Después de revisionar toda la saga de Indiana Jones, la mejor saga de aventuras de los últimos cuarenta años, he decidido repasar la mejor saga surgida posteriormente a las aventuras del hombre del sombrero. ¿Quién iba a imaginar que un block-buster veraniego basado en una atracción de parque de atracciones iba a suponer tal cantidad de diversión y buenos ratos?
Cada verano se repite un efecto: Es tiempo de
molicie y relax, en la calle hace mucho calor y empieza el desembarco de
películas facilonas, con abrumadores efectos especiales que se puedan ver sin
pensar. Los productores se afanan por vendernos sus block-busters,
humedeciéndose con la esperanza de que sea su película la que la rompa, la que
reviente taquillas y perdure en el tiempo (y les permita hacer unas cuantas
continuaciones con las que llenarse los bolsillos). Me gustaría ver la cara de
los productores de la Disney cuando les propusieron resucitar el género de
piratas para el verano. No sólo eso, sino que se iba a basar en una atracción
de parque de atracciones, con zombies y un pirata amanerado. Y vaya si lo hizo.
Me he referido a los blockbusters, en ellos,
es normal encontrarnos con esta combinación: historia simple, protagonistas
medio conocidos, acción y efectos especiales y unos cuantos chascarrillos. Y de
hecho es lo que tiene esta película. La historia es simple y funcional. Tenemos
de protagonista a Legolas de El señor de los anillos, la Knightley que siempre
hace lucir un corsé y al actor que le
gusta hacer cosas raras de tonto simpático. La imaginería está muy cuidada y
los efectos especiales son de primera calidad. Pero… ¿Qué diferencia a esta
película del montón de producciones que nos llegan cada año? (digamos…
Battleship, Van Helsing, Las arenas del tiempo…). No parece haber ningún
ingrediente adicional en el cóctel.
A que molo ¿eh? |
Pero sí lo hay. Tenemos a Jack, al Capitán
Jack Sparrow. Si los ingredientes son de mejor calidad, el cóctel sabe mejor,
sin duda. De la misma manera que hace cuarenta años tuvimos a un montón de
chavales con espadas láser, hace veinte todos llevaban sombrero y látigo y
estos ultimos años el pañuelo rojo en la cabeza se ha convertido en una señal
perfectamente identificable. Tiene la suerte de gozar de una de las mejores
presentaciones de personajes que recuerdo haber visto en toda mi vida (volvedla
a ver y decirme que no es así), pero no es sólo al inicio, el personaje sabe
entrar con una fuerza arrolladora y arrasa con cada escena en la que aparece.
Su descarado, burlón y pendenciero personaje viene adornado con unos diálogos
punzantes e ingeniosos que construyen una ética muy particular y
sorprendentemente coherente para darnos uno de los personajes más míticos de
los últimos quince años. Simplemente mola. Si otro actor hubiera tenido que
interpretar al Capitán Jack Sparrow, estaríamos hablando de un amaneramiento
exagerado. Sin embargo, Depp consigue sorprendernos con un rol muy versátil, ya
que su personaje es sinvergüenza, noble, cómico, excéntrico, maniqueo y
heroico, todo al mismo tiempo. Normal que lo haya repetido en cincuenta
películas desde entonces (Sí, te estoy mirando a ti, Llanero Solitario).
A su lado, Keira Knightley y Orlando Bloom
conforman un par de personajes tópicos, pero no por ello mal realizados (la
cara de “no sé en qué berenjenal me estoy metiendo” que tiene Will Turner en
toda la película me resulta muy acertada), pero sobretodo es el siempre
soberbio Geoffrey Rush el que da el contrapunto necesario. A la arrolladora
fuerza del pirata romántico y libre que representa Sparrow se enfrenta la
fortaleza inamovible del corsario inglés, salido del montón de novelas que
hemos leído de niños, lleno de carisma y aplomo, el aterrante Capitán Barbosa.
Los duelos entre ambos capitanes, entre ambas idealizaciones del pirata son lo
que le da a la película el extra de carisma para romperla.
Cereeebros, este...¡Monedas! |
Por si fuera poco, la poderosa banda sonora
compuesta por Klaus Badelt arrasa por donde va y acompaña a la perfección una
acción muy bien coreografiada por el siempre solvente Gore Verbinski. El
trabajo por parte del director para que la imaginería y los espectaculares (aún
pasado el tiempo) efectos especiales queden supeditados a las necesidades de la
película (y no al revés) también son de destacar. Además, el ritmo verginoso
con que se nos arrastra a través de todas las peripecias de los personajes
consigue que las dos horas y media pasen en un plumazo. Desde abordajes a
cañonazos, puñaladas verbales que salen
volando por todos lados, con un buen surtido de frases que se vuelven
inconfundibles al segundo y una montaña rusa vertiginosa que nos arrastra en
pos de una maldición muy puñetera. ¿Y el clímax? Vibrante también, por
supuesto. Un espectacular duelo a espada entre Sparrow y Barbosa por un lado y
una batalla entre los piratas malditos y los hombres del Comodoro Norringthon
por otro, todo con un ritmo brutal.
¡Al abordaje, marineros de agua dulce! |
¿Estaba esto previsto? Estoy casi seguro que
inicialmente no. No sería hasta que llegaron a la sala de montaje que se darían
cuenta de lo prometedor que era ser el cóctel que estaban preparando.
Es un trabajo bastante original llevado a
cabo al estilo clásico, un blockbuster perdurable en la memoria, con escenas
antológicas, una banda sonora que ya es un clásico, personajes carismáticos,
acción, humor, emoción con una personalidad bastante canalla, con premisas
infantiles pero que huyen de lo infantiloide, y que exponiendo personajes y
situaciones descarados y groseros consigue el calificativo de película
familiar. Todos los ingredientes confluyen para hacer una de las películas de aventuras de los últimos tiempos
que mejor funcionan. Si es que, con Jack… ¿Quién no quiere ser un pirata?
YO-HO-HO-HOU!
Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.2
Peliculón! De esas que disfrutas como cuando eras pequeño.
ResponderEliminarY la banda sonora increíble.
Es una pasada como entra de bien.
ResponderEliminarMt