miércoles, 1 de noviembre de 2023

Uno de los nuestros

Pues seguimos insistiendo con el Sr. Te lo resumo así nomás. Dentro de su vídeo sobre Scorsese, destacó esta película como una de sus grandes obras. Y resulta que mi pareja no la tenía vista. Como yo haría más de quince años que no la había visto, pues habrá que darle para pasar un buen rato.

Uno de los nuestros nos presenta a un chaval irlandés que se ha criado en Little Italy. Crece rodeado de mafiosos, a los que idolatra, atraído por la vida, lujo, peligro y desenfreno que llevan los gánsteres de su zona. Por ello, tan pronto como puede, decide empezar a hacer méritos y hacer todos los esfuerzos necesarios para unirse a alguna de las familias y así poder considerarse “uno de los nuestros”. Así, seremos testigos de cómo es la carrera de nuestro “héroe”, empieza como un chico de los recados del que burlarse, pero pronto su efectividad y su disposición de hacer cualquier cosa con tal de progresar le harán subir de categoría. Pronto, gana la confianza de sus jefes, de los que conoceremos todas sus bajezas, amasando montañas cada vez más grandes de dinero y poder. Pero con el poder viene la responsabilidad y así verá cómo la policía empieza a considerarle un objetivo, con el consiguiente problema para llevar una vida apaciblemente disoluta.

Ante todo, lo primero es expresar mi sorpresa al encontrar a medio elenco de Los Soprano en esta película. Si es que casi toda la plantilla inicial pasa por aquí ^^. Hasta cierto punto, me hace especial gracia comprobar como aprovechan el mismo concepto de la Mafia, convirtiendo sus tareas en una rutina cotidiana, convirtiendo el partir unas piernas o tirar a alguien por la ventana en otro día más en la oficina.

Pero bueno, ahora a la chicha. No la tenía muy fresca, pero creo que he actualizado mi película (seria) de mafias favorita. Oigan, la he disfrutado cosa mala.

Es un extraño canto de amor a la vida mafiosa que, al mismo tiempo, no deja de hacer patente que es un microcosmos lleno de malnacidos del que sólo puedes salir fiambre o traidor, en el que la amoralidad campa a sus anchas. Ellos se ven a sí mismos como astutos animales de presa, cosa que Scorsese no deja de recordarte, pero al mismo tiempo te los sigue mostrando como unos gañanes con suerte que no hacen otra cosa que autojustificarse para gozar haciendo el mal o dejarse llevar por su disoluto modo de vida. El narrador se contradice a sí mismo en todo momento, glorificando a la Mafia mientras nos hace testimonio de todo su patetismo. Narrado con maestría, nos muestra una evocación nostálgica del pasado, a modo de confesión sin atisbo de vergüenza o contrición. Asimismo, veremos como su mujer y el policía que lo detuvo añaden comentarios a lo que va ocurriendo, aclaraciones a según qué atribuciones alejadas de la realidad que realiza nuestro protagonista (mis dieces a las diferentes interpretaciones sobre cómo se forma la pareja desde uno u otro punto de vista). A su modo, es como si fuéramos testigos de un extraño documental sobre la vida en la Mafia, realizado por un fan que, aun así, no consigue disfrazar la vida de mierda que tienen los mafiosos.

Así, somos testigos de su organización, de la vida cotidiana no de los jefes sino de los cargos intermedios, sus estrictos y anacrónicos códigos de conducta. Lo que en un primer momento parece un clan familiar vemos que se mueve por puro interés, en el que cualquier lealtad es relativa. Con un ritmo bien medido, veremos el ascenso de nuestro protagonista por todas las esferas del negocio, hasta que la policía lo tiene bien empurado y entra en una vida de paranoia en la que ve enemigos por todas partes. Y luego está el final (GLORIOSO). 

Es decir, a diferencia de otras historias como El Padrino o Casino, este relato de Mafia dentro de la Mafia le quita todo el glamour a la vida del gángster mientras no deja de insistir en lo mucho que mola. Los tienes proclamando lo bien que se lo pasan siendo los malos del lugar, pero están siempre temerosos de una entrada salvaje de la policía, largas condenas de prisión, venganzas sangrientas de colegas y rivales o represalias inesperadas por parte de los que consideraban sus camaradas.

Para contar este estupendo relato, Scorsese se rodea de un elenco de actores de primera a los que hay que felicitar. Empezando por Ray Liotta (esa última mirada a cámara, jué) y Lorraine Branco (nominación al Oscar en un personaje deliciosamente contradictorio), pasando por Robert De Niro y Joe Pesci (Oscar para el gran malote), acabando con todo el elenco de Los Soprano (Michael Imperioli, Frank Vincent, Tony Sirico, Vincent Pastore…). Pocas veces he visto elencos tan amplios en los que todos los personajes estén encarnados con tanto acierto.

En Uno de los nuestros encontramos todas las características deudoras del cine de Scorsese: El papel de la culpa (o falta de ella) en las acciones de la vida, historias de hombres que conducen a una inevitable autodestrucción, la naturalidad con la que se exponen hechos terribles y, sobretodo, esa capacidad para narrar el paso del tiempo, con el ritmo cansino de la vida y argumentos dilatados en los que las rencillas se enconan, las venganzas se toman su tiempo y la vida tiene poco valor. No me pilla de nuevas, pues ya habréis visto reseñadas aquí casi todas sus películas. Así que no vamos a descubrir ahora a este director, pero realiza aquí uno de sus trabajos más redondos, en los que todo funciona estupendamente dedicado a explicar con toneladas de carisma una historia de lo más cínica y desagradable. Quizás porque aquí no tenemos uno de los grandes nombres, o porque la clase o el honor ni está ni se le espera, pero este acercamiento a la vida de un jefecillo intermedio permite poner un punto de vista inesperado con el que ahondar en la escoria sin el glamour que pudieran tener los Luciano o los Corleone. Y eso mola.

Como ya he destacado antes, un pequeño punto y aparte para el desenlace. La caída en desgracia de Ray Liotta, su particular via crucis paranoico en el que ve asesinos tras cada esquina y, finalmente, el monólogo final. Besito de chef, que diría alguna gente.

Como se pudiera imaginar ante una propuesta de esta calidad, las nominaciones a los Oscar llovieron por todos lados, consiguiendo que cayeran a todo lo gordo. Sin embargo, este fue el año de Bailando con lobos, que a la postre arrasó en premios, obligando a Uno de los nuestros a conformarse con el Oscar a actor secundario para Joe Pesci, que hiela el alma cada vez que aparece.

Scorsese es uno de los grandes nombres en la dirección y no es por cualquier cosa. Disfruto a lo grande con casi todas sus películas y lo gozo todavía más cuando se pone a hablar de mafias. Y si, después de haber pasado por casi todas sus películas, ésta se ha puesto en lo más alto de mis favoritas, por algo será. Puro gozo.

  

Nota: 10

Nota filmaffinity: 8.4 

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