Con la premisa de la que parte el libro, la versión de la historia cambia a veces radicalmetne, dando lugar a momentos absurdos realmente divertidos.La versión que yo he leído es una traducción al catalán por Quim Monzó, que hay que reconocer que es un escritor con bastante retranca y con la pluma muy afilada cuando quiere. Con ello quiero decir que me han parecido unos cuentos muy jocosos y un divertimento agradable.
Son 90 paginillas de nada, que se leen en 20 minutos, pero bastante divertidas. Hay quien lo interpreta también como una graciosa crítica a la necesidad de ser políticamente correcto que parece imperar en esta sociedad (cosa que me irrita en sobremaner), o como una invitación a la reflexión…. Pero bueno, para mí, son 90 páginas divertidas para pasar un rato agradable.
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