Después de lo bien que me lo pasé con Querido Dexter, no tenía la intención de
dejar pasar mucho tiempo antes de ponerme otra vez con el negrísimo humor de mi
forense favorito.
Título: Dexter en la oscuridad
Autor: Jeff Lindsay
Título original: Dexter in the dark
Traductor: Eduardo G. Murillo
“Dexter
Morgan no soporta la sangre. Curiosa manía par aun forense del Departamento de
Policía. Más teniendo en cuenta que Dexter aprovecha las noches de luna llena
para cortar en pedacitos a otros asesinos en serie que han escapado a la acción
de la justicia. Pero tal vez a partir de ahora su vida dé un giro decisivo,
puesto que le ha dado el sí a Rita y está a punto de convertirse en un marido
respetable, la figura paterna a la que imitarán Ashtor y Cody, los hijos de su
pareja. Y, en el caso de que la vida matrimonial no resultara amenaza
suficiente para sus correrías nocturnas, una sucesión de asesinatos rituales
podría llevarlo a reconsiderar su propia adicción al homicidio.”
Y la conclusión es: qué libro más raro. Sucede justo
después que el anterior, pero Lindsay cambia de tercio totalmente y se aleja
del estilo que hemos visto previamente. Dexter
en la oscuridad se centra mucho en la relación de Dexter con su “oscuro
pasajero”, del que ya habíamos certificado que era una entidad diferente a la
que conforma el propio Dexter. Cuando de repente Dexter se queda solo, se queda
sin su “sexto sentido” para resolver asesinatos e incluso parece que se empieza
a comportar como una persona cabal. Parecería que podría llevar una vida
“corriente”, pero sus hijos adoptivos parecen haber empezado a desarrollar sus
propios “oscuros pasajeros” y una secta religiosa la está liando por la ciudad,
por lo que tampoco podrá tranquilizarse. Se trata, con diferencia, del libro
con menos humor de los tres que he leído, especialmente cuando Dexter se queda
solo, encontrando pasajes en los que esperas que éste suelte sus burradas y no
lo hace.
El tema más polémico del libro se halla en el propio Oscuro
Pasajero. Lindsay decide revelar el
misterio de su presencia y le da una explicación. Un origen sobrenatural que,
la verdad, provoca que todo el embrollo pierda un poco de gracia. Tal como
ocurría con los miriclorianos o los poderes de Lestat, mola mucho más que estas
cosas queden en la niebla de las suposiciones. Además, Dexter se encuentra que quiere ser tan mordaz y sociópata como
siempre, con sus traumas y sus necesidades de muerte y destrucción, pero sin su
amigo se convierte en un panoli bastante tontete, con arranques de cobardía sin
sentido que no mola lo más mínimo.
Por lo menos, su relación con sus hijastros Ashtor y Cody tiene
bastante gracia. Ya conocíamos su carácter reservado, traumatizados por su
violento padre e incluso podíamos intuir que guardaban algún secreto. Sin
embargo, pocos habríamos predicho en el libro anterior que iban a ser unos
asesinos del mismo pelaje que Dexter. Aquí están creciendo y empiezan a
explorar su relación con sus respectivos Pasajeros, ganando en mala idea y
puñetería. Me hace especial gracia como siguen siendo niños que preguntan y
preguntan, aunque el tema sea de lo más escabroso. Me he reído bastantes veces
con la poca paciencia que guarda Dexter a la impaciencia de los pequeños para
dar sus primeros pasos a lo largo del Sendero Oscuro.
Sin embargo, a ratos el libro se hace confuso. El estilo
de Lindsay se presta más a la sucesión de chascarrillos gamberros que al
desarrollo de una trama, por lo que el tono no acaba de ser el correcto, como
si faltara equilibrio entre un aspecto u otro, o si uno esperara que el gag
explotara, pero solo nos espera un avance de la trama. Además, Dexter llega a
exasperar por momentos y hay un pequeño valle a mitad de libro que no sabes
dónde va a ir a parar. Por suerte, a medida que se acerca el desenlace la
historia empieza a volar sola, con lo que Lindsay vuelve a tener espacio para
soltar todas sus burradas cómodamente, provocando abundantes risas y dejando un
estupendo sabor de boca con sus bastardadas finales.
Mientras que los anteriores se centraban más en el humor
negrísimo, aquí el libro se mueve más hacia la novela negra, presentando una
serie de asesinatos investigados por un forense de lo más inusual. Mola lo suyo
y cuesta parar de leer, pero es un rollo muy distinto a lo que habíamos visto hasta
ahora con Dexter Morgan, con todo lo que ello implica. No negaré que me gusta apreciar
que Lindsay no se acomoda en una fórmula que sabe que funciona y busca
evolucionar. Puede que no le quede tan fino como las dos entregas anteriores y
toma algunas decisiones que no acabo de compartir, pero Dexter sigue siendo una
saga recomendable y Dexter en la
Oscuridad un thriller de los que no dejan parar de leer.
Asimismo, ya no tenemos ni rastro de la serie. Son
propuestas que comparten el nombre del protagonista, pero toman caminos tan
diferentes (el carácter del protagonista, el concepto del Oscuro pasajero…) que
ya no podemos estar hablando de versiones, sino de proyectos completamente
diferenciados. Muy aprovechables ambos, pero sin apenas nada que ver.
Al final, si no te importa ver un Dexter totalmente ajeno
a la serie (muchos llegaron a esta saga a partir de ella) y tienes estómago
para soportar descripciones excesivamente gráficas, es probable que disfrutes
con el humor enfermizo y los misterios insondables que rodean a nuestro forense
favorito. No todo el mundo comprará la explicación sobrenatural que se le da al
Oscuro Pasajero, pero la diversión que me proporciona es más que suficiente
para querer continuar leyendo.
Nota : 7
Nota goodreads: 3.5/5
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