Y
seguimos con libros, que parece que estoy en racha. Hoy viene una obra leída
como parte de la CLO, siempre presta a descubrirme historias interesantes (Gracias
petitejolie).
Título:
La vegetariana
Autor:
Han Kang
Título
original: 채식주의자
"La vegetariana" relata la
historia de una mujer corriente, Yeonghye, que por la simple decisión de no
volver a comer carne convierte una vida normal en una perturbadora pesadilla.
Narrada a tres voces, "La vegetariana" cuenta el desprendimiento
progresivo de la condición humana de una mujer que ha decidido dejar de ser
aquello que le obligan a ser. El lector, como un pariente más, asiste atónito a
ese acto subversivo que fracturará la vida familiar de la protagonista y
transformará todas sus relaciones cotidianas en un vórtice de violencia,
vergüenza y deseo.”
Una
vez acabadas sus páginas, no puedo sino expresar mi sorpresa con el libro. Se
trata de una propuesta original, diferente a casi cualquier cosa que hayáis
leído en los últimos años.
Partiendo
de una situación aparentemente cotidiana, llega a lugares que no hubiera
esperado visitar. La cotidianeidad de un hogar cualquiera de Corea del Sur se
quiebra cuando el ama de casa, callada y diligente, declara que ya no va a
hacer nada que no desee hacer y, como primera medida, va a negarse a comer
cualquier tipo de carne, desobedeciendo así a su marido, a su padre y al resto
de su familia. Lo que podría ser un gesto vacuo, se aplica a toda su vida. No
va a realizar ninguna tarea para ese marido al que no quiere, con el que se
casó porque “tocaba”. No va a ir a trabajar a esa oficina en ese cargo que no
soporta. No va a plegarse a ninguna de las normas que la sociedad impone para
ser “una señorita de bien”. Ante la incomprensión de los que le rodean y su negación
a ceder su posición en lo más mínimo, las reacciones se tornan viscerales en un
descenso a los infiernos tan bestial como imposible de predecir.
Las
240 páginas del libro están divididas en tres partes que te cuentan la misma
historia –después de las primeras cinco, en la que se produce la decisión
vegetariana-, pero cada una de ellas desde el punto de vista de un personaje
diferente.
El
primer tercio de La Vegetariana es el
más aprovechable. Es oscuro y raro. Tiene su punto malsano, desconcierta y te obliga
a continuar leyendo para comprender el misterio y enterarte de qué demonios
está pasando. Está narrando desde el punto de vista del marido
de la protagonista. Es un hombre más o menos estándar que tiene su trabajo de
oficinista explotado, ha vivido durante años con una mujer atenta y considerada
que le atiende cada vez que él vuelve cansado del trabajo, presta a ofrecerle
una cerveza y unos mimitos. Cuando ella toma la decisión de no comer carne, él
cree que es un capricho momentáneo, reaccionando con cierta condescendencia,
pero pronto la decisión se amplía a cualquier aspecto de su vida, con lo que
él, desconcertado, se encuentra conviviendo con una mujer a la que no conoce,
pero que, de alguna manera sigue amando. La situación se va volviendo cada vez
más rocambolesca, especialmente cuando se hace obvio que el divorcio es
inevitable, llegando a límites bastante insospechados.
La
segunda parte nos vuelve al día siguiente de la decisión, mostrándonos los
mismos hechos desde el punto de vista del cuñado
de la protagonista. Éste es un artista erótico que vive, básicamente, del
cuento. Durante años ha estado muy colado con la protagonista y ve en su
rebeldía el momento ideal para llevarla a la cama. Nada más comenzar recibimos
un buen impacto y nos haremos conscientes de que el tono ha cambiado. La
perversión cambia de estilo, volviéndose sórdida y escabrosa por otros motivos.
Seremos testigos de los mismos hechos, pero desde el punto de vista de un
salidorro que no quiere otra cosa que zumbarse a la protagonista. No intenta
comprenderla ni le importan sus excentricidades, siempre y cuando a ella le
apetezca abrirse de piernas.
Finalmente,
el tercer acto nos muestra el punto de vista de la hermana
de la protagonista. Es una mujer más convencional, que bastante tiene con
soportar a su marido, pero que adora a una hermana a la que siempre ha
idolatrado. Se le hace imposible comprender los cambios que ocurren, pero se
esfuerza por apoyarla, mientras contempla cómo la rebeldía contra el sistema se
va tornando en locura malsana. La sensación enfermiza que impregnaban los
anteriores capítulos se torna aquí realmente incómoda, con una sucesión de
escenas desgradables sobre el hecho de qué es ser un humano, jugando con la
visión Hobbes // Rousseau del tema, en medio de un clima perturbador.
Curiosamente,
la perspectiva de la protagonista se nos niega en todo momento, quizás como una
manera de acentuar su aislamiento dentro de una sociedad que no sabe o no
quiere comprenderla. Los tres puntos de vista son plenamente distintivos, uno
está confundido, otro no tiene corazón y otra está llena de compasión, siendo ésta
la única que quiere apoyar a un alma libre que quiere vivir según sus reglas. A
través de estos tres personajes es como debemos trabajar nuestras neuronas para
comprender la cadena de decisiones que han llevado a la protagonista a esta
situación.
Lo
que más me ha gustado del libro es la estupenda construcción de los personajes.
Fácilmente los llegamos a conocer, con todas sus peculiaridades y
excentricidades. Puede que sean demasiado extremos para llegar a compartir su
forma de ser, pero es fácil seguir sus líneas de pensamientos. Se sienten
vívidos y trabajados. Este desglose de personalidades se complementa con una
lectura fácil, incluso cuando transita por terrenos oníricos. En dos tardes
tontas, puedes acabar con este libro, terminando también con una buena empanada
mental y un nudo raro en el estómago. Especialmente, la segunda parte puede
hacerse áspera por la aridez (y abundancia) de encuentros sexuales desprovistos
de cualquier tipo de erotismo, la tercera, por su parte, se hace molesta por el
exceso de ensoñaciones lovecraftianas y sus devaneos filosóficos. En conjunto,
el libro es un buen compendio de situaciones perturbadoras que algunos tomarán
de mejor manera que otros.
Al
revisar algunos portales de reseñas, me he sorprendido al encontrar gente
entiende el libro como un alegato contra el consumo de alimentos animales.
Muchos han llegado a esta obra por su título y parecen haber encontrado en él
fuerzas para confirmar su decisión de ser vegetarianos. Sin embargo, me parece
que ésta no es precisamente la intención de la escritora. Yo la veo como una
alegoría de qué supone ser mujer en Corea del Sur, con una vida destinada a
cuidar de su marido (al que no tiene por qué amar) y, sobretodo, debe obedecer
u obedecer, encontrando el rechazo más absoluto a cualquier tipo de desacato,
como se ve en el propio libro, donde la protagonista es obligada a entrar en
vereda a la fuerza, desacreditando sus excentricidades porque igualmente
funciona como mujer o al final, recibiendo un tratamiento de loca a la que
tampoco hay que hacer caso.
En
cualquier caso, aprecio del libro su capacidad para provocar. Se sabe
diferente, impacta desde un inicio y contiene buenas ideas de fondo. Sin
embargo, pasadas sesenta páginas, parece descarrillar en un intento que no le
acaba de quedar del todo, transitando por caminos no demasiado agradables. No
dudo que puede haber público para este libro, pero yo no estoy en él.
Nota:
2
Nota
goodreads: 3.58/5
PD:
He buscado entrevistas de la autora sobre el libro y, en efecto, ella misma
dice que no nos dejemos engañar por el título, pues el vegetarianismo (muy
rechazado en Corea del Sur) es simplemente una excusa para hablar sobre el
machismo imperante en un país que todavía arrastra muchos dejes totalitarios.
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