Parece
mentira pero ya ha pasado un año desde que se estrenó Los últimos Jedi. Una vez ya pasado el tiempo y ya con las
expectativas más saciadas, se puede dar una opinión con más criterio y menos
visceralidad. Además, estas Navidades no hay ninguna película, por lo que viene
bien para apaciguar los ánimos y estas cositas.
Imagino
que ya todos sabrán de qué va, pero por si acaso, hacemos un repasillo. En El despertar de la Fuerza, la
República consiguió una gran victoria, destruyendo el arma principal de la
Nueva Orden. Sin embargo, ahora se hallan al borde del cataclismo y su poder se
ve reducido a una mera flotilla asediada por el inmenso poder de los herederos
del Imperio. Mientras tanto, Rei ha encontrado a Luke, que debe ser su
instructor para así vencer al malvadisísímo Snoke.
Después
de las dos horas largas de película, las reacciones a mi alrededor eran de lo
más polarizadas. O la gente estaba encantada por el espectáculo vivido, o
tremendamente ofendidos por las afrentas realizadas contra la saga galáctica.
Una total diferencia con el Episodio VII, que se saldó con un “psé, nostamal”
casi generalizado.
Yo
reconozco que salí del cine contento. La película tenía sus errores (de bulto),
pero me lo había pasado bien, que es lo que busco con este Universo. Ahora,
después de una revisión en perspectiva, aprecio las buenas ideas que tiene Los últimos Jedi, que me dejaron un
aceptable sabor de boca hace ya un año. Básicamente, busca y consigue
evolucionar la mitología de la saga, alejándose satisfactoriamente del concepto
clásico, sin por ello dejar de aprovechar el riquísimo Universo que habita. Se
hace enfásis en remarcar que la cosa ya no gira entre Luke y Leia, sino en Rei,
Kylo Reen, Finn… de una manera orgánica, sin que parezca impostado. Además, la acción está muy bien realizada. Individualmente, cada
momento de acrobacias tiene la dosis de molabilidad adecuada y, si apagas el
cerebro un poco, el espectáculo es de primera, merced a sus impresionantes
efectos especiales. Finalmente, se permite añadir un poquito de sombras a la,
por entonces, perfectamente inmaculada República.
A
mí me valió hace un año, quizás porque no aprecié sus defectos tan bien como
ahora. El año pasado había unas cuantas escenas que me chirriaron (la plancha,
Mary Poppins, la teleportación de Rose), pero las pasé un poco por alto. Sin
embargo, esta revisión me ha permitido reconocer la cantidad de decisiones
incomprensibles que se toman dentro del guión. Todo lo que atañe a Benicio del
Toro, la innecesaria excursión al casino, las pajas mentales de los padres de
Rei, la infalible estrategia de la comandante de la flota de la República, la
rebelión de Poe Dameron… Si casi lo único que mantiene un mínimo de sentido (y
no tanto) es el pavo que lleva encima Kylo Reen. Hay muchas cosas que, a la que
te paras a pensar, no hay por dónde cogerlas.
Además,
gran parte de la trama parece enfilada a que Kylo Reen se vaya volviendo más
luminoso mientras que Rei va haciendo pequeñas excursiones al lado oscuro. Por
momentos creía que iban a hacer un intercambio de papeles y que en su última
película, el destino del bien pasara por las manos de Kylo Reen. Pero bueno, al
final dan un carpetazo gratuito a esta sub-trama que han estado desarrollando y
te dejan a una muy buena y uno muy malo. Me hubiera hecho mucha gracia ver esta
progresión que se indicaba, pero el guión es el que es.
Sorprende
este guión tan errático mientras el resto de aspectos técnicos derrocha calidad
y medios por los cuatro costados. La banda sonora es tan brutal como uno
pudiera desear, y los efectos especiales despliegan todo el músculo necesario
para dar vida a una vívida imaginería que se nutre con notable acierto del rico Universo de la franquicia. Me creo los
planetas imposibles dónde ocurre la acción sin el más mínimo problema.
De
la misma manera, el elenco actoral se toma muy en serio la idea de sacar
adelante un guión que no hay por dónde cogerlo. Por poner un ejemplo, disfruto
viendo a Mark Hamill convertido en Mutenroshi. No tiene mucho que ver con todo
lo que habíamos visto de Luke ni su evolución guarda sentido, pero no le vamos
a negar su esfuerzo. Los mejores (o peores) momentos vienen a cargo de Adam
Driver. Me encanta como transmite el pavo subido que tiene, confuso y
autodestructivo, tan pronto te mata a Snoke (¿de verdad éste era el nuevo súper
malo maloso mortal de matamatón?) como parece que va a unirse a Rei como
descabeza la Primera Orden para hacer un ejercicio de incompetencia mayúsculo
al querer ser Darth Vader y no llegarle ni a la suela de los zapatos. Es un
personaje patético y entiendo que muchos lo odien, pero a mí me parece que es
el personaje que los creadores quieren que sea y no puedo evitar sentirme
fascinado por ello.
Si
lo comparamos con sus predecesoras, no tiene el buen rollete que hizo funcionar
el Episodio VII ni la visceralidad de Rogue One que sorprendió a tantos. Tiene
sus puntos y es divertida. Yo mismo disfruté durante las 2h 30m que estuve en
el cine, a pesar de estar torciendo el gesto la mitad del tiempo, pero entiendo
que sus numerosos errores pesen en el veredicto final. Si bien es mejor que
Episodios I y II, es una película que cuesta apreciar, lo que se une al hastío
que generan tantas películas seguidas de la franquicia, como se pudo ver en el
anodino paso de Solo por las taquillas.
Nota:
3
Nota:
filmafffinity: 6.2
Los
comandantes de la nueva Orden y los de la Rebelión son todos unos INEPTOS, es
la única conclusión que saco. Esperando estoy a que los Gungan y los Ewoks
formen una coalición y se hagan con el poder para devolver la paz a la galaxia.
Yo ya hace muchos capítulos que me he perdido, que no entiendo quién es quién, ni qué hacen en esa nave, ni porqué van a otra galaxia ni nada de nada... nunca ha sido una saga que me haya impactado mucho, así que no retengo nombres, ni rangos, ni facciones y voy más perdida que Papa Noel en mayo.
ResponderEliminarPero para pasar el rato y como espectáculo visual, no está mal.
Un asbrazo!
Jejeje. Así me gusta, una fiel seguidora de la saga :)
Eliminar¡Felices fiestas!
Mt