lunes, 14 de febrero de 2022

La vampira de Barcelona

Hace nada comenté un libro porque un amigo lo había escrito. Ahora reseño una película que vi únicamente porque una amiga salía en ella. Si es que no necesito más para ponerme con una película.

Si en el infierno londinense “presumen” de Jack el Destripador, en el barrio Gótico de Barcelona tienen a su homóloga femenina, la Vampira de Barcelona, cuya figura nos es acercada con esta película. A principios de siglo XX, una serie de atroces asesinatos de niños atemorizan a la ciudad. Cuando las autoridades detienen a una sospechosa, un periodista en decadencia descubre que quizás ella no es la culpable, sumergiéndose en los pesadillescos bajos fondos para desvelar la verdad sobre el caso.

La película presenta la premisa que defiende que Enriqueta Martí, ajusticiada por ser la Vampira de Barcelona, no fue más que una cabeza de turco muy convenientemente por la policía, pues las conexiones de los asesinatos manchaban a algunas cabezas muy importantes dentro de la burguesía barcelonesa de la época. En una extraña mezcla entre el terror (por momentos cósmico) y el género negro, el director Lluís Danès realiza un retrato descorazonador y pesimista de la condición humana, pretendiendo hacer justicia en el retrato de una mujer que, si bien no era un deshecho de virtudes, probablemente no era culpable de todo lo que se le condenó.

La puesta en escena es ostensiblemente teatral, convirtiendo el escenario en un juego de luces, colores, sombras y locura que ayuda a simbolizar el descenso a los infiernos del protagonista. Son obvias las influencias de la Hammer o el expresionismo alemán, componiendo una historia de terror gótico que bien habría podido hacerse (ejem) en la época en que transcurre. No obstante, esta teatral mezcla entre Sin City y El Almuerzo Desnudo puede echar atrás a muchos. Su propuesta no es, ni mucho menos fácil, obligando al espectador a poner de su parte mientras escenas más que perturbadoras se suceden ante sus ojos.


Desde la lluvia de ceniza inicial que se apodera de la pantalla, convirtiendo Barcelona en un lugar sombrío y tenebroso, ya podemos apreciar que nos hallamos ante una película truculenta, por momentos obscena y decididamente perturbadora. Se hace un especial esfuerzo en buscar una sordidez teatral fuera de lo normal, provocando al espectador con depravaciones muy imaginativas, reforzadas por un buen uso del color y los claroscuros del blanco y negro en una suerte de situaciones oníricas que destacan por presentar una locura incoherente especialmente desagradable.

La película cuenta con un envidiable reparto, con reconocidos nombres del panorama catalán, tanto en papeles principales como en los más secundarios (Roger Casamajor, Nora Navas, Bruna Cusí, Sergi López). La actuación es muy teatral (como el resto de la película), repleta de imposturas con las que retratan a una suerte de personajes con muchas sombras a sus espaldas. Sacan adelante con mucho brío una propuesta más que modesta, metiéndonos de lleno en una investigación, desdibujada e inconexa en algunos tramos, pero absorbente en todo momento.

Suelo comentar que la falta de presupuesto azuza la imaginación y, en su modestia, es posible apreciar todo lo bueno que tiene que aportar una película. Normalmente, no es algo que considero un problema, sino una característica. Sin embargo, aquí sí encuentro que algo más de dinero le hubiera venido bien. La puesta en escena tiene estilo, que se hubiera podido reforzar más con un presupuesto más abultado, escondiendo (o haciendo mejor) algunos escenarios pintados que debes perdonar en pos de la falta de medios. Se habría podido hacer un ejercicio similar pero mejor, con más posibilidad de error y más capacidad para tener la grandilocuencia que se pide.


Por cierto, fui de los pocos que, sabiendo que aparecía, pude reconocer a mi amiga. No os diré quién es, claro.

En conclusión, La vampira de Barcelona es un verdadero ejercicio de estilo que no deja a nadie indiferente. Con una puesta en escena muy característica, muy  marcadamente teatral, pero al mismo tiempo, destacando por su atmósfera sórdida, incluso desagradable en algunos momentos. Desgrana con mimo la historia “verídica” de la Vampira, indicando disimuladamente quién pudiera ser uno de los posibles culpables. Su extremismo estético y su reducido presupuesto es un obstáculo para los estómagos más acomodaticios, pero seguro que no te dejará indiferente.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 5.6 

No hay comentarios:

Publicar un comentario