Confieso que puse Manhattan
con la idea de ver Misterioso
Asesinato en Manhattan, del mismo Woody Allen. Me quedé con el culo
bastante torcido cuando no empezaba tal como la recordaba. Obviamente, era una
película diferente. Pero sigue siendo Woody Allen y uno es un completista, ¡así
que no la iba a quitar!
Manhattan funciona como una de estas comedias románticas
redondísimas que tantas veces hemos disfrutado de Woody Allen. En ella seguimos
las desventuras de un puñado de amigos de clase alta que retozan aquí y allá
mientras intentan no matarse mutuamente de amor, celos o estupidez. Mientras
tanto, vamos paseando por diversos lugares emblemáticos de Manhattan en los que
se demuestra el inmenso cariño que Woody tiene a esta ciudad.
Entre paseo y paseo por la bellísima ciudad, los
parlanchines personajes dan buena muestra de las inquietudes del prolífico
director. Como cada vez que retrata el pijerío neoyorkino, Allen se permite
meter bien el dedo en el ojo y llamar idiota a casi todos los miembros de este
grupo social (incluido él mismo).
Encontramos una furibunda ridiculización del mundo
artístico moderno. Sin dejar títere con cabeza se emprende ante los creadores
repletos de postureo, los críticos que desconocen aquello de que hablan y,
sobretodo, los pedantes “modernos” que postulan con alegría lapidaria qué está
de moda y qué debe evitarse.
También dedica buenos tortazos al modo de vida de
aquellos con la vida resuelta de nacimiento que no deben esforzarse por
conseguir lo que quieren. Se aburren demasiado, incapaces de afrontar y
resolver sus problemas, arrojándose a toda velocidad hacia psicólogos de dudoso
profesionalismo. Se llenan de pastillas con alegría, sin poder apreciar lo
bueno que tienen alrededor, con lo que llenan sus vidas de infelicidad.
Como buen guionista, se afronta el proceso de creación
literaria. ¿Cómo vencer al miedo a la página en blanco? ¿Qué disposición mental
se necesita para poder crear una historia? ¿No es acaso un acto de vanidad el
plasmar en negro sobre blanco nuestras inquietudes? ¿Acaso le pueden interesar
a alguien?
Aderezando estos tópicos, los chascarrillos y chistes de
un Woody Allen de lo más chisposo se encuentran salpicando cada recodo del
camino. Arrebatos de inseguridad, increíbles fardadas sexuales y deditos
metidos en ojos ajenos para completar noventa minutos que se pasan en un suspiro.
El elenco de personalidades incluidas dentro de la
película pone la piel de gallina. Están esculpidos con tal cantidad de aristas
que tan pronto los adoras como los odias sin por ello dejar de comprenderles.
Son todos decididamente humanos, con sus taras y sus puntos a favor. Woody
Allen es un pretencioso y un presumido, lo que esconde un complejo de
inferioridad de lo más adorable. Michael Murphy es un niño mimado, siempre
insatisfecho, pero incapaz de hacer daño a una mosca. Diane Keaton
es una insufrible pedante incapaz de comprometerse que, en
el fondo, lo único que quiere es que le den algo de cariño. Muriel Hemingway es
la más madura de todo el grupo, siendo
la única capaz de reconocer lo que quiere y de afrontar lo necesario para
conseguirlo, pero su juventud le resta la experiencia necesaria para para
conservarlo. Y finalmente, una Meryl Streep llena de arrogancia ultima una
venganza horrenda ante un personajillo que se merece qu ele hagan la puñeta.
Todos y cada uno de ellos realizan un trabajo estupendo al dar vida a unos
personajes que son una pura golosina, por obra y gracia de un guión
redondísimo.
Y,
como no podía ser menos, el característico Jazz de nuestro querido Woody está
escogido con mimo. Cada canción complementa su escena para dar el toque emotivo
necesario, componiendo una banda sonora de bandera.
Quizás peco de querer ver más de lo que hay, pero este
cruel retrato de las clases pudientes de Nueva York me ha recordado mucho a la
más reciente Closer. Idas y venidas
de ricachones con demasiado tiempo libre e ideas poco claras. Toneladas de mala
leche, odios enconados y vidas rotas perfectamente interpretadas con una
impecable banda sonora a su alrededor. Son tan parecidas que la última parece
como si fuera un remake encubierto de esta ácida comedia. ¿Qué creéis vosotros?
Por la razón que sea, siempre la había confundido con el
asesinato de la misma ciudad. Por ello, había pasado totalmente desapercibida
en mis listas, y ahora se va a convertir en una de mis favoritas de Woody
Allen. Me encanta cuando se pone el traje de caza y se dedica a despotricar
contra el pijerío que se aburre demasiado por la vida. Espero que siga
brindándonos su película anual durante bastante tiempo más, que siempre me hace
disfrutar, incluso cuando pone el automático y se dedica a llenar el cupo.
Nota: 9
Nota filmaffinity: 8.1
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