¡Los
juguetes volvieron a la pantalla grande para una nueva (¿la última?) aventura!
Woody,
Buzz y toda la pandilla se encuentran otra vez lejos de su casa, descubriendo
nuevos (y viejos) amigos, en un viaje lleno de revelaciones que les llevará por
parajes inesperados. Durante toda su existencia, Woody ha sabido cuál era su
lugar en el mundo, y su prioridad siempre ha sido la de cuidad a sus “niños”,
ya sea Andy o Bonnie. Entonces, cuando Bonnie vuelve de su primer día de
guardería con Forky, un remedo fabricado con un tenedor de plástico, dos ojos
desparejados, pies de payaso y un alambre como sustituto de los brazos, los
problemas comienzan. Forky se niega a reconocerse como un juguete, exigiendo
ser tratado como una basura. Entonces Woody decide demostrarle todas las
razones por las que debería estar feliz de ser el juguete favorito de la
pequeña en vez de tirarse a la primera basura que encuentre.
Los
problemas de Woody no acaban aquí, porque los padres de la niña deciden ir de
caravana durante el fin de semana, con el fin de premiar la feliz adaptación de
la pequeña a la guardería. Todos se encuentran en la carretera cuando el lío
empieza de verdad. Pero no solo habrá problemas, también habrá reencuentros
alegres y emocionantes, nuevas apariciones inquietantes en una tienda de
antigüedades y otros verdaderamente desternillantes en una feria cercana.
A
pesar de que se trata (otra vez) de una nueva película dentro de franquicia, no
podemos sino reconocer el inmenso talento de la gente de Pixar. Toy Story se ha
convertido en uno de los títulos de referencia para varias generaciones, por su
reputación de excelencia en la animación, sus argumentos y los diálogos. Aquí
tenemos también otra pequeña maravilla que compartir en familia, sin
moderación.
La
animación es la más fabulosa nunca vista, con unos diseños magníficos, con una
vivacidad solo al alcance de este estudio. La atmósfera malsana de la tienda de
antigüedades, la excéntrica vida de los juguetes de feria o la asombrosa
cotidianeidad del día a día de Bonnie se ven reflejadas en pantalla con un
realismo inaudito, creíble sin acercarse nunca al valle inquietante. Los
juguetes se mueven de acuerdo con sus limitaciones articulares, pero con
verosimilitud, expresivos en todo momento. Pixar está lleno de artistas, de
virtuosos del ordenador, y se nota.
Sin
embargo, me deja una sensación un pelín agridulce, tal como me ocurrió con Buscando a
Dory. La película está bien, pero las cosas no fluyen como debieran,
con una excusa argumental muy forzada para volver a sacar a los juguetes a
danzar, especialmente tal como había acabado Toy Story 3.
Por una vez, los juguetes tienen que hacer cosas estúpidas para que la película
avance en vez de fluir con naturalidad. Esto no provoca en absoluto que sea una
mala. Es una notable película de aventuras, pero tampoco es más que eso, y
viniendo de quién viene…
Me
fastidia especialmente que Buzz (el mejor personaje de la saga) y Jessie se
hayan convertido apenas en dos personajes que pasaban por ahí, con todo el
protagonismo dedicado a Forky y Woody. Además, fuerza a nuestro vaquero más
dicharachero a tomar decisiones extrañas, contradictorias con lo que habíamos
visto en las dos películas anteriores. Esto lleva al personaje a un brete muy
difícil para los guionistas. Por suerte, salen muy bien de él.
Cada
uno de los cuatro personajes principales tiene su propia historia, para Woody
se trata de la necesidad de evolucionar, de dejar ir, de saber encontrar tu
lugar en el mundo cuando éste ha cambiado tanto que se hace imposible de
reconocer. Después de todo, Woody se supone que ya era un juguete caduco en
1990, ahora en 2020 ni te cuento cómo se debe de sentir un niño con él.
Por
su parte, Forky es un puntazo de personaje que me hace especial gracia. Aquí se
juntan la idea de buscar su lugar en el mundo con las vueltas alrededor del
concepto del ser, de cómo se percibe uno mismo. ¿Cuándo algo deja de ser basura
para ser un juguete? Si Forky se siente basura, ¿qué derecho tienen el resto a
recordarle que es y será un juguete? ¿Qué cariño debe sentir él por Bonnie, a
pesar de ser su hacedora?
A
Bo la perdimos de vista hace unas películas, ¿qué fue de su vida? Aquí tenemos
este reencuentro no tan sorpresivo que nos muestra cómo se ha curtido esta
estatua decorativa (¿esto es un juguete?). Después de tantos años sin necesidad
de un niño, divirtiéndose y sufriendo por su cuenta, se ve tentada ante la
posibilidad de tener un hogar, un lugar en el que quedarse. Se sopesan los
diferentes aspectos de la necesidad de que cada juguete deba tener un niño, en
contraposición a la postura de Woody, lo que lleva a algunas decisiones algo
extrañas que podrían haberse cargado la película, pero que luego solventan bien
(cómo he comentado antes).
Finalmente,
tenemos Gabby, tan sola y abandonada que ha acabado por odiar al mundo. No
llega al nivel de Lotso, pero la convierten en un antagonista con muy mala
idea, de las que se recuerdan (aunque su desenlace sea un poco meh). Haciendo
casi un pequeño cameo, tenemos a los delirantes Ducky y Bunny, que pasan de
regalo de tómbola a ser juguetes de humor absurdo y a una sorpresa inesperada
en forma de Motorista Canadiense, cuya voz pone Keanu Reeves, cuyo carisma
creció hasta las nubes con el John Wick que rodó después de ésta película.
La
película acaba (por segunda vez) con un final que hace difícil una
continuación. Más teniendo en cuenta cómo han forzado la trama para volver a
abrir todo después de la conclusión tan estupenda que tenía la 3. No veo porqué
complicar las cosas, pero imagino que el dinero manda (y el taquillazo está
asegurado). Si hubiera una quinta (ejem ejem), no veo muy bien por dónde
podrían tirar, a menos que Buzz fuera el amo y señor del cotarro, pero sin
Woody no sería lo mismo (y no veo cómo meter a Woody en el lío sin formar un
buen berenjenal de coherencia).
NO
era necesaria pero (si la comparamos con los MIB del otro día) no da la
sensación de que la han liado.
Tal
como comentamos el otro día con MiB, Toy
Story 4 es una película completamente innecesaria, realizada con propósitos
digestivos. Es de calidad inferior a su predecesora y tiene algunos detalles
cuestionables. Sin embargo, no deja la indignada sensación de “¿por qué?” que
sí tenía la MiB: International. Sin ser fabulosa, sin ser magnífica, es una
película notable, de la parte media de lo que sabe dar Pixar. Goza de una animación espectacular marca de
la casa, entretiene con notable eficacia sin llegar a fluir a la perfección y
supone un agradable reencuentro con unos personajes que adoramos. El mayor
problema que tiene es que no es Toy Story 3, quedándose en una buena pero no
excelsa película.
Nota:
7
Nota
filmaffinity: 7.1
No hay comentarios:
Publicar un comentario