Todos conocemos la historia del Estudio Ghibli como referente de la animación japonesa. Sin embargo, pocos conocen a otros creadores de buenas películas del género en el período 1990-2000. El “mayor” de todos estos autores “menores” es Satoshi Kon, un especialísimo creador con un universo narrativo muy personal, lleno de obsesiones en el que nada es lo que parece, creador de thrillers estupendos (Perfect Blue), delirios apabullantes (Paprika), surrealistas clases de historia (Millenium Actress) o deliciosas películas de Frank Capra como la que nos ocupa hoy. Desaparecido con apenas cuarenta años, nos dejó un puñado de joyas y el enigma de qué otras maravillas se escondían en lo más oscuro de su mente.
Sorprende no encontrar aquí rastro de sus enrevesados y perturbadores cuentos. Este estupendo cuento navideño contiene una florida galería de personajes que deciden hacer lo correcto por la sencilla razón de que es lo correcto, ¡incluso unos pérfidos mafiosos deciden comportarse con decencia! (jeje). Esto no implica que se trate de una película menos apreciable que el resto de su obra, siendo mucho más de lo que parece en los primeros minutos.
Principalmente por el estupendo tratamiento de los personajes principales, todos ellos poliédricos, con su historia que contar, sus matices y su arco desarrollado con mimo. Son fáciles de conocer y de querer, pues rápidamente encontramos en ellos aspectos que a buen seguro relacionaremos con nuestras vidas. Gin es un alcohólico que perdió a su familia y acabó en la calle por su adicción al juego. Intenta ser la voz de la cordura dentro del grupo mientras le corroe la culpa por haber echado su vida a la basura. Hana es una trans, antigua drag-queen que se crio en la calle. Aunque vivió tiempos mejores, su obsesión por ser madre acabó por llevar al traste todos los arreglos que tenía para vivir. Finalmente, Miyuki es una adolescente que escapó de casa hace unos meses. Sabe que podría volver, pero la vergüenza ante lo que pasó le impide hacer otra cosa que subsistir y tirar adelante. Esta aventura para salvar al bebé pondrá a todos camino de la redención (o no) navideña, con una progresión lógica de todos ellos a medida que se descubren sus secretos y afrontan los traumas que creían irresolubles.
La historia es tópica, quizás manida, pero se haya resuelta con la maestría de los grandes, con diálogos bien hilvanados y un desarrollo que hace las trampas adecuadas para dejarnos una cálida sensación en nuestro interior. La personalidad de cada uno de los personajes se ve reflejada tanto en sus palabras como en sus acciones, sacando a la luz sus contradicciones y fallos con realismo. Asimismo, retrata también con habilidad la vida de los invisibles mendigos que tenemos a nuestro alrededor, las dificultades que se encuentran aquellos que están fuera del sistema y no quieren (o no saben) volver. Como suele ocurrir en otras producciones similares, el uso de la animación permite presentar la miseria con una crudeza que difícilmente aceptaríamos en una película de acción real.
Goza de una estupenda animación que se nota artesanal, que destila talento y buen hacer. Retrata los bajos fondos de Tokyo con todo lujo de detalles, sin esconder la miseria, pero consiguiendo escenas de gran belleza. Además, cualquier conocedor de la ciudad te podrá confirmar que todos los escenarios son “reales” siendo fácil encontrar las fotos correspondientes a cada localización, que muestran el estupendo mimo con que se han usado los pinceles.
Puede que sea un simple cuento de Navidad. No es, ni busca ser otra cosa, pero es un precioso cuento de Navidad de lo más rebonico. Emociona, consigue que te impliques por sus entrañables personajes y te deja una agradable sensación en el alma. El happy ending de rigor no debe hacernos olvidad la visión pesimista y sin piedad de las mega-urbes niponas, en las que los que están fuera del sistema están condenados a vivir al día, sin poder hacer planes más allá de la siguiente cena.
¿Es un drama lleno de risas? ¿Es una comedia triste? Es una historia deliciosa sobre un tema visto mil veces, pero presentada con mimo, a cargo de unos personajes a los que se coge cariño desde un primer momento y que además deja espacio de sobras para el debate social tras el visionado. ¿Qué más se puede pedir sobre la Navidad?
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.3
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