martes, 14 de noviembre de 2023

Uncharted

Después de tres películas bien seriotas, de gente sufriendo y traumitas varias, acerquémonos hoy a una propuesta mucho más ligera. En espera de que llegara Indiana Jones y su Dial del Destino, bien nos servía de quitarnos el mono de aventuras con su sustituto más meritorio, aunque sea en los videojuegos: Nathan Drake.

Hace ya unos años, en los albores de la PS3, el estudio Naughty Dog (comprobar) recuperaba el añejo aroma de los buscadores de tesoros con Uncharted, un videojuego en el que un lejano descendiente del Pirata Drake se hacía tras la pista de una gigantesca estatua de oro escondida por su antecesor. Combinaba hábilmente juegos de puzles con escenas de disparos repletas de adrenalina, todo ello aderezado con una trama bastante jachonda y, sobretodo, unos protagonistas repletos de carisma con los que daba gusto echar unas partidas.

Con el tiempo, fueron publicando un puñado de secuelas a cada cual más disfrutable que te hacían sentir casi como si estuvieras en una película interactiva, convirtiéndose en una de las sagas más vendidas de los últimos años.  Captaba a la perfección el sentido de la maravilla, el espíritu de la aventura, aunque fuera cambiando el sombrero fedora por una camiseta sudada.

Siguiendo la costumbre de los últimos años (Tomb Raider, Mortal Kombat, etc), era cuestión de tiempo que se diera luz verde a una adaptación a película, para gozo (o no) de los fans.

Lo primero que hizo enarcar las cejas a casi todos fue la extraña elección de Tom Holland para ser Nathan Drake. El personaje es un hombre de mediana edad, muy en forma, pero ya más cerca de los cuarenta que de los treina. Mientras tanto, Holland parecía ser un chavalín veinteañero. Lo mismo ocurría con la elección de Mark Whalberg para hacer de Sully, que debería rondar los cincuentaymuchos y no los… bueno, los que tiene Whalberg, aunque se conserve bien. Los productores lo arreglaron un poco diciendo que ésta iba a ser la película introductoria de los personajes, explicando cómo se conocieron, cosa que nunca se explica en los videojuegos. A la gente no le acabó de gustar, pero bueno, qué le vamos a hacer.

Así, tenemos a ambos personajes, un chavalín de recursos muy canallita pero en el fondo buena gente y un crápula capaz de vender a su madre que le enseñará todos los trucos del oficio de saqueador de tesoros. Ambos se ven implicados en una trama que busca encontrar el tesoro perdido de Magallanes, que provocó su no-retorno al Reino de Castilla durante su vuelta al mundo.

Así, tendremos una excusa para tener todos los elementos que caracterizan esta saga: Visitas a lugares exóticos que guardan secretos inesperados, un continuo de acrobacias imposibles sobre cosas que se caen de las que Drake salva (siempre) por un pelo de calvo y las correspondientes dosis de tiroteos que nunca pueden faltar en una propuesta de este estilo.

Aunque no acaba de corresponder con el perfil del personaje, tenemos la suerte de que Holland lo da todo y como al chaval le sobra carisma, sale adelante cargándose a hombros la película. Por su parte, Whalberg no parece saber muy bien qué hacer con su personaje y se dedica a poner cara irónica tras cara irónica como si ese fuera su único trabajo. Entre los secundarios no hay nadie que destaque especialmente, ni para bien ni para mal, con la mención especial de tener siempre a nuestro ANTONIO Banderas al pie del cañón. Su personaje está un poco pasado de vueltas, pero we, nos lo creemos, que le tenemos cariño.

Lo que más debemos reconocerle a Uncharted es que clava el tono del juego y se lanza sin complejos a ser un entretenimiento loco. La lógica pasa por la ventana desde el primer minuto, así que buscarle algo de sentido o decencia es una tarea innecesaria. Lo mismo ocurre con un guión con unas cuantas cosas un poco ejem que bueno, tienes que aceptar que es así y punto. Es una película para relajarse y gozar con las tontadas que te suelta. Hemos venido a ver el espectáculo y eso es lo que cuenta.

Y es que lo que se muestra en pantalla mola bastante, con coreografías de acción muy resultonas, mucho trabajo de exteriores (inusual) y un ritmo vivísimo que no deja descansar. Así, tenemos una película muy entretenida en la que no dejan de pasar cosas. Cambia de ambiente cada vez que parece que te vas a poner a pensar y hay tantas acrobacias variadas que no da tiempo a mirar el reloj. Mis felicitaciones a los responsables de escenarios y, sobretodo, a los coreógrafos, por la variedad que muestran en pantalla.  No puedo dejar de destacar la escena de la discoteca y la lámpara que se cae, o la escena del avión con los palés colgantes, puro videojuego.

Además, todo el segundo acto sucede en el Barrio Gótico de Barcelona, por lo que tiene un extra de cariño con el que mimar la película todavía más. He estado en casi todos los sitios que se muestran y no veáis la ilusión que hace ver como aquí también hay pasadizos secretos y tesoros absurdos. Aprovechan la mar de bien todos los rincones inusuales de la Barcelona Secreta. ¡Chúpate esa, Dan Brown!

Como nota graciosa, me hace mucha gracia el cameo de Nolan North (voz de Drake en los juegos) cuando llegan a la playa. Muy gracioso. Además, en castellano han aprovechado para escoger al mismo actor de doblaje, con lo que el chiste se mantiene intacto.

Pudiendo intentar ser más trascendente, Uncharted escoge ser una propuesta simpática y ningún tipo de ínfulas. Plasma el tono del videojuego con acierto, trayéndonos una historia de aventuras tal como debe ser: Divertida, no muy seria y algo mamarracha. La suspensión de la incredulidad hace horas extras y ninguno de los actores destaca especialmente, pero si alguien le pide algo más, no sé a qué juegos ha jugado.

 

Nota: 5

Nota filmaffinity: 5.6 

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