sábado, 5 de febrero de 2022

El espinazo del diablo

Si sois asiduos de mis reseñas, ya sabréis que Guillermo del Toro es un director que tiende a agradarme, del cual he visto casi todas las películas. No sé si con objetivo completista o cuál es la razón, me puse con una de las pocas que me quedaban del director mejicano.

Ser un niño durante la Guerra Civil Española supuso tener una infancia difícil, especialmente si tus padres eran republicanos que estaban perdiendo la guerra. En algún lugar de la árida Castilla, un antiguo monasterio se ha convertido en refugio de huérfanos de republicanos. Dos viejos y una jovencita intentan dar una oportunidad a los más desfavorecidos de la zona, con la ayuda de un par de mozos. A medida que avanzan las batallas y la situación se vuelve más desesperada, aparecen los rumores de que el monasterio esconde un tesoro de lingotes de oro, lo que desatará la ambición de los mozos de la zona. Realmente, el lugar guarda muchos secretos siniestros…


Reconozco que la película me ha pillado con el pie muy cambiado. Yo me esperaba una película bastante fantasiosa, al estilo de los cuentos tenebrosos que nos tiene acostumbrados el director. Sin embargo, aquí tenemos una historia muy realista, que gasta una buena cantidad de minutos explicando la dura vida de los niños de la época, como si de un David Copperfield se tratara. A medida que avanza la película, el terror va tomando forma, pero de una manera más mundana, el de la guerra y los refugiados frente al ser humano, el peor de los monstruos.

La ambientación de la película destaca por su verosimilitud. Cualquiera que haya paseado por los páramos castellanos podrá apreciar el ambiente árido, desagradable, en que transcurre la acción. Los edificios de piedra vieja, gastada por el viento y la arena se complementan con multitud de detalles que marcan la escasez con la que viven los protagonistas. Del Toro es muy consciente de qué época quiere representar y no escatima esfuerzos en conseguirlo.



Tengo más problemas con su protagonista. Si bien Federico Luppi y Marisa Paredes hacen un notable trabajo dando vida a las buenas almas que llevan el monasterio, la actuación de Noriega como peligroso salteador destaca por su insustancia y falta de carisma. Reconozco que nunca he apreciado sus dotes actorales y aquí no encuentro ninguna razón para cambiar de opinión. Los niños bien, gracias.

Quizás lo que más disfruto de la película es su desolador inicio, en que el director gasta un buen puñado de minutos explicándote cómo viven los pequeños. Conforme se desata el conflicto, me va perdiendo, pues a un ritmo excesivamente contemplativo, se le añade un thriller que no acaba de funcionar. Si bien se percibe que hay secretos oscuros, la película no  es capaz de implicarte ni emocionarte lo suficiente para que tengas ganas de seguir viendo. Podríamos decir que El espinazo del diablo funciona más por la atmósfera y los “sucesos extraños” que por el argumento en sí.


Y luego está el desenlace. Vaya por delante que me ha gustado, es tremebundo y no te deja indiferente, pero SPOILER vaya, al final sí que había fantasma. Después de estar toda la película escamoteándolo, va y resulta que cuando interesa a la trama, aparece. Po bueno, po vale, po dacuerdo. Eso sí, la escena mola. FIN DEL SPOILER

Puede que no sea la mejor película de su director, pero tampoco es precisamente mala. Tiene sus puntos de interés en un apartado visual muy trabajado e inusualmente realista, una malsana atmósfera malsana característica del director y, también, que no le duelan prendas a la hora de masacrar niños si la situación lo requiere. Falla en un ritmo cansino y un “misterio” no excesivamente misterioso. Al final, tenemos una de thriller/terror con pseudofantasmas por ahí algo aburridilla, pero funcional para rellenar una tarde.


Nota: 5

Nota filmaffinity: 6.2

  

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