Hotel
Transilvania fue una sorpresa inesperada. Apareció como una película menor, de
las que pasan sin hacer mucho ruido dentro del saturado mercado de las
películas de animación infantiles. Sorprendió a muchos por sus chistes
desenfadados y una chispa puñetera que ponían patas arriba muchos elementos
del género del terror. Esta curiosa
vuelta de tuerca a los monstruos clásicos cayó simpática y arrasó en taquillas.
La secuela de esta chorradita divertida se hizo obligatoria y años después
llegó Hotel transilvania 2. Tampoco
es que estuviera tan entusiasmado como para pagar por verla en el cine, así que
me esperé un poco hasta poder verla tranquilamente en casa.
Despedimos
la primera parte con una parejita feliz que por fin recibía el beneplácito de
un padre de lo más peligroso y sobreprotector. Esta segunda parte consiste en
una serie de saltos temporales donde la vida vemos el avance de la vida en la
parejita feliz: la boda, los escarceos hasta el embarazo y los problemas del
pequeño para satisfacer las expectativas de su “Vampibuelo” Drácula.
Más
que un argumento en sí, la película consiste en tres cortos pegados sin mucha
conexión. Parece que tenían un puñado de gags pensados para cada uno de los
tiempos (boda, embarazo, cinco años), pero luego no sabían cómo pegarlos, así
que eligieron no hacerlo y lo dejaron así. Se hace difícil saber hacia dónde va
la película, con introducciones que no duran lo que deberían, personajes que
aparecen y desaparecen sin motivo y un desarrollo sin pies ni cabeza. Estoy
seguro de que el desbarajuste es deliberado, pero el resultado es un completo
despropósito.
Por
lo menos la animación está bastante por encima del guión, cumpliendo sin
alardes al dar vida a un universo con una imaginería trabajada, con obvias
influencias de la Hannah Barbera. El
extrañamente alegre diseño del tenebroso hotel de los monstruos es de lo más
resultón y ayuda a que la película pase más fácilmente. Cuando la acción se
sitúa en el mundo humano, la animación es más anodina, pero no lastra al
conjunto.
Convertido
ahora en protagonista en vez de secundario roba escenas, Drácula no es tan
proteccionista con su hija, pero sigue con sus obsesiones familiares, pues
quiere que su nietecito sea un Vampiro como es debido, pero el pequeño no
parece ser otra cosa que un humano feliz y alegre. En este sentido, el rechazo
de su humanidad es exagerado, no es una simple cuestión de gestión de las
expectativas. Igual peco de susceptible, pero me ha recordado a las películas
de los 90 en que papi está aterrado ante la idea de que su hijo sea gay y busca
por todos los medios sacar su hombría y convertir al retoño en un machote
ligón. Por ello, se lleva al pequeño a
campamentos vampirizadores, le obliga a seguir ejemplo de sus colegas
asustadores…Que sí, que se deja claro que ser humano en vez de hetero
vampiro no tiene nada de malo, ¡pero también se insiste bastante en que es
muuuucho más conveniente ser un vampiro como está mandado!
Además,
como queriendo arreglar el desaguisado, el final se inventa un par de
personajes (¡¡Chatttttín!!) para arrancar un clímax de lo más atropellado que
rompe con toda la moralina que se había visto anteriormente.
Todo
este embrollo se podría aguantar si por lo menos los chistes fueran buenos.
Pero no es el caso, pues apenas tienen gracia. Se abusa del anacronismo de
obligar a Drácula a reaccionar con las nuevas tecnologías (sus problemas para
usar un móvil táctil, hacerse selfies o hablar por wasap) y, más allá de dos
(solo dos) gags realmente desternillantes, el resto apenas lograrán sacarnos la
sonrisita.
No
dudo que está destinada a un público infantil mucho menos exigente, pero con la
oferta actual se hace fácil encontrar cosas mejores para ellos, que además no
aburra tanto a los mayores. En mi opinión, se nota que es una película que se
ha realizado por motivos puramente económicos, porque “tocaba” hacerla y no por
tener algo que contar. No pasa de ser un compendio de chistes con poca gracia
pegados de cualquier manera que echa por tierra la simpatía que tenía la
propuesta anterior. Realmente, hay bastantes maneras más divertidas de pasar
una tarde.
Nota:
2
Nota
filmaffinity: 5.7
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