Evidentemente,
después de rememorar el cariño que profeso con La comunidad del anillo, Continuamos nuestra “miniserie” tolkeniana
y la semana siguiente a asistir a la disolución de la Comunidad, nos ocupamos
de los hechos acaecidos en Las dos Torres.
Ahora
ya conocemos a los personajes y sus vicisitudes. Nos lanzamos, pues, a conocer
el Reino de Rohan, tierra de caballos y guerreros de renombre. Por su parte,
Frodo, Sam y Gollum transitan desde el Emyn
Muil hasta las tierras de Mordor.
Allá
por 2002, un zagal como yo no podía quedarse sin ver esta película. No
obstante, el día de marras llegué con Berta (un saludo, ¡espero que todo te
vaya bonito!) unos 5-10 minutos tarde al inicio del metraje, incluso después de
los trailers. Me perdí, por tanto, la batalla de Gandalf contra el Balrog, de
la que no tuve noticia hasta tres años después, cuando maratoneé toda la saga.
No veáis el subidón cuando recuperé esos espectaculares minutos de película.
Si
hablaba el otro día de lo bien que le sienta a la saga esta división de
capítulos de 45 minutos, el resultado es todavía mejor en la película más falta
de ritmo de las tres. Vuelvo a recomendar encarecidamente este acercamiento
para el paciente espectador. Tres temporadas de 4-6 capítulos que entran
finísimos. No os podéis imaginar lo que es ponerte a cenar y degustar “un
capítulo” enteramente dedicado al Abismo de Helm. Es una auténtica pasada.
Parándome
a recordar lo que el libro supone para mí, se encuentra divido en dos partes
completamente diferenciadas. Primero tenemos 400 páginas sobre todas las
aventuras de Aragorn y compañía por las tierras de Rohan y Fangorn, que quizás
mi parte favorita de toda la saga, para luego hacer otras 400 páginas con Frodo
y los demás en su ruta hacia Mordor, lo que es quizás la parte que se me hace
más pesada de la misma (me ralla mucho todo lo de Gollum). A la hora de adaptar
la obra a la gran pantalla, Peter Jackson hace un buen puñado de retoques, unos
buenos (todo lo de los wargos mola) y otro no (¡ay esos Ents!), pero el
conjunto es magnífico.
Lo
primero que me gustaría destacar es la mayor presencia de Christopher Lee como
Saruman. Ya me había gustado su papel como villano, pero aquí se supera,
dándonos escenas como el discurso de conquista ante sus tropas. Acojonante es
poco ^^.
Y
luego está Gollum. Si bien en el libro es de lo más cargante, la criatura
creada por Andy Serkin se palpa como la prueba real de la malignidad del
anillo, debatiéndose sobre si es mejor el FIFA o el Pro cómo conseguir
apoderarse del anillo, en plena lucha interna por la servidumbre y la ambición
despiadada.
Como
secuela, Las dos torres puede
constituir como una de los primeros ejemplos que no se molesta en recordarte
los principales elementos argumentales de su inmediato predecesor. El plan es
tan simple como lanzarnos directos a la acción. Continuista en todos sus
elementos, todo aquello que fascinaba anteriormente, sigue siendo magnífico.
El
momento que todo el mundo recuerda de esta película es El Abismo de Helm. Lo que consigue Jackson con este fragmento es
todavía más impresionante que las persecuciones por Moria; pues provee a todas
las escenas militares de un empaque adicional. Su fascinante estilo de acción
es tan excitante como dramático; cuando las vastas huestes del ejército de
Saruman chocan contra la fortaleza del rey, uno podría estar viendo una versión
de las Campanadas de medianoche de Orson Wells, pero dirigida por
George A. Romero (trasncendencia shakespeareana con vísceras de puro
exploitation). Todos sabemos que los exultantes escalofríos del terror gore
constituyen una de las marcas de la casa de Peter Jackson, pero en Helm exagera
en términos majestuosamente épicos, consiguiendo una grandeza asombrosa, tal
como he dicho antes, por ejemplo, en la escena en que los Urik-Hai cargan
contra las murallas del Abismo, cuya puesta en escena se realiza mediante un
travelling desde el cielo, con sus escudos moviéndose como si fueran las alas
de un insecto peculiarmente hipnótico y fatal.
Asimismo,
no puedo sino adorar el nuevo tema musical que se utiliza para los jinetes de
Rohan. Es escucharlo y sentir la necesidad de ensillar mi caballo, coger mi
lanza e ir pos de una batalla de incierto destino.
Por
otro lado, al tratarse de una película de transición, la trama se enfrenta a un
desarrollo más pausado y reflexivo que la anterior (y la siguiente), con lo que
se puede hacer algo lenta, especialmente en su versión extendida. Ésta añade un
puñado de escenas de gran belleza (más de 15 minutos) que harán las delicias
del fan devoto, pero que enlentecen todavía más el avance de la trama para
tortura del esforzado profano al universo.
El
mayor pero que le puedo poner es también el mayor cambio de carácter de toda la
trilogía: la decisión de los Ents respecto a Isengard. Ni he entendido nunca
porque Jackson hace que inicialmente no se muestren interesados en tomar la
fortaleza de Saruman, ni me gusta el repentino cambio de actitud que se produce
poco después. Pero bueno, luego la batalla es otra pasada.
Como
he dicho, esta película puede hacerse algo lenta para el profano, pero luego la
majestuosidad del Abismo es más que capaz de comprar cualquier voluntad. Yo me
declaro enamorado de casi todos los planos aéreos del film. Además de sentirme
cautivado por el Gollum de Andy Serkin, esencial para que las andanzas de Frodo
sean más activas e interesantes, además de preparar el terreno para que todo
encaje. Las dos Torres desborda tanta
épica y espectacularidad que uno sólo debe desear dejarse llevar a este universo
mítico para disfrutar durante tres horas de la mejor fantasía. Qué grande que
es Tolkien y qué bien le salió a Jackson
Nota:
9
Nota
filmaffinity: 8.0
Pasada
quizás la sorpresa inicial que supuso el desembarco en la Tierra Media, Las Dos Torres se conformó con seis
nominaciones a los Oscar (Película, montaje, diseño de producción, sonido,
efectos sonoros y efectos visuales), quedándose con los dos últimos, lo que
demuestra una vez más el virtuosismo técnico con que la película está
realizada.
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