lunes, 22 de febrero de 2016

Tres Reyes



En esas noches que apetece una peli pero no hay inspiración suelo acabar rebuscando en el depósito de películas grabadas “para después” (para casi nunca). En este caso acaba apareciendo esta antigualla que recordaba como chorrada simpática donde salía el Clooney. La puse y no veáis la sorpresa al ver que estaba dirigida por David O. Rusell. Se empieza a entender mejor como se ha reunido tamaño compendio de excentricidades en una cosa parecida a un argumento coherente.

El planteamiento es simple: Justo en los últimos días de la Guerra del Golfo, unos soldados descubren la ubicación del tesoro secreto de Sadam Hussein. Tentados por la codicia, decidirán desertar y lanzarse a su búsqueda por un territorio supuestamente en paz pero donde la violencia se vive a flor de piel. Los imprevistos los obligarán a replantearse sus ideales y tomar decisiones que no hubieran esperado tener que realizar.

El planteamiento es simple, pero el desarrollo se complica cosa mala. Desde un primer momento juega a ser gamberra (más pose que verdadero gamberrismo), mezclando el esperpento con el drama ético, la denuncia política, la acción militar patriotera y una posición anti-militarista. El poti-poti es de los gordos. Las pretensiones de la propuesta son descomunales, mezclando agua con aceite sin ayuda de una composición o un argumento que colabore para coagular. Se palpa la pretensión de alardear. Es obvio que Rusell busca hacer ostentación de su calidad y el resultado es sin duda irregular, pues escenas ciertamente brillantes se suceden de otras que dan vergüenza ajena. Sí, hay talento en la puesta en escena, pero no siempre se usa con tino.

Mientras la ves, vas notando que tiene sus cosas buenas, pero que hay algo que no cuadra. No tienes tiempo de pararte a pensar sobre ello ya que el montaje es exageradamente frenético. De aquí para allá con mil cosas pasando continuamente, moviéndose de la comedia absurda a la tragedia sin tiempo para respirar, incluso con unos cuantos gags de humor negrísimo en medio de un tiroteo clásico. Sorprendente. También causa sorpresa la metamorfosis en el tono y las motivaciones de los protagonistas: de pasar de ser unos cerdos egoístas en busca de dinero fácil a no poder evitar verse implicados por los abusos de los soldados de Sadam para con su pueblo (ante la pasividad total del gobierno yanqui, claro está). La denuncia y el juego de empatías están muy bien tirados, aunque el final excesivamente patriotero acabe estropeando un poco el resultado. El problema es que han entrado demasiadas cosas en la batidora, demasiados ingredientes que luchan por su parcela de gloria e incomodan al espectador.

No obstante, el trabajo actoral es de primera –bueno, tampoco es que estén muy exigidos-, con un grupito algo cabroncete que transmite mucha química y que, seguro, se lo han pasado en grande rodando este engendrillo. George Clooney, Ice Cube, Mark Wahlberg… están disfrutando con su trabajo, lo que aporta mucha frescura al conjunto y genera cierta complicidad, consiguiendo incluso que te caigan bien un puñado de ladrones egoístas sin humanidad.

En resumen, Tres Reyes, tiene cosas buenas, cosas muy buenas. Unas cuantas puyas llenas de agudeza se complementan con un trabajo actoral muy fresco, al que hay que añadir una puesta en escena muy personal y llamatica. Sin embargo, el conjunto se ve lastrados por una clara indefinición de género que confunde tonos y provoca situaciones mal resueltas. Rusell quiere meter demasiados aromas en la coctelera y todo espectador encontrará algún ingrediente que le agrie la mezcla. Es un fastidio, ya que la inspiración no da para paliar las discordancias entre tanta grandilocuencia. No obstante, la química entre los actores y el esperpento general dan para empezar el visionado con energía y provocan que luego, pasado un tiempo, se recuerde con simpatía.

Nota: 5
Nota filmaffinity: 6.0

No hay comentarios:

Publicar un comentario