Hoy tocaba volver a los clásicos, a una
película que, sin ser una obra maestra (¿o si lo es?) tuvo la suficiente
capacidad como para crear un género nuevo en el cine. Estamos ante una pionera
del humor más simplón y grosero que, incluso treinta años después, aún es
desternillante.
La tripulación de un vuelo con destino a
Chicago ha sido intoxicada por comida en mal estado. La única oportunidad del
variopinto grupo de pasajeros de sobrevivir pasa por las manos de ”Mortaugh”,
un antiguo piloto de la guerra de Vietnam que ha vuelto traumatizado de la
guerra. Mientras tanto, en tierra, las autoridades encargarán a los mejores
hombres que supervisen y guíen el futuro del aparato.
A priori puede parecer una trama “normal” de
las películas de catástrofes de finales de los setenta, pero ahí está la
gracia. Aterriza como puedas se
dedica a parodiar ese tipo de cine de todas las maneras posibles. Las
situaciones de pánico de los pasajeros, los intentos de distracción, el piloto
automático, la actuación del personal de tierra, los malos días para dejar de
hacer algo… son todos pequeños (o grandes) guiños cómicos que ridiculizan a Aeropuerto, el Coloso en Llamas, Poseidón
y a todas aquellas películas que, con un reparto muy coral, te ponían a sufrir
con unos espectadores que buscaban salir con vida de una catástrofe.
La idea y la dirección viene a cargo de los
hermanos Zucker y Jim Abrahams (los llamados ZAZ) que crearon esta manera de
hacer películas, disfrazando un argumento más o menos coherente y reconocible
con mil chistes absurdos y retorcidos, las llamadas spoof movies, de las que
cada año tenemos una nueva entrega con los éxitos recientes (Hot Shots, Top Secret, Scary movie…).
De entre los actores, destaca un “joven”
Leslie Nielsen que abandona por primera vez el registro dramático para crear un
personaje entrañable que trascendería, saltando de película en película hasta
su reciente muerte. Del resto, lo más curioso a comentar es que no hay apenas
comediantes. En su mayoría son actores versados en el cine de catástrofes que,
en vez de ponerse trascendentes con discursos a vida o muerte, se dedican a
obsequiarnos con un torrente de chorradas (mmm… me suena haber comentado esto
hace poco…).
El guión en el que se aguanta la película es
inesperadamente consistente para una propuesta de este calibre y consigue
incluso generar un cierto interés para comprobar si el avión se acaba
estrellando o no. Todo el metraje está jalonado por un diluvio de chistes que
aparecen por todos lados, situaciones absurdas en un primer plano, extraños
sucesos al fondo de la pantalla, respuestas estúpidas que no parecen sorprender
a nadie… La película explota todo el abanico de chistes posibles, desde juegos
de palabras (el hospital), cameos imposibles (Jabbar) hasta las insinuaciones
sexuales más pervertidas (¿te gustan las películas de gladiadores?). El
bombardeo de chistes es descomunal y descacharrante, pero en algunos casos se
nota que apenas están “explorando” el terreno y dan la sensación de que si
quisieran, podrían pasarse mucho más pero que aún no saben o no se atreven a
hacerlo.
Ha pasado el tiempo, pero la película sigue
funcionando. La exigua duración está perfectamente ajustada, el timing de los
gags es más que notable y se guardan una buena cantidad de momentos míticos mil
veces imitados. Para apagar el cerebro ochenta minutos y descojonarse a gusto
se me ocurren pocas maneras mejores.
Nota: over 9000!! (una película así no se puede regir por los niveles normales.
Tiene sus defectos, pero su influencia en todo lo que vino después es TAAAAN
grande…)
Nota filmaffinity: 6.3
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