viernes, 7 de diciembre de 2018

El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon)


Éste vino como uno de los libros de la Cesta’13 (lo siento no tengo apuntado cuál), así que tocaba leerlo. Recordaba el inusual título como un libro que había circulado mucho a mi alrededor, con reputación de bueno, pero nunca había encontrado el momento para leerlo. Ya le tocaba, supongo.

Título: El curioso incidente del perro a medianoche
Autor: Mark Haddon
Título original: The curious incident of the dog at night-time

“A sus quince años, Christopher conoce las capitales de todos los países del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los números primos hasta el 7.507, pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico. Si bien nunca ha ido solo más allá de la tienda de la esquina, la noche que el perro de una vecina aparece atravesado por un horcón, Christopher decide iniciar la búsqueda del culpable. Emulando a su admirado Sherlock Holmes -el modelo de detective obsesionado con el análisis de los hechos-, sus pesquisas lo llevarán a cuestionar el sentido común de los adultos que lo rodean y a desvelar algunos secretos familiares que pondrán patas arriba su ordenado y seguro mundo.”

Mi mayor problema al empezar el libro es que lo tenía ubicado dentro de los libros “cachondos” al estilo Christopher Moore o Eduardo Mendoza. Pasaban las páginas y no le encontraba apenas gracia a los chistes que había por ahí repartidos. Realmente, no entendía a qué venía tanta reputación. Llegado determinado momento, me di cuenta de que el libro no era precisamente una comedia, sino que iba de otra cosa y, una vez cambié el chip y conocí bien a Chris ¡vaya si es aprovechable!

La estructura del libro (los números de capítulos son una sucesión de números primos, encontramos puzles matemáticos aquí y allá, además de algunos diagramas muy particulares) y el estilo narrativo (excesiva atención al detalle, una lógica aplastante, sin asomo de metáforas) reflejan los esquemas mentales de Christopher y su manera de ver la vida. Encontramos salpimentadas explicaciones sobre su condición: como le afecta y sus estratagemas para afrontar el día a día. No dudo que esté muy exagerado, pero concuerda con las personas que conozco que caen bajo el espectro autista y coinciden con mis limitados conocimientos sobre ello.

La condición de Christopher le convierte en alguien MUY literal, algo de lo que es incluso consciente. Puede analizar una broma, pero no puede “cogerla”. La verdad es su paradigma, por lo que odia las situaciones donde no puede ser sincero (por ejemplo, por educación), además del hecho de que “todo lo que dices es una mentira, en el fondo” porque no puedes dar una respuesta concienzudamente cierta y válida de nada. Odia también las metáforas, pero acepta los símiles (algún día entraré en mis problemas con la gente que no es capaz de distinguir símiles de comparaciones o metáforas). Esto conlleva convertir a Christopher en un narrador poco fiable. Si bien es una persona que lleva la idea de la verdad hasta un nivel más profundo y es patológicamente sincero, su condición implica que sus observaciones a veces no casan mucho con la realidad de la situación. Hay mucho humor a raíz de ello, especialmente con sus ingenuos malentendidos y el conflicto que se produce entre su falta del concepto de la vergüenza y su deseo de pasar desapercibido ante los desconocidos.

A Christopher le gustan las matemáticas porque son seguras, procedimentales y tienen una respuesta definida (ejem ejem), a diferencia de la vida. Sus comportamientos aparentemente ilógicos siguen, en el fondo, una lógica inherente que le permite reducir las opciones a elegir y, por tanto el stress, contrarrestando el efecto de su incapacidad para filtrar o priorizar: se da cuenta (y recuerda) todos los detalles sobre cualquier cosa, y puede rebobinar a voluntad, mientras el cerebro de otras personas está repleto de falsos recuerdos y momentos imaginarios.

Esto provoca que, para él, los animales sean más fiables que los humanos: “Me gustan los perros. Siempre sabes qué está pensando el perro. Tiene cuatro modos. Feliz, triste, enfadado y concentrado. Además, los perros son fieles y no mienten porque no pueden hablar”. Las personas, en cambio, son más indescifrables: cuando tienen una conversación, la gente se mira para entender que piensa su interlocutor, pero Chris no saca ninguna información de ello. Lo mismo ocurre con el amor o el cariño, siendo incapaz de distinguirlo de la mera amabilidad, de igual manera que con las contradicciones y pequeñas incoherencias que todos tenemos.

Todos estos condicionantes hacen su vida algo incómoda, especialmente cuando se relaciona con los demás. Principalmente, con su padre, que lo quiere tanto como está hasta las narices de su extraño comportamiento, o su profesora, que despliega una paciencia infinita para guiarlo hacia una vida más o menos funcional de acuerdo a su condición. El dolor que transmiten sus decisiones queda patente cuando tú te das cuenta de que ninguna decisión es buena y a Chris se le rompe el corazón porque es incapaz de comprenderlo.

Evidentemente, dentro de esta historia, el propio crimen o las desventuras de Chris son lo de menos. Hay ramalazos de humor, pero el libro no va de ello. No es más que una excusa sobre la que vehicular una exposición de la influencia que tiene la condición de Chris en su día a día (la parte del metro es especialmente incómoda). Si vas buscando otro tipo de libro, algo de policías o de chascarrillos fáciles, puede que te lleves un chasco. Incluso la historia no tiene “nada” de especial y Chris puede hacerse bastante irritante (lo es, y mucho), pero si entras en el juego que propone el libro, éste es de los que emocionan.

Nota: 8
Nota goodreads: 3.86/5

2 comentarios:

  1. Leí este libro cuando fue un boom hace unos años y no me pareció ninguna maravilla. Lo mejor del libro, sin duda, es la moraleja final.

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    1. Es un libro raro. No es fácil entrar en él, totalmente de acuerdo.

      Mt

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