domingo, 5 de enero de 2020

La balada de Buster Scruggs


Esta película sale de un encargo de Netflix a los Hermanos Coen para que hicieran una serie, con una libertad casi absoluta. Por estas cosas que pasan el proyecto no llegó a buen puerto, pero a partir de los retales, se decidió que una película episódica sí era viable y aquí la tenemos. Los Coen encantados de hacer lo que les dé la gana y Netflix con una película de relumbrón.


Así pues, tenemos 6 pequeños cortos totalmente independientes que transcurren en el Viejo Oeste. Aunque cada uno es de su padre y de su madre, tienen en común que tratan de la muerte, siempre repentina, injusta (o no) y un poco brutota.

La balada de Buster Scruggs que da título a la película es un pequeño musical loquísimo que recuerda a los cortos de Looney Tunes, a pesar de estar rodado en imagen real. En él, Tim Blake Nelson interpreta al mejor duelista del oeste, avezado cantante de country, que viaja de pueblo en pueblo en busca de aventuras.

Posteriormente viene Entre algodones, aquí, un cachondísimo James Franco interpreta a un atracador de bancos muy pagado de sí mismo, seguro de que con su labia y su talento podrá salir de cualquier entuerto. O no, claro.

El mantenido es una historia muy malrollera en que un desesperado Liam Neeson se aprovecha de un tullido con habilidades de orador para crear un espectáculo sin igual en el Oeste. Se odian, pero se saben necesarios, aunque las fricciones son capaces de arruinar cualquier relación. Se trata del corto más perturbador, tanto en su desarrollo como en el desenlace, de los que no se esperan.

A continuación viene mi favorito, El cañón del oro, en que un Tom Waits interpreta a un buscador de oro que cree haber encontrado un filón en las montañas. Sin apenas diálogos y con una fotografía espectacular, supone un bellísimo descenso a la locura en que nada es lo que parece.



En quinta posición está La mujer desconcertada, en que tenemos el Western más clásico siguiendo las vicisitudes de una caravana que va a Oregon. Sin embargo, dirigen los Coen y se guardan sorpresas cuando todos esperamos un desenlace convencional.

Para acabar tenemos Los restos mortales, en el que un variopinto grupo de personajes viaja en una carreta con mucha prisa. A lo largo del recorrido iremos conociendo su pasado, mientras nos preguntamos sobre su incierto destino. Funciona más como un pequeño cuento de terror lovecraftiano, alejándose del tono luminoso que han tenido sus predecesores. Se trata del menos bueno del pack, por lo que el regusto final no es tan redondo como desearíamos, pero es igualmente aprovechable.



Como cualquier compendio de retazos, hay mejores y peores, pero son todos disfrutables a su modo, especialmente si casas con la particular forma de hacer películas de los Coen. Hay un par que me hubiera gustado que fueran incluso más largos, pero ahí está la gracia de los cortos.

Los Coen le dan una vuelta de tuerca curiosísima al género del Western, tocando todos los palos y los subgéneros con su particular retranca. El humor negrísimo habita cada rincón, presto a dar (siempre) el resultado que uno no espera, incluso cuando está esperando uno inesperado. Sorprende también cuánta diferencia hay entre ellos, cada uno rodado con un estilo muy distintivo, pero siempre manteniendo un estupendo sentido de la maravilla, con bellísimos paisajes, puesta en escena muy cuidada y un gran trabajo de los colores y las luces.

Cada uno tendrá sus favoritos, y si alguno no te gusta, el siguiente sí lo hará. Pocas veces encontramos obras de este tipo en que todos los episodios triunfen (como Relatos Salvajes, por ejemplo) y ésta es una de ellas. Los Oscar se acordaron de los Coen, con nominaciones a Mejor Guión adaptado, canción y vestuario. No se llevaron premio pero es otra muestra de que Netflix cuida cada vez más las películas grandes con las que quiere triunfar (después de tanta película de cuestionable calidad).



Hacía tiempo que no veía una película nueva que no fuera de autor (como tal) ni de súper espectáculo. Esta película requiere presupuesto, pero no desmesurado, requiere artesanía, pero no manualidades, tiene originalidad, pero no es la base de su motivación. En fín, después de tantas vueltas y revueltas a lo mismo, da gusto ver que todavía se hace alguna película buena de talla media.


Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.6

No hay comentarios:

Publicar un comentario