El Capitán América, Batman, Suicide Squad…Con toda esta
invasión de adaptaciones de cómic, no sé cómo no se había hecho una reseña de
nuestros héroes patrios más conocidos. Si es que son como nosotros, groseros,
chapuceros y despistados, pero buena gente (más o menos).
Después de un inicio al más puro estilo James Bond, una
nueva amenaza se cierne sobre la TIA. Jimmy el Cachondo, el mayor archienemigo
que ha tenido jamás “El Súper” ha regresado para hundir a la organización
no-tan-secreta en la más terrible de las vergüenzas.
Ya es la tercera vez que Javier Fesser se acerca a las
aventuras de nuestro par de detectives favorito. Las dos anteriores, de acción
real, demostraban ser comedias la mar de eficaces, pero insuficientes para
captar el absurdo mundo en que se mueven este par de berzotas. Ésta vez ha
aprendido de Tintín, y se ha lanzado a la captación de movimiento. Después del
resultado que se obtuvo con la película de Spielberg y la sorprendente
fidelidad de Asterix, era obvio que éste era el camino a seguir (por cierto,
Lucky Luck y Súperlópez están en pre-producción, habría ganas y todo).
Así pues, Fesser aprovecha el poder de la captación de
movimiento para obtener más libertad artística, trasladando a la perfección el
mundo lleno de porrazos, burradas y otras zaranganzadas que conocemos de los
cómics. El resultado es obviamente muy superior al de las pelíclas
previas, capaz de desplegar todo el
festival de gags visuales que este par de pazguatos provocan a su paso.
El esfuerzo de Fesser y su séquito para elaborar este
excelente producto para toda la familia es más que notable. Su guión está a la
altura de las mejores historias de Ibáñez y contiene mil guiños a los propios
cómics, a Julio Iglesias, Tip y Coll, Mercedes Milà, Bruce Willis, el propio
Tintín… Cada gag parece sacado del propio cómic y puesto en movimiento, con un
sentido del ridículo y la burrada de lo más divertido. Mención especial al
delirante prólogo y al final, calcado al de muchos de los cómics que tantas
veces hemos leído. Esta locura autoconsciente no sólo es divertidísima sino que
contiene un respeto absoluto hacia el humor y la simpatía de los personajes con
los que tantas veces hemos reído.
Una hora y media de
película que se pasa volando bajo un tremebundo bombardeo de gags y chistes. A
veces se acumulan tanto en pantalla y la historia acumula tanto desenfreno que
se llega a hacer dificil asimilar toda la cantidad de información que se te
arroja a la cara. Su desquiciado ritmo y la acumulación de chistes (a veces
demasiado estirados) puede llegar a agotar. Sin embargo, el mayor pero que le
encuentro es la presencia del personaje de Ibáñez que menos me ha gustado desde
siempre, cargante en cada una de sus apariciones: Rompetechos. Si se lo
hubieran ahorrado, me lo habría pasado mucho mejor.
Dentro de la multitud de adaptaciones que estos
personajes han tenido, ésta es, sin duda, la mejor. Mortadelo y Filemón contra
Jimmy el Cachondo tiene un argumento que bien podría haber firmado el mejor
Ibáñez, el carisma de sus protagonistas, risas garantizadas, ritmo vertiginoso
y un auténtico festín visual y sonoro para todas las edades. Y lo más
importante para mí: Capta a la perfección el sinsentido desenfrenado del cómic.
Éste es mi Mortadelo. Éste es mi Filemón.
Si
os gustaban estos tebeíllos o aun guardáis un poco de nostalgia para ellos, no
podéis dejarla pasar.
Nota:
7
Nota
filmaffinity: 6.3
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