jueves, 18 de junio de 2020

Planet 51


Ésta la vi hace un porrón de años durante un viaje de tren, consiguiendo que no tuviera muchas ganas de echarme una siesta. Estaba convencido de que la tenía reseñada, pero ha resultado que no (esto me está pasando más a menudo de lo que me gustaría). Apareció mientras buscaba una película amena para ver mientras se plancha, por lo que decidí echarle un repasito.

Planet 51 nos sitúa en lo que nosotros llamaríamos un planeta alienígena, pero sospechosamente parecido a la sociedad yanqui de los años 50. A pesar de estar poblado por hombrecillos verdes, pocas diferencias encontramos con una época que vivía en constante terror ante la amenaza de un enemigo exterior (comunista o del espacio) que atente contra el status quo del momento. Un buen día, llega un terrícola con su nave espacial para ser recogido por un adolescente lleno de imaginación y ganas de descubrir el Universo. Como sabe que las autoridades acabarán con el astronauta, deberá protegerlo y ayudarlo para que pueda regresar a casa.

Y no, no estamos en una versión de animación de ET, pero poco le falta. Planet 51 se sitúa a medio camino entre la mítica película y Shrek, de una manera similar a como le ocurría a Monstruos contra alienígenas, jugando con todos los tópicos de las películas de extraterrestres en un marco de película destinada a los más pequeños. A pesar del aspecto tan decididamente similar a las propuestas de la época (2005) de EEUU, se trata de una propuesta española, salida de los estudios Illion, herederos de los creadores del mítico Commandos. Ya sólo por el hecho de tratarse de una propuesta patria de animación que no de vergüenza ajena, tenemos mucho ganado.

Tiene la gracia de presentar el clásico esquema de invasión alienígena invertido, es decir que los aliens son la sociedad que vive tranquila y nosotros los que venimos a molestar. El guión, firmado por Joe Stillman (guionista de Shrek) da lugar a alguna que otra situación ingeniosa, en la que se pervierten los referentes con cierta gracia.

Sin embargo, el desarrollo de la trama sigue punto por punto el manual, convirtiéndose en poco más que un refrito de las películas estadounidenses adolescentes con unos toquecillos aquí y allá. Se exhiben todos los tópicos esperables: sus chicos simpáticos que saben más que el ejército, la futurible novia liberada pero sin personalidad que sólo sirve para que el prota meta la pata continuamente, el expertísimo que no tiene ni idea, etc. Una vez situadas las piezas en el tablero, el desarrollo es perfectamente predecible, sin nada que sorprenda, con el desenlace infantiloide y convencional que todos esperaríamos. Incluye además uno de los tropos rancios que más me irritan, el de consejos (sin sentido) para intentar ligar, que además se hace fatal.

En efecto, los diálogos no están especialmente inspirados y el tono está destinado para los más pequeños, lo que no impide que la película transcurra sin novedades por los carriles marcados. A ello ayuda su reducida longitud (ni 90min), su vivo ritmo y el enérgico bombardeo de chistes (de no excesiva calidad) al que se te somete. Sin llegar a ser gran cosa, deja la sensación de no ser tan mala como podría haber sido.

Por otro lado, hay que destacar que la animación es inesperadamente buena, lo mejor de toda la cinta. No llega al nivel de excelencia de los grandes estudios, pero sí se sitúa en la zona media de las propuestas de su época. Despliega una imaginería curiosa y trabajada, sus personajes se mueven con fluidez, con gestos reconocibles alejados del valle inquietante, los escenarios presentan numerosos detalles y las físicas están bien conseguidas. Por poner un ejemplo, en este sentido sobrepasa a la superior (en el resto de aspectos) Tadeo Jones.


Otro de los aspectos destacables es el chillón de referencias que esconde para cualquier aficionado a la ciencia-ficción de extraterrestres. Cualquier friki puede pasar completamente del argumento, diseccionando divertido todos los guiños a ET, Wall-E, Alien, Regreso al futuro y todo el cine de terror / fantasía alienígena de los años 60.

Planet 51 no tiene tampoco mucho más. Funcionará para los más pequeños (un límite sobre los 8-10 años), con una propuesta que permite salir de los estándares Disney (aunque tampoco se aleje mucho). Cualquier padre podrá soportarla sin demasiado esfuerzo pues, aunque nada es especialmente bueno y tenemos todo visto dentro del género, no hay ningún error de bulto ni nada que chirríe.

Dentro de nuestras películas de animación de esa época, me quedo con las dos películas de Tadeo Jones, pero tampoco es que me vaya a quejar mucho con Planet 51. Arrejunta todos los tópicos posibles, pero funciona. Más o menos.

Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.8


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