En
un arrebato de ponerme una película tonta pero divertida, tropecé con este
peaso de block-buster de otra época. Fui de los que la vio en el cine en su
momento, disfrutando de esta gigantesca memez llena de diversión.
La
película nos narra una invasión extraterrestre en la que un piloto incapaz de
seguir órdenes deberá aliarse con el Presidente de los EEUU, un alcohólico
piloto de aeroplanos y un ecologista-hacker para acabar con los malos. Mientras
tanto, su mujer, de profesión stripper, será la única esperanza para salvar a
la Primera Dama de una muerte segura. Por medio, el Área 51, muchos tiros y las
primeras destrucciones masivas de monumentos emblemáticos (la Casa Blanca, el
Empire State) a todo lujo de detalles de la historia del cine. Y el día de la
Independencia de los EEUU por medio de alguna manera, como motivo para sacar la
bandera.
La
película no debería sostenerse de ningún modo, pero es sorprendente contemplar
como Will Smith la saca adelante a base de puro carisma. Estaba en la cúspide y
su presencia era más que capaz de salvar cualquier proyecto, como se ve aquí,
convirtiendo lo que habría debido ser una película olvidable en uno de los
block-busters más divertidos de su año.
Pasar
a relatar todas las “cosas raras” del guión me llevaría demasiado rato. En
conjunto es un cúmulo de casualidades que permite exaltar un patriotismo
desnortado, proporcionar un puñado de destrucciones impactantes y servir de
excusa para mostrarnos escenas de acción bien molonas para mayor gloria de Will
Smith.
Will
Smith hace el mismo papel de siempre, que es capaz de aprender a pilotar una
nave extraterrestre (que funciona a la perfección después de cincuenta años)
porqué la ha visto volar un rato, la cuela en la nave nodriza de los malos sin
que estos se den cuenta (después del discurso presidencial pre-apocalipsis más
inolvidable de la historia) y le mete un bombazo nuclear un virus informático que prueba la viabilidad
del Hackeo intergaláctico.
Es
ayudado por un Jeff Goldblum al que yo venía de ver en Parque Jurásico, aunque
haya perdido todo el sex-appeal que nos deslumbró a todos entre los dinos. Aquí
es una especie de hacker-ecologista-experto en antenas de comunicación que
resulta ser el ex de la principal asesora del presidente, es el primero en
darse cuenta de lo que ocurre y se las arregla para colarse en el Área 51, se
recupera de las borracheras al instante y recupera a su churri que iba camino
del altar (ahí queda eso).
Pero
no todo es malo dentro de la película. La acción funciona con creces. Puede no
tener sentido, pero Emmerich se monta buenas coreografías aéreas, con su
correspondiente dosis de explosiones y misilazos a buen ritmo. Sí. Está hecha
para mayor gloria de Will Smith y sus chascarrillos, pero no se puede negar que
funciona estupendamente, siempre y cuando seas capaz de apagar el cerebro un
rato (esta vez hay que esforzarse un poquito). Además, tenemos todas las
escenas de destrucción masiva, a las que el ordenador no ha tratado mal y
siguen siendo tan aparatosas como hace veinte años. Tienen el valor “histórico”
de ser la primera vez que veíamos un estallido tan bruto de decenas de
monumentos emblemáticos en la pantalla grande, con todo lujo de detalles. Igual
ahora ya estamos más curtidos en estos menesteres, pero siempre hay que respetar
(ejem ejem) a los pioneros.
Una
de las cosas que más hacen patente en el paso del tiempo es el tratamiento del
feminismo. Aquí se recalca una y otra vez que las mujeres deben ser fuertes
(como se le dice mucho a la hija de Will Smith), pero luego tanto la stripper
como la primera dama parecen estar únicamente para ser salvadas. Ahora esto
(probablemente) se habría hecho mejor (o no).
La
película es lo que es, un homenaje a Will Smith en la época que reventaba
taquillas a voluntad, cuyo argumento es una simple excusa para presentarte
acción desnortada (muy molona) y un puñado de chascarrillos de éxito desigual.
A pesar de la enorme cantidad de estupideces de su guión, se convirtió en el
Block-buster de su año. Puede que sea entretenida (eso no se lo negaremos),
pero es un canto a la estulticia de proporciones siderales.
Nota:
2
Nota filmaffinity: 5.3
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