Casi un año después de la anterior, acometo otra novela
del mastodóntico Peter F. Hamilton que me ha caído por Sant Jordi (ya es un
fijo en esta fiesta xD). Así pues, ¡pico y pala y 1200 páginas nos esperan!
Título: The reality disfunction (No se ha traducido al
castellano)
Autor: Peter F. Hamilton
“Es el año
2600, la humanidad ha progresado hasta su máximo potencia. Cientos de planetas
han sido colonizados, convirtiéndose en hogar de multitud de culturas. La
ingeniería genética ha empujado la evolución mucho más allá de sus límites
naturales, derrotando a la enfermedad y produciendo extraordinarias criaturas
espaciales. Enormes flotas de naves estelares biológicas florecen en las
riquezas creadas por la industrialización de sistemas estelares. A lo largo del
espacio de la Humanidad, el ejército de la Confederación mantiene la paz. Una
Edad de oro está verdaderamente a nuestro alcance.
Esto es,
evidenetmente, hasta que algo se va catastróficamente mal. En una colonia
primitiva, un criminal renegado tiene la ocasio´n de encontrar una entidad
alienígena desconocida, que desata nuestros miedos más primarios. Una raza
extinta que pobló la galaxia hace eones la llamó “la disfunción de la realidad”
y es la pesadilla que ha merodeado nuestro inconsciente desde el inicio de
nuestra historia”.
La saga de la Commonwealth (y por extensión, todo lo de
Peter F. Hamilton) es ciencia-ficción relativamente dura, con profusión de
detalles y una cantidad de trasfondo tan abrumadora que puede llegar a saturar.
Con The reality disfuction esperaba
encontrar algo similar, pero en este caso me ha faltado un propósito o una
dirección hacia la historia. El trebejo que se lía es descomunal sin que se acabede distinguir una finalidad obvia. Me explico, el mundo que
se genera (que no es el mismo, por si acaso) está descrito con un esfuerzo
descomulanérrimo. Cada sistema, cada planeta, cada forma de vida... Decir que
Hamilton es concienzudo es quedarse bastante corto. No hay nada que criticar en este sentido y es
algo que me encanta. Sin embargo, fallan dos cosas importantes:
1) El Universo que
se describe en esta saga se halla falto del sentido de la maravilla que he
percibido en otras obras del autor. No es que sea feo, sucio y corrupto (que lo
es), es que le falta el más mínimo punto de interés que me pida saber más cosas
sobre él y que sí tenía el Universo de la Commonwealth o el del Vacío.
2) Muchas tramas no
tienen interés. No entiendo el montón de páginas destinadas a explicar el
funcionamiento de la colonia espacial (que no aporta nada que no hayamos visto
mil veces en novelas de colonias, espaciales o no) o el chorrón de tiempo que
se dedica a contarnos la vida del puñado de cazadores de recompensas
secundarios (pero mucho mucho) que luego juegan un papel (muy) marginal dentro
del marco general de la historia.
Por suerte, otras tramas tienen mucha más gracia (las
conspiraciones dentro de Serenidad), la acción de los cazadores de recompensas
a los que les queda poco de humano y, sobretodo, todo lo que atañe a los planetas
vivientes, tanto su concepción como su interacción con el resto de seres vivos
que los habitan. Me encanta el desarrollo de la conciencia en común a escala
planetaria y la posibilidad del alma humana de seguir existiendo en paz acogida
dentro del marasmo de conciencia cósmica.
Como ya ocurría antes, cada trama tiene a su puñado de
personajes separados que, poco a poco van encontrándose aquí y allá. A muchos
les falta algo de chicha, haciéndose sus páginas algo aburridillas en basatntes
momentos.
El que está más pensado para molar de todo el pack es Joshua
Calvert, una especie de Han
Solo/Starlord superdopado sexualmente y todo un vividor follador más crápula
que Condemor de la Pradera. Sin embargo, se las arregla para acertar lo
suficiente con sus decisiones para acabar siendo el bueno del cotarro y –quién
lo diría- todo un peaso de héroe. Me encanta como Hamilton convierte a un ser
tan repugnante (y carismático, para qué vamos a negarlo) como éste en el
salvador y mayor esperanza de la humanidad (para sorpresa de un puñado de
personajes). En el fondo se lo coge cariño, tan imbécil que llega a ser.
Lo más parecido a su partenaire
femenina es Ione Saldana, la líder absoluta del planeta Serenidad. A pesar de su vertiente viciosa
y hedonista, es casi lo contrario a Joshua: honorable, leal y siempre dispuesta
a echar una mano. Maneja su planeta con mano de hierro, tan amoral como
implacable, manteniendo, no obstante, un curioso sentido de la justicia
con el que no puedes sino estar de
acuerdo. Me encanta el contraste que se produce en ella cuando está
“trabajando” y cuando no.
El principal malvado de la historia (es un decir, porque
aquí no hay malos, solamente intereses) es Quinn Dexter. Este expresidiario con delirios de grandeza es un hábil manipulador que
mueve todos los resortes a su alcance para convertirse en líder de un culto
religioso en el que no cree, con la única intención de salir de la remota
colonia en la que ha sido recluido. Cuando la situación se salga de madre en la
colonia, será la cara visible de una rebelión que tiene de todo menos de
bonito. Es el único personaje maligno sin más matices que ser maloso, ruin y
pérfido, con secretos llenos de mala idea que dejan bastante mal cuerpo.
Al final del tomo, el grueso de tramas se toma un
descanso y empieza otra en el planeta colonial a cargo
de Kevin Reza y su equipo de
mercenarios. Enviados en un primer momento a exterminar a los disidentes,
pronto se darán cuenta de que las cosas no son tan simples. Como por estas
cosas van en la nave de Joshua Calvert, están tocados por la fortuna desde el
primer momento y se libran del primer embate. Desde entonces, veremos como este
puñado de estoicos guerreros lucha por sobrevivir en un ambiente hostil, de lo
más puñetero. Me encanta la mezcla de implacabilidad y honor que se presenta en
Reza y sus hombres. Tan dispuestos a recibirte con una sonrisa de oreja a oreja
como a desmembrarte a continuación (sin por ello perder la sonrisa,
probablemente). Entre humor chusco y la testosterona noventera pero sin el
sufrimiento típico de los personajes de la época, realmente consiguen llamar la
atención y que sigas las últimas páginas con muchas ganas, especialmente con la
inclusión de la periodista metomentodo Kelly Tirell, a la que deben proteger y que no puede evitar meterse en más líos de lo que
sería conveniente para ella. Hace gracia como transcurre el proceso entre joven
idealista que quiere salvar el universo a cínica desencantada que aspira a
salvar el pellejo y poco más.
Hamilton no varía en su estilo, denso, profuso en
detalles e increíblemente descriptivo. Por ello la acción transcurre con
parsimonia, incluso cuando debe desatarse. Reconozco que me encanta sumergirme
en el marasmo de vida que crea con sus libros, añade tal cantidad de datos que
los convierte no en verosímiles, sino en casi reales. Hamilton realmente se
esfuerza en que sus mundos sean incluso probables y es algo que le agradezco. No
es que haga evolucionar a los humanos, sino que se inventa otras razas con sus
propios sistemas evolutivos y trazas culturales completamente alejadas de la
humanidad y ¡consigue que parezcan realistas! No obstante, puedo entender que
muchos salgan disparados ante semejante tocharro sobredimensionado.
Entre conspiraciones, guerras intergalácticas, horrores
venidos del terror incognoscible y otras maldades cósmicas, se halla siempre
presente el tema de la muerte. Hamliton aprovecha a los diversos personajes
para reflexionar sobre su (necesaria) inevitabilidad, el pavor a desaparecer y
el miedo a lo desconocido que la misma genera. Incluso los edenistas – la
propuesta que Hamilton se inventa para superar las religiones- que han
inventado una consciencia común en la que seguir viviendo, apenas consiguen
alargar la individualidad un par de siglos. La sociedad peude avanzar todo lo
que quiera, pero hasta que puedas pasar de cuerpo en cuerpo (Commonwealth saga), la muerte seguirá siempre presente.
Obviamente entonces aparecerán otros problemas, claro…
Por si fuera poco, todo está atado y bien atado. Ningún
detalle es fútil o está para rellenar. En un buen ejercicio de sacada de chorra
y restregamiento facial, si Hamilton te explica algo, por estúpido que sea, es
porque en un futuro tendrá importancia o viene a cuento de otra referencia que
ha nombrado antes. Puede haber 3, 300 o 800 páginas de separación, pero si te
cuenta algo sobre un personaje, para algo se usará, aunque sea simplemente para
alardear de su talento para urdir tramas gratuitamente retorcidas. Claro que
estar atento a todos los detalles es pesado, el ritmo varía entre la lentitud y
la inmovilidad y además las tramas no acaban de ser precisamente interesantes.
Un ejercicio de estilo brutal, no lo negaremos, pero bastante indigesto en su
conjunto.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que
prácticamente todos los personajes femeninos con un mínimo de carácter son
jóvenes, bellezones descomunales y tienen muchas ganas de marcha sexual. No es
que sea algo que me moleste de per se, pues no son personajes creados exprofeso para calentar el ambiente, tienen
carácter diferenciado, toman sus propias decisiones y son importantes para la
trama, pero cuando ninguna fémina es capaz de pasar treinta páginas sin pasar
la cama, como que se hace un poco pesado.
No puedo negar que se trata de un libro MUY bien pensado
y MUY bien escrito. El entramado que el autor debe proyectar antes de rellenar
los textos, la cantidad de fichas de personaje y de tramas entrelazadas
que hay indica que es un libro al
alcance de muy pocos. Sin embargo, se me ha hecho muy pesado, apenas hay un par
de tramas que capten mi interés y algunos giros parecen más pensados para
presumir que por “necesidad” de la trama. Por su descomunal tamaño, por su
densidad, por la complejidad de las tramas… No es un libro para devorar ni para
intentar leer rápido. Si quieres leer este libro, ponte cómodo-porque baya
tocharro-, calma y buenos alimentos y a descubrir qué mundo nos presenta
A falta de los dos libros siguientes de la saga (otros
dos tochos de 1000 páginas que acabarán cayendo, más que nada porque el segundo
ya está en mis manos), éste me ha costado bastante más que los de la
Commonwealth. Ciencia-ficción densa y sesuda, que bien me suele gustar, pero
que aquí no me ha acabado de llenar.
Nota: 5
Nota goodreads:4.13/5
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