Hace nada que vi la
de Spiderman:
Lejos de casa y mi memoria se puso a juguetear con lo que habían sido
las películas de Raimi, ésas que demostraron que dentro de los Súpers se podían
hacer cosas entretenidas sin tener los esperpentos de Batman.
Sin embargo, me encontraba que no había revisitado ninguna de sus películas
desde casi la salida de Iron Man (y de
eso hace mucho tiempo). Me había picado el gusanillo, curioso por saber si
resistirían el paso del tiempo y la comparación con lo que ha llego a haber
dentro del género. Así pues, nos enfundamos las mallas y volvemos con Tobey
Maguire y el Peter Parker pringado.
A ver, a estas
alturas, el argumento está más que trillado, especialmente si contamos con el
Spiderman más canónico en su película de presentación: chaval algo marginado,
cerebrito en ciencias, pica la araña radioactiva, primeros pinitos, un gran
poder conlleva una gran responsabilidad y un Duende Verde muy malo y muy loco
como antagonista.
Acostumbrado al
Spiderman de Holland y otras reencarnaciones todavía más chorras (Mike Morales,
estoy hablando de ti), se hace raro un Spiderman tan cotidiano. Mantiene sus
cosas de tebeos (¿quién no tiene un amigo multimillonario y una novia actriz de
Broadway?) pero se aprecian los problemas del día a día de un
universitario-proletario de EEUU, en los que las relaciones entre personajes
son más maduras. Especialmente con una Tía May vieja (mucho más acorde con lo
que hemos visto tradicionalmente), que echa de menos a Tío Ben y pasa sus
apurillos económicos. El tono de Peter Parker es el de la serie Ultimate, un
pringadete con sus cosas, pero sin ser tan seriote y traumado como había
llegado el personaje antes de la Saga de los Clones ni tan mamarracho como
hemos tenido en otras versiones posteriores.
También la película
se mueve en un género diferente. No estamos ante una comedieta de acción (como
sí son Homecoming
y Lejos de Casa), pues este
Spiderman es menos slapstick. Sí, suelta sus chascarrillos, tiene sus cosas y,
qué demonios, te ríes, pero no es el leit-motiv de la película. Esta propuesta
se acerca más al canon de película de presentación de súpers previo al MCU: Más
acción, toques de trascendencia, guiños al cómic y un poquito de tragedia
griega. Hasta cierto punto se vuelve verosímil, jugando a las fábulas ante el
poder y la responsabilidad y el amor platónico al que debemos renunciar.
En muchos casos está
sentando cátedra dentro del género, pues para muchos es la primera gran
película de súper-héroes. Sólo hay que ver la cantidad de veces que se ha
imitado la presentación de los poderes especiales de Peter Parker y la
generación del personaje. El esquema de la mordedura lo hemos visto repetido en
(obviamente) las otras versiones de Spidey (Multiverse
y Garfield),
en los Cuatro Fantásticos (todas) o Green Lantern, por poner unos ejemplos
rápidos. Asimismo, el desarrollo de la trama, la generación del malvado, la
inefable fatalidad que acompaña al héroe… Son aspectos tratados en los cómics
que se aprecian por primera vez en esta película.
Esta representación
se produce por la inesperada libertad con la que Sam Raimi contó al hacer la
película. Ya había demostrado ser un director que manejaba bien el ritmo y la
puesta en escena grandilocuente, pero además se nota que conoce el material con
el que trabaja. Caracteriza con habilidad a los personajes, encarnaciones casi
literales de las páginas del cómic con el que crecimos (los que lo hicimos) en
los ochenta y noventa, además de aprovechar para homenajear un puñado de
escenas icónicas sin que por ello la historia se resienta en lo más mínimo.
Aunque el malo es malo porque quiere serlo, en general los personajes tienen
significado por sí mismos, hay una historia que contar, ésta se desarrolla con
acierto y los diálogos refuerzan el avance de los acontecimientos.
Otro de los aciertos
de la película está en el estupendo casting. Tobey Maguire encarna a la
perfección ese Peter Parker tímido y atontado al que se le descubre un mundo
nuevo sin por ello dejar de ser un pringaíllo. James Franco y Kristen Dunst son
unos estupendos Harry Osborn y MJ, que gozan de una inesperada profundidad para
ser unos secundarios dentro del guión. Kevin Bacon clava el histrionismo del
Duende Verde, pero a fin de cuentas, tiene que trabajar con lo que le toca. Y
bueno, luego está J Jameson. Simmons hace un JJ PERFECTO. El putoamo vamos. Por
cierto, en aquel momento corrieron ríos de tinta porque Tobey Maguire no tenía
los ojos del mismo color que el Peter Parker canónico. Lo que ha variado la
aceptación de los cambios en el casting de este tipo de adaptaciones ^^.
La película tiene la
suerte de contar con una banda sonora espectacular y reconocible (el mayor mal
del MCU, probablemente) que, como en otros aspectos, ha servido de ejemplo
durante años de lo que debe ser una banda sonora dentro del género. En ese
aspecto, un gran trabajo de Danny Elfmann, contribuyendo a aumentar la
espectacularidad y la épica de cada escena en que tienen influencia.
Uno de los aspectos
que más miedo me daba a la hora de revisionar esta película era el de los
efectos especiales, en los que imaginaba que el paso del tiempo habría tenido
un efecto nefasto. Sin embargo, no cantan apenas, dando el toque cartoon exacto
para que los compremos sin que se le vean (mucho) las costuras al ordenador.
Uno de los principales motivos es la fisicidad de muchas escenas, con peleas y
acrobacias que se pueden seguir, sin mil cambios de pantalla por segundo ni un
exceso de personajes virtuales. La pinta del Duende Verde tiene un poco de Adam
West, pero el tratamiento del personaje ya lo pide, con lo que no se hace
inquietante. Se nota que la película tiene veinte años (¡), especialmente si lo
comparamos con Lejos de casa que
reseñé el otro día, pero me he quedado sorprendido por lo bien que aguantan los
efectos especiales.
Un pequeño aparte
que debo destacar es lo identificado que me sentí en aquella época con la
historia de amor entre Peter y MJ. Suspiraba entonces yo (un pringaíllo más)
por una dama de la que no me creía merecedor, a la que me declaré poco después
de ver la película, culminando en aquel beso boca abajo que ya forma parte de
la historia del cine. Fueron un par de años muy felices por cierto (espero que
te vaya todo muy bien, aunque no vayas a leer esto :p).
Este Spiderman no
sabe al tono del MCU. Realmente, ni se acerca (ni falta que hace), pero sigue
sabiendo a lo que debe saber: a Peter Parker, a aventuras y esperanza. Es una
gran traslación del cómic de los diez años anteriores, sosteniéndose
estupendamente como película de súpers. He decidido repasar el resto de la
trilogía (a ver si tengo un ritmo más alto que con las de Harry Potter) para
recordar el subidón de la segunda y el bajón de la tercera, que también
tuvieron su qué.
Una de las anécdotas
que más se recuerdan de la película es que su escena culminante tenía que pasar
en las Torres Gemelas. Se había rodado y muchas de las imágenes de los teasers
previos contaban con su presencia, incluso el primer tráiler jugaba con ello. Los
incidentes del 11S obligaron (obviamente) a regrabar todo el desenlace y
cambiar gran parte de la imaginería a toda velocidad. A día de hoy me gustaría
poder ver el material descartado, pero no creo que sea posible (nunca ha
aparecido dentro de los contenidos adicionales de ningún producto, ni lo hará,
probablemente). Igualmente, el clímax final en el puente de Brooklyn es de lo
más rebonico.
Por cierto, que
jovencito que estaba por aquí Stan Lee (snif, snif).
A día de hoy, un
espectador actual se sorprenderá con la diferencia que hay con lo que estamos
acostumbrados del MCU, pero esto no impide su disfrute en absoluto. Mas seriote
y trascendente, el Spiderman de Raimi es una sólida película de presentación de
súper-héroes, sentando las bases de los tópicos que deben desarrollar este tipo
de películas. Maguire fue un estupendo Peter Parker y la mayor pega es que
todos recordamos la tercera película (eso hace mucho daño). Los efectos
especiales aguantan el tipo y se complementan con la acción para dar buen
espectáculo.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.4
Como muestra de la
calidad técnica de la película, se llevó sendas nominaciones a los Oscars a
Mejor Sonido y Efectos Especiales. (perdió contra Chicago y La
comunidad del anillo, respectivamente).
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