miércoles, 12 de agosto de 2020

Space Jam

 Recordando una de las películas que más cariño le tengo de mis años mozos. Space Jam. Un descojone de ver en el cine que juntaba en uno de los crossovers más salvajes jamás planteados a Bugs Bunny y sus amigos con la estrella del baloncesto Michael Jordan. Increíblemente, funcionaba.

El argumento es pura marca de la casa. Por estas cosas que pasan, los Looney Tunes se ven obligados a jugar un demencial partido de baloncesto contra unos aliens, por lo que contratan al mejor jugador de todos los tiempos para que les ayude, con disparatados resultados.

El resultado es una película llena de vida y color, muy acelerada y repleta de personajes y gags más allá de sus posibilidades. Permite a la estrella deportiva hacer de sí mismo sin problemas sin por ello restar protagonismo a Bugs Bunny y el resto de personajes de la franquicia (el Pato Lucas, Silvestre, Piolín, Coyote…) con una leve irreverencia que se disfruta con ganas.

No negaremos que la película es una enorme tontería, pero es tremendamente divertida. Al final no es más que un capítulo de Looney Tunes muy alargado, con invitado y baloncesto de fondo. Sin embrago, no deja de sorprender que tres cosas tan aparentemente alejadas – Bugs Bunny, MJ y críticas a las políticas de Disney con sus personajes- casen tan bien. De alguna manera funcionó y estoy seguro de que la poca idea que se tiene del porqué es lo que ha prevenido que encontremos nuevos intentos de lo mismo.

El altísimo ritmo al que suceden los eventos es uno de sus mayores valores. Apenas te deja respirar para procesar qué ocurre, con un incesante bombardeo de gags que funcionan estupendamente. Así no nos duele en exceso el puñado de giros que se producen para mayor gloria de Michael Jordan o el product placement de sus zapatillas, tan obsceno y pasado de vueltas que no puede sino provocar vergüenza ajena (y estallidos de risas).

Quizás lo más sorprendente es que Jordan aparece relajado, amigable y carismático, como el hombre que siempre ha mostrado ser en todas sus apariciones públicas en contexto deportivo, algo inusual cuando tenemos a profanos de la actuación. De acuerdo, no tiene que hacer nada más que proyectarse con honestidad y lanzar canastas tras canastas (no falla un tiro en toda la película, por si nadie se había dado cuenta), pero parece tener una habilidad innata para el humor, con un carisma que fluye con naturalidad, sin ponerse en evidencia ni ridiculizarse en ningún momento. Para el vulgo, rodar no es tarea fácil, y menos si se realiza casi exclusivamente ante una pantalla verde, pero MJ parece haberlo hecho toda la vida. Incluso sabe reírse de sí mismo con su falta de habilidad para el béisbol.

Esta naturalidad contrasta con las otras estrellas invitadas (Barkley o Ewing, por ejemplo), mucho más acartonados, especialmente cuando tienen que hacer algo que no sea tirar a canasta. Por su parte, los dos actores “de verdad” de la película, Bill Murray y Willey Knight se desempeñan con acierto en los momentos en que les toca interpretar y tener algo parecido a emociones, fallando algo más en la parte deportiva.

Aunque estaremos de acuerdo en que el argumento de la película no da para apenas nada, se trata de un film que apenas sobrepasa los ochenta minutos (con créditos). Esta reducida longitud hace que entre los gags y la poca trama, la película entre como nada sin dar la sensación de que haya escenas en las que no hay nada que contar ni momentos superfluos. Sin dejar la sensación de vacío que dejan propuestas actuales que parece que estén obligadas a llegar a las dos horas aunque no tengan nada que contar. En este caso, a la que te despistas o empiezas a pensar sobre lo que ves, ya se ha acabado.

Space Jam supone también el debut de la partenaire femenina de Bugs Bunny, Lola Bunny, que ha sido parte del elenco desde entonces. Presentado inicialmente como un personaje feminista, dado que tenía un carácter definido, era independiente y sabía tomar sus propias decisiones. Sin embargo, también fue criticado por su hipersexualización gratuita, por lo que le acompañó una polémica similar a la que ha tenido siempre Lara Croft. Defendida y denostada por diferentes sectores dentro del movimiento.

A finales de los noventa, coincidiendo con la salida de la película, se produjo también la primera gran popularización de Internet. Como cualquier otro producto de su época, tuvo su propia página web con curiosidades, juegos y chorraditas que todos (o no) disfrutamos. Lo más curioso es que esa web sigue activa y sin retocar (récord Guiness), visitable para cualquiera que quiera conocer qué se cocía en Internet hace veintinco años.

Este engendro es una mamarrachada divertida, chorra y sin sentido. Un crossover loquísimo que funciona con naturalidad gracias (o no) a las excéntricas reglas de los Looney Tunes. Es, evidentemente, una memez gigantesca sólo apta para aquel que quiera ver justo eso. Y la verdad es que lo es muy bien.

 

Nota: 5

Nota filmaffinity: 5.2

PD: Escena (chistosa) tras créditos. Toda una pionera.

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