En cuanto salí del
cine, era consciente que el subidón con que acabé me iba a impedir hacer una
reseña mínimamente objetiva de esta película. Después de darle un buen tiempo
de descanso y volver a ponerme la película para reflexionar con más calma, me
dispongo a escribir sobre el engendro más grande de súpers que jamás hubiera
podido imaginar.
Así, con esta
película empezaba la conclusión del primer mega-evento comiquero que Marvel ha
conseguido engendrar en el MCU. Me llegas a decir hace veinte años, cuando
aparecieron las primeras pelis de Raimi, que íbamos a poder tener un mejunje
como éste, en el que confluyen 17 películas para narrar la llegada de Thanos a
la Tierra, habría creído que me estaban tomando el pelo. A ver, en aquel
momento era imposible sacar más de un personaje a a la vez por peli porque
quedaba fatal (y nos conformábamos con que las películas fueran, simplemente,
decentes, viendo la basurilla que se hacía…
Pero bueno, aquí
Marvel la ha líado. Vaya si se ha quedado a gusto. Después del ligero bajón que
supuso la película de Ultrón, se las habían arreglado para que no haya una
película floja desde entonces (ejem, Ant-man, ejem…) y ahora La guerra del Infinito cumplía con todo
lo que Marvel había prometido que era capaz de hacer con su Universo. Era tan,
pero tan fácil que les petara en la cara que no puedo sino felicitarles por lo
bien que les ha quedado. Se abandona cualquier tipo de realismo, abrazando el
género comiquero en una odisea espacial desacomplejada que mantiene un
equilibrio que parece imposible.
Sorprende que en una
película con treinta personajes que tienen personalidad consigan que cada uno
de ellos tenga su momento de gloria, entrelazando las tramas de todos sin que
se desdibujen o se pierda el hilo. ¡Es que incluso esta mega-batalla de fuegos
artificiales desatados es capaz de mantener la coherencia desarrollada en el
Universo! (o.O)
Además, el contenido
cómico está en su punto justo. Ideal para sacarte una sonrisa inesperada o
aliviar la tensión en el momento adecuado, pero sin llegar a saturar o superar
la trama como sí ocurría en Thor:Ragnarok o los últimos Guardianes.
La guerra del Infinito coge lo bueno
que tenía la Civil War o El Soldado de Invierno y te lo mete
dentro de los Vengadores. En fin, que
mola.
A lo tonto, han sido
10 años desde que vimos al primer Tony Stark enfundarse la armadura dorada. Los
que han seguido todas las películas a lo largo del tiempo conocemos las
vicisitudes de cada uno de los personajes hasta llegar a este punto. Los
conocemos desde hace mucho y los hemos hecho nuestros. A su manera, les hemos
cogido cariño. Por ello, no podemos sino inquietarnos cuando vemos que el
chulesco Stark está acojonado porque no puede impedir el devenir catastrófico
de los acontecimientos. Observamos al arrogante Dr. Strange superado por
enemigos a los que, en condiciones normales, no tendría problema en despachar.
Thor sumido en la devastación al haber fallado como Dios, como hermano y como
amigo. El Capi y Bucky lamentan la inevitabilidad de la guerra, aceptando que,
quizás, ésta es la última gran batalla. El desconcierto de Peter Parker ante un
conflicto que, obviamente, es incapaz de comprender.
Nick Fury dijo hace
años: “el mundo se estaba llenando de gente que no tiene rival, que no se puede
controlar”. A pesar de que se trata de súpers y que seguro acabará bien, Thanos
consigue que por primera vez tengamos la sensación de que las cosas puede que
salgan MAL. Especialmente en aquellos momentos en que la montaña rusa se
detiene (apenas unos segundos), en los que echas la vista atrás y sólo quieres
consolar a unos personajes con los que has convivido durante años. Es Josh
Brolin (con diferencia el mejor actor de la película) el que carga a los
hombros con la titánica (je je) tarea de dar vida a al titán loco. Éste es, en
verdad, el auténtico protagonista de la película. Todo el film es suyo, la
trama gira en torno a él y es el que propicia el desarrollo de la historia.
Además, se nos muestra como un personaje con matices, dotado de una
personalidad claramente definida. Es poderoso e inteligente, pero muestra sentimientos
más allá de “SOY EL MALO”. Es capaz de hacer que empaticemos con él y logremos
entender por qué hace lo que hace. Además, la amenaza de Thanos es absoluta. Le
basta tan sólo un prólogo apocalíptico para dejar claro que la inflexibilidad
de sus convicciones o la potencia de sus ataques le convierten en aquel que
siempre hemos temido; el que hace lo que no creímos posible. Más que doler, las
hostias se temen. Seguro que, de alguna manera se arreglará (chim, pún, lo hizo
un mago), pero nos quedamos con el mal cuerpo de qué el coste será alto.
Y bueno, también
está Peter Dinklage que esta vez hace de gigante. Mis dieses.
La película adapta
(muy libremente) el cómic El guantelete del infinito, por lo que algunos ya podemos imaginar por dónde irán las
tornas, pero claro, nunca se sabe cuánto se van a flipar con estas cosas. Por
ahora, sí que nos han dejado a gusto con una brutal montaña rusa que va a mil
por hora en un ritmo aceleradísimo en el que pasan muchas, pero que muchas
cosas y nos lleva de aquí para allá sin dejar medio segundo de descanso. No hay
tiempo apenas para introducir nada más que al propio Thanos, por lo que, por
primera vez, se hace imprescindible haber visto (y entendido) TODO lo que ha
salido antes en el MCU. Quizás te puedes saltar Ant-man, pero ya. Si te falta
algo, te vas a perder parte de lo que ocurre, quién es tal o pascual o por qué
se va a un sitio u otro (y no te lo van a explicar). Me sorprendo asombrado al
comprobar lo bien que han conjugado la parte galáctica y terránea del universo.
Un poco como ocurre con ABBA: puede que sean unos petardos, pero una vez pones
atención cada elemento está donde y como debe estar, y que esa es la
organización perfecta. Técnicamente le faltará mucho, pero toca la teca
correcta en cada momento.
Y luego llegamos al
final de la película. SPOILER ¡Ay! No creí que se atrevieran, y menos que les
quedara tan bien. Un perfecto anticlímax nos lleva a un simple chasquido de
dedos que acaba con la existencia de medio universo. Da igual lo poderoso y
corrupto que fueras: MEDIO UNIVERSO SE FUE. Que sí, sabes que se arreglará,
pero recuerdo las caras de la gente al salir del cine y…Ay ese Thanos esbozando
una sonrisa mientras mira al horizonte de ¿su casa? Satisfecho por el deber
cumplido, devastado por los sacrificios realizados. FIN DEL SPOILER
¿Y
ahora qué? Me refiero al final de mayo 2019. Estas dos películas han sido
concebidas como colofón final de un concepto, un canto del cisne a unas
aventuras que nos han acompañado durante diez años. ¿Qué haces después? Thanos
es una amenaza tan absoluta que hay un precio que pagar, ningún malo maloso va
a estar a la altura en un buen puñado de años y reiniciar el Universo se hace
casi obligatorio. ¿Se podrá? ¿Aceptarán los fans (y los no fans) lo que vendrá
después? Veo este macroevento serializado como un hito sólo posible una única
vez, un territorio inexplorado que no podrá repetirse con la misma gracia, pues
cualquier repetición no generará la misma expectación, más allá de manipular
peligrosamente la cordura de los fans más devotos.
Si habéis leído todo
esto, os habréis dado cuenta de lo mucho que he disfrutado con Infinity war. No dudo que habrá sido la
sensación de cualquier seguidor de los comis. Evidentemente, si no te van, ni
te acerques a esto. Infinity War es para fans y gente con conocimiento de la
saga.
Nota: 9000!!! (o
más).
Nota filmaffinity: 7.6
"Señor
Stark, no me quiero ir, señor..."
“Ay…
Peter”
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