jueves, 30 de septiembre de 2021

Alicia a través del espejo

Hace un porrón de años me congratulé con la noticia de que Tim Burton iba a hacer una versión de Alicia. Luego viendo la película, me encontré un puñado de set-pieces muy chulos unidos por unos fragmentos irregulares no especialmente bien hilvanados. Por ello, cuando se anunció su continuación, no me mostré ilusionado. Cuando además se hizo público que Burton sólo se ocuparía de producir, ya deduje que se trataba de un producto alimenticio y pasé bastante de ella. Algún día tenía que caer.

Han pasado unos cuantos años desde su visita al País de las Maravillas y Alicia se ha convertido en una próspera aventurera de una compañía no del todo rentable. Es reclutada por sus excéntricos amigos de las Maravillas porque el Sombrerero Loco ha perdido su “muchedad”. Se ve entonces obligada a emprender una aventura más allá del Espejo y del Tiempo para curar al Sombrerero, aprendiendo todas las historias que hay detrás del País de las Maravillas.

Y otra vez nos encontramos con el mismo problema que su predecesora, algunos aspectos de la película destacan por su brillantez mientras que otros se acercan peligrosamente a la vergüenza ajena.

Desde un primer momento sorprende por su continuismo. La cantidad de referencias a la predecesora son más que abundantes, aprovechando el juego de viajes en el tiempo para articular su trama alrededor de los hechos que ya conocemos, tal como ocurría, por ejemplo, en Regreso al Futuro 2. Además, intenta justificar (casi) todas las cosas raras que ocurren en ese País, aunque eso provoque unos viajes lisérgicos realmente espectaculares. Hay escenas que son un verdadero locurón en el que uno se plantea en qué estaban pensando cuando la idearon, es que son idas de olla bien gordas. No puedo sino felicitar el hallazgo de la explicación de la fiesta del té inacabable y cómo es que conocen a Alicia antes de que viaje por primera vez al País, aunque no sea la misma Alicia (o sí). 

La película tiene voluntad de ser compleja y, en muchos casos, no busca salidas fáciles a las locuras argumentales en las que se ha metido. Se percibe cierta voluntad de dar profundidad al mundo que antes habíamos podido simplemente atisbar. El tratamiento en este sentido está muy bien hecho.

Esta buena labor también se ve reflejada en una imaginería estupendamente diseñada. Conjuga acertadamente la locura de alegría desmedida del país de las Maravillas con una maldad macabra y siniestra que se haya soterrada entre tanto algodón de azúcar. Los efectos especiales, repletos de CGI, se han rematado con talento, complementando un vestuario en el que se nota mucho mimo y cariño.

Sorprende pues, que el tono general de la trama sea tan descaradamente infantil. Ni siquiera para púberes o chavales que estén a punto de llegar a esa edad. Es para niños PEQUEÑOS (5-6 años). Son dos aspectos que no casan fácilmente, pues el diseño trabajado y la complejidad del trasfondo piden un público curtido, mientras que los diálogos de besugos, la reiteración de las acciones y el desarrollo (ejem) de la trama alejarían a cualquiera que se acerque siquiera a la zona juvenil de la parrilla. Casar ambos aspectos es posible, pero no fácil. James Bobin, fracasa al intentar equilibrar un cuento tenebroso para los más pequeños. A pesar de tener cierta experiencia en propuestas para los más pequeños con un toque extra (Los Teleñecos y Teleñecos 2), gozó por primera vez de un presupuesto abultado y no supo dar con la tecla correcta, en una oportunidad que no ha podido repetir.

El protagonismo corre a cargo de Mia Wasikowska, lanzada a la fama con esta saga y que se esfuerza para conseguir una actuación decente, pero el guión da para lo que da. Por su parte, Depp, Bonham Carter o Baron Cohen ponen el automático delante del croma y no se molestan especialmente conscientes de la (ejem) trascendencia de la propuesta, igual que el resto de los actores.

Queda entonces una propuesta que vista en un pantallote gigantesco y un equipo de sonido supersensurround puede hacerse interesante, pero que, vista en la televisión, permite comprobar que no tiene mucho que aportar fuera del apartado visual. Evidentemente, si la primera película ya tenía poco que ver con la obra de Carroll, aquí no hay nada y ni siquiera merecería la pena llamarla adaptación a pesar de compartir título.

A pesar de todos sus defectos, no estoy seguro de considerarla una película a evitar. Funciona como un delirante cuento lleno de locura, y su dinámica aventura infantil está llena de imaginación, que declara con fuerza su amor por el absurdo. Su vestuario, escenografía y efectos visuales desbordan talento. Sin embargo, (casi) ninguna de las actuaciones ni el guión están a la altura (ni por asomo). Un simple cambio de tono, que permitiera al público juvenil poder apreciar un poco este film le hubiera ayudado mucho, pero sus intenciones infantiles hacen que pueda ser indigesta para la mayoría de los espectadores.

 

Nota: 3

Nota filmaffinity: 5.4

 

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