Cada
año me llevo una sorpresa para Sant Jordi. Este año ha caído una novela de la
que había oído hablar pero a la que nunca había prestado una especial atención.
Si bien Dan Abnett es mi autor favorito de la Black Library, nunca me habían
atraído sus obras fuera de la franquicia. Por hablar en voz alta y decir que me
gustaba el autor, alguien decidió que me tendría que gustar este libro.
Título:
Planeta 86
Autor:
Dan Abnett
Título
original: Embedded
“El periodista Lex
Falk viaja al planeta colonia 86 para cubrir un conflicto de poca importancia.
De pronto descubre que lo que parece un simple enfrentamiento es en realidad
una guerra en toda regla. El alto mando militar le prohíbe el acceso a la zona
en conflicto. Para conseguirlo, Falk se introduce en la mente de un soldado a
cargo de una unidad y es testigo de la batalla en primera persona. Pero el
mecanismo mediante el cual controla al soldado falla y debe enfrentarse con sus
propias armas a una guerra para la que no ha sido entrenado. Falk usará todos
sus recursos para volver a casa y destapar la oscura trama que ha descubierto.”
La
construcción del mundo en que se mueve la novela es algo que me ha gustado
desde el primer momento. Hacía mucho que no veía un avance de nuestra
civilización que parta del sistema de bloques de la guerra fría, llevada ahora
al espacio. Partir de la presencia siempre molesta del enemigo (ya íntimo) del
que no te fías puede parecer una premisa caduca, pero el estilo es proclive a
las conspiraciones de Abnett. El mundo creado es futuro y claramente
evolucionado desde nuestra realidad, pero muy deudor en estilo del de Blade
Runner o Desafío Total: se ha avanzado en el tiempo pero los mismos problemas
de corrupción, suciedad y dureza para con el desfavorecido siguen imperando. Este
universo es diverso y reconocible, además de coherente. Sin embargo, en ningún
momento se detiene a explicarte qué es tal artilugio o cómo funciona esa otra
tecnología. Funciona y punto. Más de uno puede perderse un poquillo (y
enfadarse por ello), pero con el contexto se hace fácil deducir que FRUTO® está
ocurriendo (jeje).
Si
algo he aprendido de este autor a lo largo de sus muchos libros es que sabe cómo
contar una historia. El planteamiento inicial, las primeras cién páginas que se
dedican a presentar el universo y plantear la historia entran como nada. Lex Falk,
el cínico periodista que carga con el peso de la trama es un personaje sólido,
fácilmente reconocible. Ha visto demasiadas guerras y su mala leche le está
alejando de cualquier aprecio por parte del prójimo. Ya no es el periodista
audaz de su juventud, plenamente consciente de su decadencia tanto física como
mental, que soporta con litros y litros de whiskey. Pero aún tiene ganas de una
última exclusiva, especialmente en cuanto se da cuenta de que el estamento
militar está escondiendo algo turbio. Su instinto le obliga a un último
servicio en el frente (periodístico) y meterse dónde no le llaman por última
vez.
Decidido
a obtener una exclusiva, accede sin pensarlo a realizar una inserción en la
mente del sargento Nestor
Bloom. Evidentemente, algo sale mal y será
Falk el que se convierta en dueño de los actos del soldado.
A
partir de ese momento, la novela pega un cambio radical y olvida completamente
todo el trasfondo que habíamos leído previamente para convertirse en una novela
de acción bélica pura y dura. Tal y como si estuviéramos leyendo la
retransmisión de una partida muy bruta de Call
of Duty o de Mass Effect, la
trama deja de tener (casi) importancia para convertirse en un festival de
disparos, explosiones y luchas enconadas por la supervivencia (con las batallas
retratadas en toda su crudeza y salvajismo).
Por
ello, la mayoría de soldados no pasan de ser un mero nombre que va a morir en
algún momento. Los únicos que tienen más personalidad que un Land Rover son Ratonazo y Rash,
el primero es el compañero de Bloom/Falk, es lo más parecido a un friki de la
tecnología que podemos encontrar en este universo. Está siempre dispuesto a
encontrar el lado bueno de las cosas, pues no tiene ningún interés en matar a
los malos, sólo desea salvar el pellejo y volver a casa sin meterse en muchos
líos. El segundo es el sargento de la unidad compañera del protagonista, que
encarna el prototipo de líder dedicado a sus tropas que busca hacer todo lo
posible para ganar la batalla salvando a todos los soldados posibles. De
carácter brutalmente irascible, se queda solo arreando guantazos si sospecha
que tu entrega es inferior a su sentido el deber.
Cada una de sus partes funciona a la perfección dentro de
su género: las primeras cien páginas son ciencia-ficción de calidad y las
últimas doscientas es de lo mejorcito dentro de la novela de acción. Un buen
mundo de ciencia-ficción para empezar y una ensalada de tiros de primera para
acabar. Que entre ellas no peguen ni con cola, es harina de otro costal. Otro
detalle es que no hay ni rastro del horror
gótico en que se suele mover Abnett en las novelas de la Black Library, lo que
supone un soplo de aire fresco en su literatura. Es todo un placer ver lo que Abnett puede hacer cuando el trasfondo no le
encorseta, pero quizás hubiera sido adecuado que las dos partes del libro
casaran un poco más entre ellas, o que el puente que las une fuera bastante
menos abrupto. A pesar de que seguro que la total libertad para el autor era
una de las exigencias del libro, un poco de más mano del editor para pedir un
poco más de mesura a sus idas de castaña hubiera sido de agradecer,
especialmente para los lectores más más impresionables o menos avezadas con el
género bélico. No obstante, yo me lo he pasado teta con este libro. Ha sido una
auténtica pasada.
Planeta 86 es una propuesta ideal para aquellos que conocen al autor
y quieren verle escribiendo algo diferente. También gustará a los ávidos de
emociones fuertes que busquen una novela con más sentido del habitual en las
propuestas bélicas. Sus dos partes claramente diferenciadas puede echar para
atrás a más de uno, pero en conjunto, es una novela tremendamente disfrutable.
Nota: 7
Nota goodreads: 3.66/5
SPOILER: ¿Es cosa mía o lo que encuentran al final casa a
la perfección con un PCE del Universo del 40k? No dudo que no será más que un
guiño para sus fans warhammeros, pero plantear que se trata del mismo universo,
pero treinta mil años antes mola mucho… FIN DEL SPOILER
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