Libro
65 de la Cesta’13. Vamos avanzando que no es poco. Otro más de Isabel Allende,
que es quién tiene más libros aquí dentro.
Título:
El plan infinito
Autor:
Isabel Allende
“Épica e intimista novela que desgrana la agitada vida de Gregory Reeves, (gringo criado en un gueto hispano de Los Ángeles), su paso por Berkeley, en los años de la revolución hippi, por Vietnam, por la pérdida de esperanzas y el nacimiento de la nueva generación materialista. Un libro apasionante e intenso que recupera toda la habilidad narradora de Isabel Allende.”
Una
vez más en la autora, tenemos la consabida historia más grande que la vida tan
característica de su estilo. Aquí, por una vez, cambiamos de ambiente,
mostrando las desventuras de un estadounidense pobre, en vez de un hijo de
inmigrantes o ambientarlo en cualquier país de Sudamérica. Por el resto,
seguimos la consabida estructura que le hemos visto en tantas novelas: una
infancia con sus cosas, salir al mundo y llevarse tortas por todos lados, una
adultez en la que se cumplen (o no) los sueños iniciales y una senectud más
tranquila que hace las veces de redención. Esta vez hay menos realismo mágico
que en otras obras, pero el esquema general no cambia.
Siempre es agradable pisar terreno conocido, con lo que las páginas pasan agradablemente. Sin embargo, encuentro que a veces pasan cosas y otras se te cuenta que pasan cosas. Los capítulos sufren cambios de tono algo extraños casi de una página otra. Obviamente, esto genera cierta confusión y, sobretodo, da lugar a mucha irregularidad en el resultado final, con partes que se pueden disfrutar como los mejores libros de Allende y otras bastante más deficientes. Por poner un ejemplo, todo lo que ocurre en Vietnam o el esfuerzo del protagonista por fundar un bufete de abogados está más que bien contados. Pero llegamos a Berkeley o a las aventuras con Benedict y de golpe coge un tono de recuerdos no muy bien hilvanados que se hace muy cuesta arriba, como si te estuviera haciendo un resumen que no llegó a escribir a fondo. Por momentos me parece un libro a medio escribir, como si no hubiera podido cumplir con los plazos de publicación y empaquetara el libro a las bravas.
Esto
no nos impida tener unos personajes bien construidos, con sus matices, sus
traumitas y sus sueños.
El
protagonista absoluto es Gregory
Reeves, un hombre blanco y pobre, lo que le convierte
en (casi) un proscrito que vive en el barrio latino de Los Angeles. El destino
– como no puede ser de otra manera – le dará la oportunidad de progresar y
dejar atrás a la gente con la que se ha criado, con los consiguientes problemas
de desarraigo. Allende no duda en mostrarte los defectos de un sistema
educativo fallido, el devastador impacto que tiene la Guerra de Vietnam en la
sociedad de los 60-70, o cómo la irresponsabilidad de los 80 da lugar a
pelotazos y bancarrotas inesperadas. Aunque comparte la infancia dura
característica de la autora, aquí George tiene más claroscuros de lo habitual,
con unos dejes autodestructivos importantes que influyen sus decisiones y
marcan el devenir de su infelicidad a lo largo de los años. Inseguro y
desconfiado, se muestra incapaz de expresar aprecio más allá del interés
económico, lo que le causa sufrimiento. No es hasta el final (como no puede ser
de otra manera) que nuestro héroe finalmente aprende que sólo a través de años
de dolorosa terapia es capaz de aceptarse tal y como es, afrontando sus
conflictos internos para progresar como persona.
Entre los secundarios, con tanto viene y va, no hay ninguno que tenga un especial protagonismo. Ni sus padres, ni sus hijos ni sus parejas son precisamente estables a lo largo de las páginas. De todos ellos, la que comparte más páginas es la irreverente Carmen Morales. De buenas a primeras, la mejor amiga de la infancia del protagonista, crece como una mujer llena de vida, con ganas de aprovechar todo lo que se le ofrece y más, con un punto hippie bastante desmadrado que alegra casi cada página en la que aparece. Hace muchas veces de sostén de George, levantándolo cuando este se derrumba y animándolo a seguir adelante. Me alegra que la relación entre ambos sea principalmente de amistad inquebrantable, antes que romántica. Quizás todas sus locuras le acaban saliendo mejor de lo que tocaría, pero se hace querer, teniendo los mejores momentos del libro.
La escritura de Allende sigue siendo tan encantadora como siempre y, a grandes rasgos, da lo que hemos apreciado todos estos años. Te transporta donde quiere, desde ese Los Angeles post-IIGM, al San Francisco sesentero o a los campos de batalla de Vietnam. Por otro lado, cambia continuamente entre un narrador en primera persona y uno en tercera no muy fiable (¿Quizás la tercera esposa de George?), mezclando tiempos y tonos sin asomo de coherencia o aviso. Esta irregularidad provoca cierta incomodidad al leer, especialmente cuando la narración es en tercera persona y se te avanzan cosas que ocurrirán en el futuro, se referencian cosas que ya hemos visto como nuevas, dando pequeños saltitos adelante y atrás continuamente. Pareciera que estuviera contándote las cosas tal como las recuerda y comete errores que intenta corregir luego. Es algo que hemos visto en otros libros, pero en este caso, a la estructura le falta pulido y acabo por no comprarle la cabriola.
¿Recomendaría
este libro? La verdad, se me hace difícil más allá del completismo. La propia
Allende tiene un buen puñado de historias más interesantes mejor contadas,
siendo El plan infinito una de sus
obras más flojas. A fin de cuentas, un libro bastante decepcionante, cuya
irregularidad hace todavía más patente lo que podría haber sido pero no es. Sus
fragmentos más inspirados aumentan las esperanzas de una buena lectura, pero es
bastante plomiza en sus dos terceras partes.
Nota:
2
Nota goodreads: 3.75/5
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