domingo, 14 de junio de 2020

Sangre fácil


Ésta es la primera reseña que he escrito tras acabar el confinamiento, por lo que os podréis imaginar que tengo otras cosas que hacer, así que seguro que mi ritmo de publicaciones va a bajar a partir de ahora. Si es que no se puede tener todo ^^.

Hoy nos centramos con el primer film de los hermanos Coen, que dejaron sorprendidos a todos los círculos del cine independiente con esta propuesta, hace ya más de treinta años. Para muchos se convirtió en un auténtico placer culpable, un regalo venenoso, un delicioso bocado de impertinencia cínica, de pérfida provocación, de ironía astuta…Una curiosa mezcla entre la cotidianeidad más banal y los horrores de los bajos fondos, ejecutada con el brío habitual de los dos hermanos, tan divertidos como malvados, tan fantasiosos como sarcásticos.

Se hace de noche, la tormenta descarga su furia. A través de unas escobillas de limpiaparabrisas que se afanan fútilmente por evacuar el agua que les viene encima, dos caras se dibujan entre sombras, iluminadas de tanto en tanto por las luces de los pocos coches que se encuentran de frente en una pequeña carretera de Texas. El deseo del hombre y la mujer es tangible, tiene el reconocible perfume del pecado, de lo prohibido. Las palabras se musitan, las voces se aturullan: apesta a adulterio.

El hombre es el empleado del marido, un repugnante celoso sin atisbo de dignidad que regenta un bar de mala muerte mientras rumia su venganza… El esposo burlado encarga a un infame detective privado que le haga el trabajo sucio. Entre este ambiente sórdido y enfermizo se despliegue una triste historia, recubierta de un humor inesperado y amargo. Como vemos, los personajes están preparados para dirigirse a las tumbas. Puede entonces comenzar el ballet fúnebre: los personajes se espían, se odian, preparados a destruirse por un estúpido lío de faldas que pronto se torna un drama sanguinario. Los sucesos se encadenan a través de las imprevisibles pulsiones primarias de individuos trastornados. La acción se vuelve peculiar, confusa, la emoción se mezcla con el horror y cuando la película acaba, uno no puede sino sorprenderse del viaje realizado.


Bajo el esquema de un thriller se esconde una película que retuerce con ahínco los tópicos del género. Los Coen, ahora famosos en el mundo entero, debutaban con esta barroca propuesta en la que se mezcla un cine negro muy particular con dosis de terror y comedia inesperada (con una amargura y una mala leche muy inesperada en unos realizadores tan jóvenes). Los momentos de tensión, realmente logrados, se mezclan con otros realmente estúpidos (muy propios de los Coen) sin ningún sentido del equilibrio, recordando quizás la poca experiencia de los creadores en el momento. Se podría decir que sus decisiones son a veces cuestionables, lo que puede sentar mal a muchos, pero se nota que hay alguien con buenas manos al aparato.

El resultado es una película confusa, de trama mínima, que destila amor por el género negro, con extraños juegos de cámara que tan pronto te pega al asiento como hace que te salgas de la película sin entender qué ocurre. Asimismo, la estupidez de los personajes no cuadra con la seriedad de la trama, sin haber cogido todavía el tono absurdo de sus comedias más desternillantes.



Tiene un exagerado problema de ritmo, pues el desarrollo de la trama no sigue mucho los cánones habituales (quizás en consonancia con la incompetencia de los protagonistas). Aunque los personajes están bien perfilados, adolecen de unas interpretaciones algo justitas (incluso McDormand abusa de la cara de palo) que no ayudan a captar la atención. Su final es un poco… bueno, había que acabar la película. Por otro lado, la puesta en escena denota talento a pesar de su poco presupuesto y la tensión que se genera es de primera, eligiéndose alargar (a veces mucho) escenas en que sabes que los personajes la están cagando a base de bien (como el entierro en el pantano, por ejemplo), pero que en su incompetencia no pueden sino hundirse más y más en el fango, lo que hace que el espectador curtido salive ante un buen trabajo.

Entre que nadie les esperaba, que es una propuesta decididamente original y tiene un buen savoir-faire entre tanta cosa rara, Sangre fácil en el festival de cine independiente de Sundance, lo que lanzó a la fama a los Hermanos Coen y les proporcionó la promesa de un buen presupuesto para futuras películas (y ya sabemos qué vino luego).



Se trata de una propuesta MUY irregular. Busca una mezcla de géneros que no acaba de cuajar del todo, con una historia banal mezclada en un desarrollo ingenioso y trascendente. Guarda sus escenas llenas de inspiración, en las que rebosa talento, para luego ser utilizado al servicio de la nada. Falta medida y equilibrio quedándose a medio camino de muchas, pero se notan buenas manos detrás. Está muy lejos de lo que estos autores han sido capaces de aportar, pero como opera prima se trata de una película interesante, con detalles que apreciar, como si se tratara puzle gratuitamente complejo que desgranar.

Nota: 5
Nota filmaffinity: 7.1

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