miércoles, 26 de agosto de 2020

Armageddon

Hace tiempo que vengo diciendo, y me atrevo a defenderlo ante quién sea, que Michael Bay es un muy buen director al que no le da la gana hacer películas mejores porque con los engendros que caga ya le vale para ganar toneladas de dinero. Todo el que quisiera comprobarlo, le bastaría con revisar sus primeras películas, realizadas antes del petardazo de Transformers, en las que todavía quería hacerse un nombre en el mundillo.

Es obvio que Transformers creó escuela (para mal), pero su película cuyo estilo ha sido más veces imitado, que más influencia ha tenido, es ésta de la que hablo hoy: Armageddon.


Cuando un gigantesco asteroide amenaza con destruir la Tierra, la NASA no encuentra otra solución que meter a un grupo de perforadores de élite en un par de transbordadores espaciales y enviarlos al asteroide para hacer un agujero en el que meter una mega-bomba nuclear que mande todo a tomar viento.

En vez de formar astronautas para perforar, formamos perforadores para ir al espacio, sí. Una chorrada bien grande que Ben Affleck le comentó al director al poco de empezar a rodar. A Bay le hizo tanta gracia la frase que la incorporó posteriormente a la película. Esto ya nos da una idea de la gratuidad argumental con la que nos basamos. Las estupideces de guión se suceden, con un chillón de cosas que pasan “porque sí” y escenas que se suceden con poca vergüenza y menos sentido. Sin embargo, la película es bien consciente de ello, no abandonando en ningún momento un tono irreverente bien encontrado. Bay le aporta una epicidad tan gigantescamente gratuita, con escenas de acción individualmente muy bien paridas que consigue que disfrutes. Además, goza del poderoso músculo de un presupuesto disparatado y, sobretodo, de la colaboración interesada de la NASA, con lo que disponen de todo para montar un buen espectáculo de los que hacen época. Así pues, puede que cada estupidez de guión te haga poner los ojos en blanco, pero los fuegos artificiales, la cámara lentísima y toda la parafernalia de los blockbusters veraniegos llevados a la máxima expresión acaban molando. MUCHO. No estoy seguro si es de una manera consciente o no, pero se lleva el esperpento épico tan al límite, pero tan al límite, que se sale por el otro lado y lo que debería dar vergüenza ajena acaba molando un puñado.

Aquí Bay se dedica a hacer bien lo que sabe hacer bien (Aparte de ganar dinero). Tenemos una acción desbocada, que busca el más difícil todavía continuamente, pero cada coreografía de explosiones, acrobacias y choques se nota trabajada, para que, de algún modo, te la tomes en serio. La cámara no tiene el baile de San Vito, se mueve con energía, pero sin que pierdas la noción de lo que ocurre. Se nota que quiere rodar BIEN las explosiones y la destrucción. Además, tiene el ingenio suficiente para que el chillón de chascarrillos y memeces que va soltando acierten casi siempre, lo que asegura la diversión. Este savoir-fair con la cámara es lo que me lleva a concluir que Bay es un gran director de acción, pero que no le da la gana molestarse a hacer buenas películas (y es bien consciente de ello). Le basta con tres acrobacias, un puñado de explosiones gratuitas y ya revienta cualquier taquilla. ¿Para qué molestarse más?

¿Qué tiene de MUY bueno Armageddon? Todas las cosas buenas de Michael Bay potenciadas al máximo: Acción de primera, muertes ingeniosas, explosiones, chorradas, banderas estadounidenses, ritmo vivo y efectos especiales de primera. Nunca dejan de pasar cosas “interesantes”, introduce bien los momentos emotivos dentro de la épica más trasnochada y se marca un uso perfecto de la cámara lenta como no se vería hasta 300. ^^ Cada fotograma lleva impreso un ticket de “todo vale” tan descomunal que Lo dicho, todo lo necesario para conformar un entretenimiento veraniego tan disfrutable como palomitero. 

¿Qué tiene de malo Armageddon? Todas las cosas malas de Michael Bay potenciadas al máximo: el guión es un despropósito, la historia no tiene sentido, las leyes de la física son enteramente relativas y las casualidades abundan por todos lados. Como siempre, el ejército y los EEUU son los más mejores del mundo mundial y se te pierden un par de neuronas cada vez que la pones.

Otro detalle que denota cierto mimo (ejem) en su realización es la distintiva personalidad del gran número de personajes de la cinta. La cantidad de caras conocidas inesperadamente simpáticas es considerable, todos ellos con un carácter desarrollado, un par de escenas de lucimiento y carisma de sobras para que incluso te acabe doliendo quienes mueren. Bruce Willis, Ben Affleck, Steve Buscemi… Si hasta Owen Wilson cae bien en la película. Se nota que disfrutaron a lo bestia durante el rodaje, como si este grupete de niños grandes hubiera tenido unas vacaciones pagadas en un parque de atracciones. Por lo que dicen, la única que no disfrutó especialmente de las fiestas fue Liv Tyler, que despachó todas sus escenas en tres días y se marchó para casa (sin que por ello haya que ponerle un pero a su actuación).

Los espectaculares efectos especiales gozan del enorme presupuesto con el que se ha realizado la cinta. Quizás por el momento de su realización o por la sorprendente cantidad de efectos físicos que encontramos, han envejecido especialmente bien, dando incluso la sensación de estar puestos al servicio de la (ejem) historia y no por puro onanismo cinematográfico. Si alguien tiene curiosidad, tiempo y dinero, en Eurodisney (Paris) hay una atracción muy divulgativa e interesante dedicada a Armageddon en la que te cuentan cómo se han realizado muchos de los efectos, a pesar de los años que han pasado desde el estreno de la película.

Ah, y la banda sonora. Aerosmith ante su último gran éxito (también tenéis atracción en Eurodisney) y un surtido de canciones de acompañamiento repletas de epicidad para reforzar los fuegos artificiales de la pantalla. Un complemento perfecto que contribuye a disimular la gratuidad argumental y a que el espectador afin se lo pase todavía más grande.

En fin, que Bay sabe lo que hace y pone en escena justo lo que le da la gana. Lástima que sea un maldito vago, que si no… Como refuerzo de esta idea, no hay más que echar un ojo a Dolor y Dinero, en la que realiza una autoparodia MUY consciente de toda esta imaginería que él mismo se ha dedicado a divulgar. 


Ya os habrá quedado claro que Armageddon no es una gran película. Bueno, sí. Sí lo es. Un placer culpable con toneladas de defectos, pero a la que puedo volver una y otra vez y me sigue gustando y emocionando. Me podría recordar a una quedada de machotes que han dejado a las parejas lejos, en la que se dedican a beber cerveza, presumir de testosterona y a hacer el tonto con el buen rollo por bandera. Tonto y zafio, quizás, pero que sienta estupendamente de vez en cuando.

Una película mala espectacularmente bien hecha que me encanta y no me canso de ver.

Nota: 9

Nota filmaffinity: 5.7

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