No es una adaptación al comic. Es un cómic en movimiento.
En Sin City nada es sagado. Todo es corruptible, pervertido, obsceno y mortal. Apenas queda un resquicio para la esperanza, pero ahí está. La película comprende tres piezas entrelazadas. Tres pequeñas tragedias donde carismáticos antihéroes intentan sobrevivir a las nauseabundas injusticias de la miserable ciudad que es Sin City. En “El más duro adiós” el duro y roto Marv intenta vengar la muerte de la única mujer que le ha tratado bien en toda su vida. En “La gran masacre”, un paria vuelve a la ciudad, provocando una guerra entre las prostitutas y la mafia de la ciudad. En “Aquel bastardo amarillo”, Hartigan, el único policía honrado de Sin City, intenta detener al hijo del senador, un bastardo violador y asesino, con funestas consecuencias para su carrera.
ACTORES: las actuaciones son poco menos que perfectas. En un reparto de lo más variopinto, con muchísimas estrellas que brillan por sí solas, destaca sobre todo un Mickey Rourke bordando un personaje roto y sobrecogedor. Bruce Willis soberbio, así como Clive Owen (haciendo de Clive Owen) e, incluso, Elijah Wood con su carita de ángel encarnando a un asesino que encaja perfectamente con ese espíritu oscuro que impregna cada minuto del metraje.
DIRECCIÓN: Robert Rodríguez es un director irregular. Tan pronto te puede hacer animaladas tan magníficas como “El Mariachi”, “Four Rooms” o “Abierto hasta el amanecer” y pastiches tan horrorosos como “Spy Kids” o “Shark boy y Lava Girl”. Aquí estamos en un caso de los primeros. Probablemente lo mejor que ha hecho en toda su vida. La adaptación es simplemente inmejorable. El aspecto estético está tremendamente cuidado. El rodar en blanco y negro, con ese HD de croma, añadiendo los colores justos para enfatizar las emociones (pasión, lujuria, repulsión, inocencia…) le consigue dar el aire perfecto de un cómic malsano en la cloaca de Sin City. Escenas cuidadísimas, un abuso del croma muy trabajado, el saber hacer de Rodríguez asesorado por Tarantino (que se nota), unido a un guión sublime hacen de este trabajo una película inolvidable, simplemente magnífica. El efecto de que las propias viñetas se han puesto en movimiento es sublime.
GUIÓN: Algunas adaptaciones cogen el cómic y lo destrozan para adaptar el lenguaje de la novela al cine, aquí el propio cómic hace las veces de libreto. Sin City es de las mejores novelas gráficas que ha habido. Visceral, espectacular, impactante… No deja a nadie indiferente. Con un ritmo pausado y descorazonador, las escenas se van deslizando lentamente por nuestras retinas, ofreciendo un espectáculo que no deja indiferente a nadie.
Todo en Sin City es de un buen hacer inmejorable. Desde los actores hasta los aspectos técnicos, pasando por un guión sublime que te transporta desde las viñetas del cómic original hasta la gran pantalla sin darte cuenta del cambio de formato.
El cuidado de todas las escenas, de esos claroscuros exagerados, de esos perfiles imposibles en los personajes, ayudan sobremanera al espectador a meterse dentro de la película y sentir lo que sienten los personajes: la oscuridad y la luz, la caída al abismo sin retorno, la gloria y la miseria del alma.
Sobrecoge ver al policía semiacabado que se esfuerza por seguir cumpliendo la ley, aun a pesar de su edad; emociona ver cómo un héroe fracasado es capaz de verter ríos de sangre por vengar la muerte de su única amada; sorprende ver al tránsfuga social ayudando a un grupo de prostitutas habitantes de una ciudad oscura dentro de una ciudad aún más oscura... Ni todas las más halagadoras palabras servirían para describir cada episodio, cada historia tan magníficamente entrelazada aunque parezca que no tengan nada que ver.
Cada fotograma de Sin City es una pequeña obra de arte, una maravilla estética. Podrían parecer exagerados en ciertos momentos, pero de ahí sale el toque extremo que hace de Sin City una de las adaptaciones más fieles que jamás se hayan hecho de un cómic. Y si no son suficientes las imágenes contrapicadas y los blancos y negros contrastados, los diálogos en "off" sacan al espectador de cualquier duda, creyendo que en verdad está leyendo los bocadillos de un cómic.
Es un pecado no verla. Pero ojo, abstenerse almas sensibles, pues la sordidez es la norma. Avisados quedáis si osais entrar en Sin City.
El cuidado de todas las escenas, de esos claroscuros exagerados, de esos perfiles imposibles en los personajes, ayudan sobremanera al espectador a meterse dentro de la película y sentir lo que sienten los personajes: la oscuridad y la luz, la caída al abismo sin retorno, la gloria y la miseria del alma.
Sobrecoge ver al policía semiacabado que se esfuerza por seguir cumpliendo la ley, aun a pesar de su edad; emociona ver cómo un héroe fracasado es capaz de verter ríos de sangre por vengar la muerte de su única amada; sorprende ver al tránsfuga social ayudando a un grupo de prostitutas habitantes de una ciudad oscura dentro de una ciudad aún más oscura... Ni todas las más halagadoras palabras servirían para describir cada episodio, cada historia tan magníficamente entrelazada aunque parezca que no tengan nada que ver.
Cada fotograma de Sin City es una pequeña obra de arte, una maravilla estética. Podrían parecer exagerados en ciertos momentos, pero de ahí sale el toque extremo que hace de Sin City una de las adaptaciones más fieles que jamás se hayan hecho de un cómic. Y si no son suficientes las imágenes contrapicadas y los blancos y negros contrastados, los diálogos en "off" sacan al espectador de cualquier duda, creyendo que en verdad está leyendo los bocadillos de un cómic.
Es un pecado no verla. Pero ojo, abstenerse almas sensibles, pues la sordidez es la norma. Avisados quedáis si osais entrar en Sin City.
Nota: 9
Nota Filmaffinity: 7.6
Tres frases que se te quedan grabadas en el cerebro (y en el corazón):
“The Valkyrie at my side is shouting and laughing with the pure, hateful, bloodthirsty joy of the slaughter... and so am I” – Dwaight
“Goldie. She says her name is Goldie” – Marv
“An old man dies. A young woman lives. A fair trade.” – Hartigan
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