Llevaba
un tiempo comentando con Lauriqui que me apetecía ponerme con alguno de los
autores de la antigua Yugoslavia, de los que ella es bastante seguidora.
Supongo que era cuestión de tiempo, pero he aquí que me hallé con un libro
liberado en mis manos de un autor moderno de esa literatura. (¡Gracias!)
Título:
Freelander
Autor:
Miljenko Jergovic
Título
original:Freelander
“Un telegrama
comunicándole la muerte de un anciano tío con el que no tenía contacto hace que
Karlo Adum, un profesor de historia jubilado y viudo que trata de hacer frente
a su patética soledad mediante la ironía y el cinismo, emprenda un viaje de Zagreb
a Sarajevo. En su viejo Volvo del 75, su más preciada posesión, recorre un país
ahora dividido en territorios croatas, bosnios y serbios. El viaje será a la
vez un regreso metafórico a su propio pasado, medio siglo después de haber
tenido que huir precipitadamente de Sarajevo, donde su madre frecuentaba la
compañía de oficiales alemanes, italianos y croatas fascistas durante la
Segunda Guerra Mundial. Pueblos abandonados a causa de la guerra, restaurantes
de carretera, intensos encuentros deportivos, accidentes de tráfico, personajes
pintorescos…todo invita a Adum a adentrarse en los recodos más sombríos de la
historia y de su propia memoria. Pero ¿qué teme encontrar en Sarajevo el
pacífico Karlo Adum y qué le impulsa a hacerse con un revólver?”
Freelander
es un libro un tanto extraño, pues la historia que se desarrolla en el mismo es
de relativamente poca importancia. Hasta cierto punto, las desventuras del
pobre maestro Adum nos son totalmente indiferentes. Jergovic se vale de ellas
para plasmar en negro sobre blanco todas las complejidades y contradicciones
intrínsecas de las diversas regiones de la antigua Yugoslavia, repletas de
contrastes pese a estar separadas por apenas un puñado de kilómetros.
El
propio Karlo
Adum,
no es más que un viejo cascarrabias, consciente de que sus mejores años
hace mucho que pasaron y no tiene mucho más que hacer aparte de esperar a que
llegue la muerte, como una suerte de país anacrónico que ya no existe, cuya
existencia queda desdibujada en torno al ambiente que tiene a su alrededor.
El
viaje en carretera entre Zagreb y Sarajevo le sirve a nuestro personaje para
sumergirse en sus pensamientos sin apenas interaccionar con nadie más. Las
paradas que tiene el camino se entrelazan con los recuerdos del propio Karlo.
Historias de juventud, de madurez o de infancia que se relacionan con los
lugares que va visitando, rememorando así, como un espectador cínico, la
evolución de la convulsa historia que une ambas ciudades. Somos testigos, pues,
de la variopinta fauna que pueblan estos países, un puñado de tarados por las
sucesivas guerras y enconados odios que, son tan dados a la alegría alborozada
de una borrachera en común como a una sanguinaria pelea en la que todo vale por
eliminar al forastero.
No
se puede negar que se trata de un libro bien diferente. A primera vista no
tiene nada que me haya invitado a seguir leyendo ni he sentido apenas avidez
por pasar una página más. Sin embargo, ha sido una experiencia interesante en
la que he aprendido de muchas cosas de la sociedad yugoslava que desconocía (y
bastante verosímiles, a juzgar por lo preguntado a un puñado de conocidos de la
zona). Uno de estos libros, a medio camino entre la novela y el ensayo, en los
que el camino importa más que las ganas de llegar al final que me sirve como mi
bautismo dentro de los autores de esta literatura. Por mi parte, es probable
que repita en ella cuando mi cola de pendientes se reduzca a límites más
manejables.
En
fin, una propuesta inusual y satisfactoria que te acerca a una realidad cercana
pero desconocida.
Nota:
6
Nota
goodreads: 3.43/5
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