martes, 23 de junio de 2020

Spiderman


Hace nada que vi la de Spiderman: Lejos de casa y mi memoria se puso a juguetear con lo que habían sido las películas de Raimi, ésas que demostraron que dentro de los Súpers se podían hacer cosas entretenidas sin tener los esperpentos de Batman. Sin embargo, me encontraba que no había revisitado ninguna de sus películas desde casi la salida de Iron Man (y de eso hace mucho tiempo). Me había picado el gusanillo, curioso por saber si resistirían el paso del tiempo y la comparación con lo que ha llego a haber dentro del género. Así pues, nos enfundamos las mallas y volvemos con Tobey Maguire y el Peter Parker pringado.

A ver, a estas alturas, el argumento está más que trillado, especialmente si contamos con el Spiderman más canónico en su película de presentación: chaval algo marginado, cerebrito en ciencias, pica la araña radioactiva, primeros pinitos, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y un Duende Verde muy malo y muy loco como antagonista.

Acostumbrado al Spiderman de Holland y otras reencarnaciones todavía más chorras (Mike Morales, estoy hablando de ti), se hace raro un Spiderman tan cotidiano. Mantiene sus cosas de tebeos (¿quién no tiene un amigo multimillonario y una novia actriz de Broadway?) pero se aprecian los problemas del día a día de un universitario-proletario de EEUU, en los que las relaciones entre personajes son más maduras. Especialmente con una Tía May vieja (mucho más acorde con lo que hemos visto tradicionalmente), que echa de menos a Tío Ben y pasa sus apurillos económicos. El tono de Peter Parker es el de la serie Ultimate, un pringadete con sus cosas, pero sin ser tan seriote y traumado como había llegado el personaje antes de la Saga de los Clones ni tan mamarracho como hemos tenido en otras versiones posteriores.



También la película se mueve en un género diferente. No estamos ante una comedieta de acción (como sí son Homecoming y Lejos de Casa), pues este Spiderman es menos slapstick. Sí, suelta sus chascarrillos, tiene sus cosas y, qué demonios, te ríes, pero no es el leit-motiv de la película. Esta propuesta se acerca más al canon de película de presentación de súpers previo al MCU: Más acción, toques de trascendencia, guiños al cómic y un poquito de tragedia griega. Hasta cierto punto se vuelve verosímil, jugando a las fábulas ante el poder y la responsabilidad y el amor platónico al que debemos renunciar.

En muchos casos está sentando cátedra dentro del género, pues para muchos es la primera gran película de súper-héroes. Sólo hay que ver la cantidad de veces que se ha imitado la presentación de los poderes especiales de Peter Parker y la generación del personaje. El esquema de la mordedura lo hemos visto repetido en (obviamente) las otras versiones de Spidey (Multiverse y Garfield), en los Cuatro Fantásticos (todas) o Green Lantern, por poner unos ejemplos rápidos. Asimismo, el desarrollo de la trama, la generación del malvado, la inefable fatalidad que acompaña al héroe… Son aspectos tratados en los cómics que se aprecian por primera vez en esta película.



Esta representación se produce por la inesperada libertad con la que Sam Raimi contó al hacer la película. Ya había demostrado ser un director que manejaba bien el ritmo y la puesta en escena grandilocuente, pero además se nota que conoce el material con el que trabaja. Caracteriza con habilidad a los personajes, encarnaciones casi literales de las páginas del cómic con el que crecimos (los que lo hicimos) en los ochenta y noventa, además de aprovechar para homenajear un puñado de escenas icónicas sin que por ello la historia se resienta en lo más mínimo. Aunque el malo es malo porque quiere serlo, en general los personajes tienen significado por sí mismos, hay una historia que contar, ésta se desarrolla con acierto y los diálogos refuerzan el avance de los acontecimientos.

Otro de los aciertos de la película está en el estupendo casting. Tobey Maguire encarna a la perfección ese Peter Parker tímido y atontado al que se le descubre un mundo nuevo sin por ello dejar de ser un pringaíllo. James Franco y Kristen Dunst son unos estupendos Harry Osborn y MJ, que gozan de una inesperada profundidad para ser unos secundarios dentro del guión. Kevin Bacon clava el histrionismo del Duende Verde, pero a fin de cuentas, tiene que trabajar con lo que le toca. Y bueno, luego está J Jameson. Simmons hace un JJ PERFECTO. El putoamo vamos. Por cierto, en aquel momento corrieron ríos de tinta porque Tobey Maguire no tenía los ojos del mismo color que el Peter Parker canónico. Lo que ha variado la aceptación de los cambios en el casting de este tipo de adaptaciones ^^.

La película tiene la suerte de contar con una banda sonora espectacular y reconocible (el mayor mal del MCU, probablemente) que, como en otros aspectos, ha servido de ejemplo durante años de lo que debe ser una banda sonora dentro del género. En ese aspecto, un gran trabajo de Danny Elfmann, contribuyendo a aumentar la espectacularidad y la épica de cada escena en que tienen influencia.

Uno de los aspectos que más miedo me daba a la hora de revisionar esta película era el de los efectos especiales, en los que imaginaba que el paso del tiempo habría tenido un efecto nefasto. Sin embargo, no cantan apenas, dando el toque cartoon exacto para que los compremos sin que se le vean (mucho) las costuras al ordenador. Uno de los principales motivos es la fisicidad de muchas escenas, con peleas y acrobacias que se pueden seguir, sin mil cambios de pantalla por segundo ni un exceso de personajes virtuales. La pinta del Duende Verde tiene un poco de Adam West, pero el tratamiento del personaje ya lo pide, con lo que no se hace inquietante. Se nota que la película tiene veinte años (¡), especialmente si lo comparamos con Lejos de casa que reseñé el otro día, pero me he quedado sorprendido por lo bien que aguantan los efectos especiales.

Un pequeño aparte que debo destacar es lo identificado que me sentí en aquella época con la historia de amor entre Peter y MJ. Suspiraba entonces yo (un pringaíllo más) por una dama de la que no me creía merecedor, a la que me declaré poco después de ver la película, culminando en aquel beso boca abajo que ya forma parte de la historia del cine. Fueron un par de años muy felices por cierto (espero que te vaya todo muy bien, aunque no vayas a leer esto :p).

Este Spiderman no sabe al tono del MCU. Realmente, ni se acerca (ni falta que hace), pero sigue sabiendo a lo que debe saber: a Peter Parker, a aventuras y esperanza. Es una gran traslación del cómic de los diez años anteriores, sosteniéndose estupendamente como película de súpers. He decidido repasar el resto de la trilogía (a ver si tengo un ritmo más alto que con las de Harry Potter) para recordar el subidón de la segunda y el bajón de la tercera, que también tuvieron su qué.

Una de las anécdotas que más se recuerdan de la película es que su escena culminante tenía que pasar en las Torres Gemelas. Se había rodado y muchas de las imágenes de los teasers previos contaban con su presencia, incluso el primer tráiler jugaba con ello. Los incidentes del 11S obligaron (obviamente) a regrabar todo el desenlace y cambiar gran parte de la imaginería a toda velocidad. A día de hoy me gustaría poder ver el material descartado, pero no creo que sea posible (nunca ha aparecido dentro de los contenidos adicionales de ningún producto, ni lo hará, probablemente). Igualmente, el clímax final en el puente de Brooklyn es de lo más rebonico.

Por cierto, que jovencito que estaba por aquí Stan Lee (snif, snif).

A día de hoy, un espectador actual se sorprenderá con la diferencia que hay con lo que estamos acostumbrados del MCU, pero esto no impide su disfrute en absoluto. Mas seriote y trascendente, el Spiderman de Raimi es una sólida película de presentación de súper-héroes, sentando las bases de los tópicos que deben desarrollar este tipo de películas. Maguire fue un estupendo Peter Parker y la mayor pega es que todos recordamos la tercera película (eso hace mucho daño). Los efectos especiales aguantan el tipo y se complementan con la acción para dar buen espectáculo.

Nota: 7
Nota filmaffinity: 6.4

Como muestra de la calidad técnica de la película, se llevó sendas nominaciones a los Oscars a Mejor Sonido y Efectos Especiales. (perdió contra Chicago y La comunidad del anillo, respectivamente).

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