Se me hace imposible que la mística del Oeste no venga a
mi mente tras oir los primeros acordes de la banda sonora de esta película.
Para mí, esta música ES el Oeste. Lo siento por los Duelos de Titanes o las
Muertes que tenían un precio. Es solo oírla y ya tengo ganas de aventura,
revólveres y polvo. Aprovechando la llegada del remake y coincidiendo con las
ganas que tengo de reconciliarme un poco con el buen cine, repasemos la
película de 1956!
Un malvado bandido atormenta un pequeño pueblo mexicano.
Incapaces de aguantar un solo abuso más, los aldeanos toman una decisión inesperada:
utilizar todos los ahorros que son capaces de reunir para contratar a unos
mercenarios con la intención de que les liberen del yugo de los maleantes.
Apenas podrán reunir a siete. Pero son magníficos.
Remake o versión ligera de Los siete samuráis, de Kurosawa. Argumentalmente, es de lo más
simple. Hay toneladas de westerns más complejos cuyos personajes se mueven más
ágilmente en el grisáceo límite entre el bien y el mal. Aquí los buenos son
buenos, los malos son malos y tenemos una acción muy clara y facilita. No es
tanto una película con la que reflexionar o trascender. Es un film realizado
con la intención de hacer disfrutar al público, y lo consigue.
Su presentación de personajes es impecable. En apenas un
segundo consigue que sepamos (aunque sólo nos lo imaginemos) cómo es cada uno
de los magníficos, porqué toman la decisión de luchar y los traumas que
arrastra del pasado. Los treinta minutos que dedica para que conozcamos a los
aguerridos defensores son todo un ejemplo de cómo traer a la palestra a un
puñado de caracteres y cómo diferenciarlos sin hacerse pesado en ningún
momento.
Sorprende la cantidad de pesos pesados conocidos que
encontramos, tal como hemos sido testigos en los Ocean’s actuales. Yul Breiner
es el macho alfa de los machos alfa (la mejor película que le he visto),
representando al cowboy solitario que va de pueblo en pueblo ayudando al
inocente y protegiendo al desvalido. Steve McQueen es un pistolero socarrón que
disfruta con las damas y la bebida. No le gusta meterse en líos, pero no puede
evitar tener un corazón tierno que le obliga a echar una mano cuando se le
necesita, aunque no le apetezca lo más mínimo. El ínclito Charles Bronson
presume de músculos haciendo de tio duro del grupo, demostrando tener mucho
corazón bajo esa coraza pétrea. James Coburn es el tipo tranquilo que tiene más
velocidad con el cuchillo que nadie con su arma, que necesita un desafío a la
altura de sus posibilidades. Robert Vaughn (Cuyo “hijo” Vincent cada vez se le
parece más) afronta el mayor de los problemas de un pistolero: el pulso le
empieza a fallar, Horst Buchholz es el chavalín que quiere jugar con los
mayores, con madera de héroe, pero mucha experiencia que ganar. Finalmente,
Brad Dexter se embarca en la aventura sin creerse que pueda haber gente tan
altruista, sospechando que, escondido, hay algún tesoro que proteger en el
pueblo.
El film cuenta con un guión que no destaca por su
complejidad, pero está lleno de momentazos, plagado de perlas que son capaces
de poner la piel de gallina al espectador un poco atento. Aquí un par de
ejemplos:
“Otras
veces me habían ofrecido mucho dinero. Nunca me habían ofrecido TODO. “
“Una vez
empiezas, ya sabes a qué te deberás atenerte, esto ya no se podrá parar…”
Sorprende como la película se toma las cosas con calma
sin por ello ser aburrida en ningún momento. Las escenas de acción son muy
hijas de su época, bien construidas y llenas de tensión, aunque con algunas
muertes excesivamente previsibles, de las de “ahora toca…”, se las arregla para
ser entretenidísima, muestra destacada de una forma de rodar que ya no existe y
de un modo de diversión completamente diferente del que se vería hoy día. Para
muestra, no me imagino ninguna de las escenas de acción trasladadas al remake
de hoy día, pero sí muchos de sus diálogos iniciales.
Y luego ese precioso desenlace: ¿Qué papel tienen los
mercenarios defensores en la historia? Son tan asesinos como los bandidos, o
mucho más. ¿En qué pueden decir que sean mejores que aquellos que viven de
saquear? ¿Quién se puede decir que ha ganado? ¿Quién era más o menos merecedor
de vivir? Es una pequeña vuelta de tuerca que le añade el toquecito de mística
que provoca que la película me encante.
Los siete
magníficos es pura
diversión. Es una película que marcó una época (nada menos que siete secuelas),
que coge lo que le interesa del clásico de Kurosawa y la convierte en un
ejemplo de cómo realizar un entretenimiento. Puede haber otros westerns más
redondos y otros más profundos, pero ninguno tan divertido como éste que para mí
constituye la historia del Oeste por excelencia.
Nota: 10
Nota filmaffinity: 7.5
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