedias, aunque es bien fácil reírse con El club de la lucha, una de estas películas que marcaron de manera indefectible a toda una generación. Este extraño y secreto club es un thriller lleno de momentos molones, que te sacude las tripas desde un inicio, en un viaje absorbente de dos horas que todo el mundo adora por primera vez (y muchos adoran todavía más en una segunda vuelta), dónde todo y nada es lo que parece. Dirigido por Fincher, un director que sabe pegarte al asiento, con una puesta en escena novedosa e impactante, un guión tremendamente agudo y unos actores en estado de gracia. En resumen: grande, muy grande.


LO PEOR

Para lo peor, hay tres películas que han hecho méritos más que suficientes para aparecer destacadas. Sin embargo, dos de ellas sólo tienen el problema de ser rematadamente malas (a pesar de contar con un presupuesto relativamente generoso). Por ello es que voy a destacar la tercera opción, no sólo es nefasta dentro de un género dado al cine basura, sino es que además tiene ínfulas de grandeza, imitando a los maestros sin saber hacerlo.  Estoy hablando de Shed of the dead, horrenda incluso para los cánones de los zombies. Una basura bien grande que lanza por la borda un planteamiento curioso del que se podría haber sacado mucho más jugo. Ofende sin siquiera ser consciente de ello y no ofrende nada que pueda interesar incluso al fan, que fácilmente encontrar un chillón de propuestas mejores en el mismo sentido. En serio, que la evitéis.

domingo, 10 de enero de 2021

Recomendaciones (o no) de 2020: Libros

Buenos días, buena gente. Como cada año (y ya van…) hago un repaso de lo mejor del año. Como siempre, según mis reglas. No importa de cuando sea la propuesta o cuando (realmente) lo he leído, sino qué ha sido lo mejor que he reseñado en 2020. Son 94 entradas de todo tipo, el número más alto desde 2015, que ya ha llovido. Se nota que con el confinamiento he tenido más tiempo para escribir y ponerme un poco (ejem ejem) al día con todo lo que tengo por traer al blog.



Lo primero que hay que decir es, quizás, lo obvio:


¡FELIZ AÑO NUEVO!

 

Empezaré con lo que dio sentido inicialmente a este blog, con las lecturas y los libros. Especialmente en este apartado suelo quejarme de que me cuesta horrores decidir qué dejar fuera y qué es merecedor de morar en esta entrada especial. Este año ha sido el peor de todos, pues he tenido que dejar fuera verdaderas preciosidades de las que se clavan en el alma y me acompañarán toda la vida, como Momo y Del amor y otros demonios. Joyitas de libros que se devoran con ansia, sin que puedas dejar de pasar páginas y páginas como Esfera o El profesor, e incluso cómics que trascienden la realidad de un personaje que es capital en la sociedad que conocemos como La última cacería de Kraven. He tenido que nombrarlos y todo de lo mucho que me duele.

Pero vamos a los ganadores, ¿qué es lo que ha caído este año que no podéis dejar pasar de ninguna manera?

 LO MEJOR

Empezaremos por el que originalmente fue el mejor webcomic que podías encontrar en castellano durante años. El vosque, de Moran&Laurielle es un cómic que empieza como una comedia loca sobre asesinatos en reinos mágicos, pero pronto se convierte en una aventura trazada con mimo en el que los giros ocultan giros tan sorprendentes como gozosos, se complementa con personajes inolvidables, un desarrollo que desafía cualquier expectativa y un final de bandera. Todo ello aderezado con el descacharrante humor de su simpático guionista Sergio S. Morán y el talento en los pinceles de Laurielle, que convierte cada viñeta en una obra de orfebrería. Este tomo recopilatorio es el mejor regalo que le podáis hacer a cualquiera que sepa disfrutar de una buena historia. Lo tiene todo: reyes, asesinatos, explosiones, invasiones, hadas borrachas…

 

Luego pasamos a una joya intemporal. Rebeca, de Daphne du Maurier, uno de estos libros que disfrutas acurrucado bajo una manta, al lado de la chimenea, con un té caliente bien dispuesto. El que adoras mientras las persianas resuenan con el golpeteo de la lluvia. Ese que te mantiene toda la noche en vela, mientras un escalofrío te recorre la espina dorsal (pero un escalofrío bueno) mientras lees. Este desasosegante thriller sobre un viudo con demasiados secretos, una mansión imponente y fantasmas que siguen con vida (o no) es una lectura deliciosa. Podemos decir que éste es uno de los mejor libros que he leído. Manderley, Rebeca, sus giros, el climax y el desenlace… soberbio en todos sus detalles.

 

El año pasado no entró ninguna propuesta de ciencia-ficción, pero este año sí que encontramos un buen ejemplo con El largo viaje a un pequeño planeta iracundo, de Becky Chambers. La (no tan) rutinaria vida de esta PYME espacial que se dedica a la construcción pasa ante nuestros ojos a lo largo de sus páginas, mostrando un retablo de personajes tan particulares como bien construidos. A base de pequeños capítulos, este remedo de Futurama // Farscape presenta una trama ligera, que casa muy bien con un Universo relativamente buen-rollero en el que da gusto estar. Divaga con acierto sobre temas sociales inusuales dentro del género, creando un Universo de sorprendente profundidad que invita a sumergirse a fondo en él y encima sus personajes molan un puñao. Un libro que mola, divierte y seguro te hará disfrutar si puedes soportar tanta buena gente.

 


LO PEOR

Se ha necesitado tanto esfuerzo y dolor para elegir a lo mejor del año
que sorprende que escoger la peor lectura del año haya sido tan fácil. Como ha ocurrido otras veces, se trata de la única novela realmente mala que ha caído, desenlace de una saga que –creo- se ha pasado por esta sección en sus tres entregas. Si es que uno no aprende… Se trata de
Nocturne, de Nick Kyme. Concluyendo la saga más floja de WH40k, la trilogía de las Salamandras llega a su fin con una ensalada de tortas en el planeta natal del capítulo.  El respeto al trasfondo es inexistente, los personajes no tienen personalidad, las descripciones no son gran cosa, pero por lo menos te presenta abundante acción más o menos bien hilvanada. A pesar de ser una propuesta bien capaz de decepcionar a los fans más acérrimos de la franquicia, es la única de las tres entregas que llega a entretener un poquito, por lo que podemos concluir que es la mejor de la trilogía (lo cual tampoco es gran cosa, claro). 

jueves, 7 de enero de 2021

Captain Fantastic

A ver. Una aclaración rápida, para evitar confusiones, prejuicios y desconfianzas: El “Capitán Fantástico” del título no tiene nada que ver con un súper-héroe en calzones inflado de esteroides con la misión pseudo-divina de salvar a la humanidad o a los EEUU. De hecho es casi al contrario. El personaje principal es un hombre más o menos ordinadio que ha decidido vivir una vida extraordinaria, convirtiendo en literal la expresión “fuera de los senderos trillados”. La película es una bella fábula  filosófico-ético-familiar, profunda sin parecerlo, que aporta una mirada algo anacrónica pero incisiva sobre la dominante forma de vida occidental. Ni militante, ni apocalíptica ni moralizadora, Capitán Fantástico se revela rica en ideas, en propuestas, en contradicciones que nos cautivan de cabo a rabo, todo ello sembrando interrogantes siempre pertinentes sobre nuestros valores, nuestras costumbres, tan anclados en nuestro modo de vida que aplicamos en nuestro día a día sin tener conciencia de ello.

En algún lugar indeterminado entre Pequeña Miss Sunshine y Vida Salvaje, el Capitán Fantástico es tan divertido como estimulante –y quizás también emotivo- ideal para ver y generar un coloquio post-película con pequeños (10-12 años) y no tan pequeños sobre lo que supone educar, crecer y desenvolverse en sociedad.

La escena inicial, desconcertante, ya nos mete en el tema. Vemos un puñado de niños y adolescentes de camuflaje por el bosque. Comprendemos poco a poco que toda esta familia/tribu está cazando a la antigua, para alimentarse, sin perros ni rifles telescópicos. Bienvenidos al seno de la familia de Ben Cash, el cual, en el corazón de los magníficos bosques montañosos del noroeste de los EEUU, vive casi en autarquía, autosuficiente junto con sus seis hijos. No hay nada de comida basura, nada de tablets ni móviles o consolas, pero sí hay duros entrenamientos deportivos (necesarios para la vida “salvaje”), prácticas de caza, recolección y horticultura. Desde el lado intelectual, una educación basada en el descubrimiento y el estudio de los textos fundadores de la democracia estadounidense, además de obras de filósofos o escritores de lo más heterodoxos. Aquí no se bebe Coca-Cola, no se ve la televisión, no hay cabañas y, en vez de Navidad (cada día menos religiosa y más consumista), se celebra el día de Noam Chomsky.

Este mundo aparte, armonioso, que algunos calificarían de paradisíaco, vacilará y verá amenazada su existencia cuando la madre muere en el hospital. Lo que provoca que toda la pequeña familia deba atravesar los EEUU y mostrarse en sociedad en los funerales que tendrán lugar en Nuevo México, donde no es probable que sean bienvenidos. Empieza aquí una road-movie iniciática, hacia el descubrimiento del mundo exterior frente al que las convicciones de unos y otros se pondrán a prueba.


Con una magnífica puesta en escena –el ritmo, el encuadre, la belleza de su fotografía-, emocionante en su desarrollo, rematada por la vigorosa interpretación de Viggo Mortensen, nominación al Oscar incluida (espléndido en su encarnación de padre intransigente dentro de sus elecciones de vida, pero plagado de dudas sobre su infalibilidad) y la del resto del joven elenco actoral, Capitán Fantástico se muestra entonces como una inteligente reflexión sobre las consecuencias para los niños de las elecciones de sus padres, una oda a la tolerancia de la personalidad de cada uno e incluso respecto a los detractores. Una propuesta atravesada por un aliento humanista, con un deje libertario lleno de ternura en el que uno casi parece querer dejarse envolver.



Puede que a muchos no les acabe de llegar del todo el mensaje de esta agradable fábula antisistema. Presenta su problemática y sus objeciones respecto a nuestra sociedad son brío y talento, sin por ello ocultar los obvios defectos de su tesis. Ideal para polemizar y hablar largo y tendido sobre la película, se las arregla para no juzgar la motivación de los personajes. Deja que el espectador saque sus propias conclusiones, sin coaccionar la visión, permitiendo que comprendamos las voces a favor y en contra de la extrema propuesta que nos muestra. Un Viggo Mortensen en estado de gracia nos propone un viaje a la reflexión, señalando nuestros defectos y proponiendo algunas ideas (prácticas o no) sobre la educación y nuestro papel en la vida.

 

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 7.5 

martes, 5 de enero de 2021

El ascenso de Skywalker

Y ahora, un año después va y reseño el episodio IX. A veces es mejor esperar que el polvo se aposente y hacer las cosas con un poco más de calma.

¿Qué nos presentaba la culminación de la saga cúlmen de todas las sagas? Pues que los herederos del Imperio están a punto de derrotar de una vez por todas a la Resistencia, a pesar de que hemos visto en todas las películas como los Elegidos para la Victoria les han derrotado una y otra vez, destruyendo Estrellas de la Muerte, señores Sith… Ahora Rei, una simple huérfana que no tiene nada que ver con los Skywalker ni con ningún Jedi, tiene que cumplir con sus amigos una nueva profecía de la que nadie sabía nada para salvar a la Galaxia. En las 18 horas de límite antes del fin de los tiempos, recorrerán cada rincón del cosmos para reunir unos objetos legendarios y conocer la verdad oculta de las verdades ocultas de los orígenes de Rei.

Lo más curioso es que yo salí del cine encantado. Me lo había pasado en grande con dos horas realmente divertidas. Sin embargo, cada vez que me paraba a pensar sobre CUALQUIER cosa de la película, más problemas gordos le encontraba y menos entendía cómo había podido gustarme.



Creo que fui de los pocos que no se enfadó (mucho) con los extraños giros que había tenido la controvertida Los últimos Jedi, que jugaba mucho a dejar claro que esto ya no era la saga Skywalker que conocíamos. Ciertametne, Rian Johnson había intentado cambiar cosas, alejándose de la epicidad trascendente y dándole una pátina nueva (y yo creo que necesaria) a muchos detalles de la imaginería (como está haciendo Filoni y sus productos, por ejemplo).  Sin embargo, parece que los productores se asustaron y decidieron asegurarse que sólo iban a poner en la película aquello que el fan quería. Por ello, cambiaron al director a mitad de producción, poniendo a un Abrams que no iba a tener ningún impedimento a ceder a todos los caprichos de una pura película de estudio, introduciendo todos aquellos elementos que la mercadotecnia promulgaba que la película necesitaba para triunfar, sin pararse a pensar en unos mínimos motivos estructurales y/o artísticos.

Como resultado, tenemos una película que se salta a la torera cualquier lógica de trasfondo, pasando por alto hechos no sólo de la película anterior (que quieren ignorar) sino de casi toda la saga, como si todo lo que hubiéramos visto desde 1970 no tuviera ninguna importancia. En uno de los ejemplos más sangrantes de Poochismo sin sentido, resucitamos a un malo maloso porque sí, lo traemos a la palestra de la forma más ridícula que hemos visto en años (¡en Fortnite!), cambiamos el carácter de la mitad de los personajes, pasamos de la otra mitad, eleminamos todo atisbo de sentido de la trama y, para rematar el tema, embutimos un enamoramiento instantáneo con total incoherencia porque como todos sabemos, sino hay historia de amor, las mujeres no van a ver la peli. En fin: TODO MAL.

Si tuviera que detenerme a discutir todas las chorradas argumentales, podría ponerme a llenar hojas y hojas, que son muchas, variadas y seguro que ya las conoceréis. Así que no lo voy a hacer, que hay un chillón de sitios que se han ocupado de ello con más tino e inquina de la que yo estoy dispuesto a gastar. 

Bueno, la verdad es que TODO mal, no. Individualmente, cada escena está bien realizada. Se ha perdido cualquier atisbo de coherencia, el guión sobrepasa en mucho el aburrimiento y la vergüenza ajena, pero todo el músculo técnico funciona a la perfección. El mundo que se recrea (casi todo es CGI) está rematado con brillantez, la acción se resuelve con brío y tenemos coreografías de efectos especiales la mar de rechulonas. Las patadas al trasfondo son continuas, pero no negaremos que el castillo de fuegos artificiales es bien bonico. Los efectos especiales son de primera, con el toque especial que sabe dar ILM, igual que una banda sonora muy bien parida que realza la epicidad gloryhammesca de todo el conjunto (miento, los escoceses mantienen mejor la lógica).

Podemos discutir también la mala actuación de los actores, pero a decir verdad, éstos hacen lo que pueden. El guión hace aguas por tantos lados y les ofrece tan poco que no hay apenas nada de donde rascar. Es que no se puede hacer mucho más con lo que hay. Es el problema de tener un director inexistente que se ha limitado a firmar el contrato y recoger el cheque, amén de un guión que se dedica a satisfacer todos los fanservice posibles sin importar que estos se contradigan entre sí o lo que hemos visto anteriormente.



¿Qué algo molesta? Fuera, no queremos follones. Y como siempre, ¿qué ocurre cuando quieres contentar todas las opiniones sin ningún tipo de criterio? Pues que el resultado es una patata, un pastiche con poco ritmo y menos sentido. Mira que tenía ganas de que la película estuviera bien, pero es que no hay por dónde cogerla. En condiciones normales, sería una de estas películas que cancela sagas e impide cualquier producto nuevo en la franquicia durante diez años. Estoy seguro de que Disney se planteó dejar el Universo en barbecho durante un tiempo, cancelando proyectos futuros y posponiendo otras propuestas. Por suerte o por desgracia, un Mandaloriano secundario que ya estaba rodado, en el que no tenían excesivas esperanzas, vino a salvar la Fuerza y devolver el equilibrio a la galaxia.

Podríamos haber tenido un buen descanso de aventuras galácticas, pero vino Din Djarin y se nos han anunciado un chillón de proyectos nuevos, aunque yo sería partidario de dejar descansar a los Skywalker por un tiempo. Por cierto, se empiezan a oir rumores de que los Episodios VII a IX pertenecen a una realidad alternativa dentro de la galaxia muy, muy lejana. Ojito con la consideración que tiene la casa madre para con su producto…

 

Nota: 2

Nota filmaffinity: 5.7 

viernes, 1 de enero de 2021

Los Caballeros del Zodíaco - Leyenda del Santuario

Caballeros del Zodíaco es una de las series que ponían de pequeño que más triunfaba entre mis hermanos mayores. Por mi parte, nunca les acabé cogiendo la gracia, probablemente porque me pilló todavía demasiado moco y cuando empecé a disfrutar con estas cosas, Goku hacía el trabajo de divertirme mucho mejor. Aunque sabía que seguían vivos y que su universo iba sacando cositas de cuando en cuando, no les había prestado especial atención, mezclándose entre el chillón de cosas que hay de fondo en tus aficiones.

Un día así tonto aparece el tráiler de esta película y llamó mi atención. No porque fueran los Caballeros del Zodíacos, sino porque parecía como si los muñecos de mi estantería se hubieran puesto en movimiento y estuvieran estozándose cosa mala. Como tampoco tenía nada mejor que hacer, pues me dispuse a verla y pasar un rato entretenido.

Argumentalmente, resume en 95 minutos la saga de Santuario, la primera de las importantes del manga original. Para los profanos, conocemos que hay unos Caballeros del Zodíaco, que hay unos malos, una princesa que salvar y para adelante. De ahí a 90 minutos de batalla desenfrenada.

Reconozco que no había prestado atención a esta serie desde hacía por lo menos 15 años y no recordaba muy bien quién era quién, por lo que he tenido dificultades para seguir qué ocurría, más allá de unos tortazos muy bien dados. No quiero ni pensar cuánto puede llegar a alucinar un profano en la materia. En ese sentido, me recuerda mucho a la película de FFVII: Advent Children. Esta película es un producto de fans para fans que hay que entender cómo tal.

Podemos entender entonces el nulo desarrollo de la trama o creación de un trasfondo para los personajes. O los conoces, o no, pero no es cuestión de entretenerse a presentártelos. Lo que importan son las toñas, las explosiones y los ataques espectaculares (que los hay y mucho). Ahí es donde está el punto fuerte de la película, pues el trabajo de animación es impecable. El film se guarda un puñado de escenas espectaculares, preciosamente diseñadas, como si el propio muñeco de la estantería hubiera cobrado vida y estuviera repartiendo estopa por el universo. Los movimientos son fluidos, los detalles, minuciosos y las tortas se sienten impactantes. Además, se recuperan las sintonías originales, con lo que los nostálgicos estarán de enhorabuena.

Al final, es lo que es, una burricidad lisérgica repleta de acción, con poco sentido pero tremendamente divertida. Si has leído hasta aquí y eres su público afín, no te la pierdas. Si no, bueno, no te acerques ^^.

 

Nota: N/A

Nota filmaffinity: 5.0