Cuanto todos
creíamos que Tomb Raider era una saga
de videojuegos muerta y enterrada, llegó el estupendo videojuego
que supuso un auténtico resurgimiento de la franquicia. Aunque bebía mucho del Uncharted de Nathan
Drake (que a su vez, es una evolución de los Tomb
Raider originales), tenía su personalidad y era muy divertido de jugar. Una
segunda parte llegó poco después, reforzando su posición como una franquicia a
tener en cuenta.
Evidentemente, si una marca de Playstation tiene éxito, Sony intentará hacer la película. Eso sí, sin Angelina Jolie, que estamos ante una nueva franquicia y aquí todo tiene que ser nuevo. EN este caso el “placer” de hacer de Lara Croft recayó en Alicia Vikander.
Así, tenemos una
nueva aventura de esta suerte de refrito de Indiana Jones. En este caso, los
productores se dejan de tonterías pasadas (la cuna de la vida,
ejem) y se coge la trama del nuevo videojuego para traspasarla a la gran
pantalla. En este caso, tenemos la primera aventura de una jovencísima Lara,
que malvive como repartidora en bicicleta, a espaldas de una herencia que no
quiere recibir, pues no acepta que su padre desaparecido pudiera haber muerto.
El rumor de que su progenitor pudiera estar recluido en una isla del sudeste
asiático la pone en marcha hacia tierras exóticas. Allí, tendrá que adentrarse
en una tumba de una reina japonesa maldita, con el destino de la humanidad en
juego y tal y tal.
El planteamiento es diferente, pero se mantiene la idea es coger a Lara y meterla en una isla tropical a dar cera a los Malos, con una leyenda japonesa de fantasmas por medio, todo ello en una aventura que le viene claramente grande, consiguiendo transformarse en la Lara que conocemos al final de su epopeya. Todo ello, cambiando las suficientes cosas para adaptarla a los nuevos tiempos, meter guiños al juego para contentar a los fans y saltarse todo lo que pudiera “sonar raro” en la gran pantalla. El resultado es película de aventuras a la antigua usanza: argumentos sin complicaciones, protagonistas con carisma, héroes algo canallitas, malos malísimos, acción, tesoros ocultos, caídas, disparos, peleas al lado de un abismo y un ambiente exótico en el que la realidad es un poco relativa.
La introducción de una escena inicial en que se nos muestra la vida de Lara pre-aventurera, como repartidora en bici, nos sirve para ver que sus habilidades sociales son algo mejorables, pero que sus capacidades acrobáticas están fuera de toda duda. De la manera más gratuita, tenemos un parkour de diez minutos con bicicleta de por medio que mola mucho. Se nota el cambio de estilo con las anteriores propuestas, especialmente respecto a la obra de Jolie. Aquí no tenemos a una “puta ama” dando lecciones de tía dura. Tenemos, como en el videojuego, una jovencilla con recursos que se las va arreglando para salir del follón en que se ha metido. La influencia de propuestas como La Momia, La Búsqueda y, sobretodo, Uncharted son más que obvias.
El mayor problema
que enfrenta la película es que demasiadas cosas pasan porque tienen que pasar
para así poder tener el final de turno. El argumento se fuerza en exceso y la
cantidad de ojos en blanco necesarios sobrepasan en mucho lo deseable. Entre
encontrar al guía perfecto en Tailandia a la primera (y solamente hablando
inglés), la cantidad de líos que hay en el avión estrellado, la capacidad de
liderar una rebelión a la hora de estar prisionera… si es que me pongo y no
paro. Entiendo que este tipo de películas no buscan ser verosímiles, pero hasta
La momia 2 tiene
más lógica.
Por lo menos sí que tenemos a Alicia Vikander muy consciente de que estaba ante una gran oportunidad para tener un papel de estrella por mucho tiempo. Lo da todo en un papel que requiere mucho esfuerzo físico, incluso copiando movimientos para ser lo más fiel posible al videojuego correspondiente (sin que parezca forzado). Fastidia un poco que el resto de secundarios no se lo toman tan en serio, aunque viendo el pifostio argumental, se puede entender.
Si algo se debe
destacar de la película es su afán por apegarse a su referencia. Hay un
destacable esfuerzo por que la estética y la imaginería recuerden al
videojuego. Como muestra de ello, incluso se copian un puñado de escenas casi
literalmente, diseñando las escenas de acción para que pudieran haber sido
realizadas por la Lara digital. Esto da lugar a acrobacias muy molonas,
tortazos aquí y allá que bien podrían matar a alguien pero que no son más que
un morado para nuestra protagonista. ¿esto hace que sea aburrido? Pues no
mucho, el ritmo es bueno, los escenarios muy variados y las coreografías molan
bastante, lo que contribuye mucho a sostener el tinglado, dando lugar a un conjunto
la mar de divertido.
Es un cambio de estética muy radical respecto a la imagen de Angelina Jolie que mucha gente tiene en mente, pero me parece una buena actualización de una franquicia que yo creía ya muerta. Me hubiera hecho incluso gracia tener una segunda parte (quizás con el segundo videojuego), pero la taquilla no la respetó en exceso y, a estas alturas, no creo que vayamos a tenerla.
Lo mejor que se
puede decir sobre esta Tomb Raider es que es entretenida. Alicia Vikander lo da
todo en su papel, la acción es variada y bien coreografiada y la parte visual
mola lo que debe molar. Argumentalmente es un poco patata, pero más allá de un
exceso de cosas inverosímiles, no hace nada insultante. No tiene nada que
despierte la inteligencia del espectador, pero éste no se aburrirá en su
visionado.
Nota: 6
Nota filmaffinity: 5.4
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