viernes, 17 de enero de 2020

Opiniones de un payaso (Heinrich Böll)


Este libro (bueno, no el mismo exactamente, pero ya me entendéis) estuvo por casa años y años cuando yo era un moquete. Ya había empezado a explorar la biblioteca de mis padres, presto a descubrir narrativas más complejas, alejadas de naves explotando y príncipes encantadores. Como sabía que a mi padre (¡un saludo!) no le había gustado éste, nunca me acerqué. Ahora, como libro 29 de la Cesta’13, toca ponerse con él.

Título: Opiniones de un payaso
Autor: Heinrich Böll
Título original: Ansichten eines Clowns
Traducción: Lucas Casas

“Hans Schnier está a punto de perder su trabajo de payaso y su mujer lo ha abandonado. En sus irónicas opiniones y conmovedoras peripecias subyace una reflexión lúcida e implacable sobre el papel de la moral, la política y la religión en el mundo contemporáneo.”

Como si fuera un Joker de los años 50, el libro sigue a Hans Schnier, un payaso deprimido, caído en desgracia y arruinado, mientras realiza una serie de llamadas telefónicas a sus familiares y amigos, en un intento de conseguir algo de dinero y saber algo de su expareja, Marie. Marie, una católica, ha dejado a Hans no sólo por sus diferencias ideológicas, sino también porque sus creencias católicas le hacían sentir culpable por “vivir en pecado”, por lo que decidió marchar para casarse con un católico de verdad. Todo ello situado en una Alemania que todavía no se ha recuperado de los estragos de la IIGM, despidiendo un aroma de vergüenza por la derrota, mezclado con un deje de hipocresía en el que nadie recuerda sus tendencias nacionalsocialistas, incapaces de admitir que los hechos nazis eran, quizás un poco indecentes, pero siempre presumiendo de demócratas y devotos religiosos.

Hans Schnier no es alguien que despierte grandes simpatías. Se trata de una persona llena de cinismo sin asomo de mostrarse comprensiva. A cada momento se prepara para llevar la contraria y tocar las narices de quién tenga delante. Elevado en su púlpito de payaso que cuenta las verdades a la cara se permite criticar con crueldad las costumbres de los “bien pensantes”. Aunque reconocemos su ingenio y  punzante lengua, demuestra al mismo tiempo su incapacidad para apreciar sus propios problemas y dejarse ayudar, padeciendo además un alcoholismo que está claro que le va a llevar por el mal camino. A veces es realmente gracioso, pero en gran parte se trata de un pesado bastante cargante. A través de su desmedida crítica nos presenta un relato del colapso de la Alemania Nazi, presentándonos a su madre, por poner un ejemplo, como alguien que fue desde “alegre simpatizante Nazi contra los judíos estadounidenses” a “presidente del comité ejecutivo para la reconciliación de las diferencias raciales”. Como se aleja de cualquier tipo de comportamiento considerado “decente” para la sociedad y se dedica a tareas ingratas para un burgués como él (¡entretener al vulgo, que desprecio a su condición!), se mantiene entre el ostracismo social y las invitaciones que recibe para ser objeto de mofa y escarnio.


Marie, su pareja, es el sostén que mantiene a Hans en la realidad. Le conoce y sabe domarle para que sus desmanes no se salgan de madre. Sorprende que se la presente como una persona inteligente, con sueños de entrar en la universidad y ciertas aspiraciones, que desaparecen al instante de quedarse embarazada, transformándose en alguien que piensa sacrificarse para cuidar de su marido y su familia. A primera vista puede parecer chocante, pero claro, su arraigada conciencia católica dicta todas las normas sociales y de comportamiento. Es por ello que, como detonante de la historia, se produce su abandono del hogar, pues Hans es incapaz de fingir que es creyente y su orgullo le impide doblegarse a la dictadura de la iglesia para satisfacer sus dogmas morales. Bajo la influencia de la comunidad y de sus preocupados “consejeros”, esta devota religiosa deja a Hans para irse con un abogado muy decente y muy católico.

El responsable de su marcha es el abogado católico Zücker, un pomposo abogado que se vanagloria continuamente de su recto comportamiento, de su fortaleza religiosa y de su capacidad para salvar las almas descarriadas de su entorno. Propugna por el férreo cumplimiento de las normas del buen católico a sus allegados mientras mantiene (cómo no) una aproximación más flexible respecto a ellas para su persona. Pese a ser el principal blanco de los dardos de Hans, su buen hacer y su impecable reputación hacen que el payaso se vea como un mentiroso delirante.

A través de él es con el que se articula la principal crítica a la dictadura de la religión, el ataque más feroz de todo el libro, especialmente por su capacidad de trascender el ámbito privado e influir en las reglas de la sociedad. Fuerza a todas las personas a seguir los dictados de una rígida serie de normas y condena al ostracismo social a todo aquel que se salga de la norma. Todo ello sin que los poderosos o los hábiles puedan dedicarse a hacer sus cositas con total libertad siempre.

A lo largo de las páginas van Hans va llamando a una recua de amigos y conocidos  que le soportan / toleran. Desde su representante que se desespera cada vez que  éste la lía, o los amigos de Marie, que tienen a Hans por un bufón del que reírse, siempre prestos a ver con qué nueva giliflautada viene esta vez. Con sus matices, sirven para ejemplificar cada uno de los tipos de persona que podíamos encontrar en la sociedad alemana del 1950, cosa que aprovecha el autor para criticar todos los defectos de la Alemania de la época, sin dejar títere con cabeza, embistiendo contra todo lo que aparece por delante. Incluso el propio crítico aparece criticado, pues queda evidente su estupidez ante la inexistencia de un filtro con el que “descansar” de vez en cuando (aparte de ser un completo imbécil).

La publicación de este libro causó un gran revuelo en su época. Böll era un autor que vendía mucho, con la crítica al catolicismo y a las desventajas del capitalismo desnortado como temas principales. Su calidad a la hora de analizar la sociedad y su influencia en multitud de autores posteriores le valió para ser premio Nobel de literatura en 1972. Opiniones de un payaso sentó  muy mal a los bienpensantes de la Alemania del Oeste, pues su feroz crítica a la sociedad religiosa y capitalista disparaba con bala a muchos personajes conocidos del momento. A pesar de la polémica con que venía, no vendió demasiado bien en Alemania. Fue fuera de ella dónde este libro se convirtió en uno de esos que todos los de una edad concreta han leído, especialmente en toda la Europa del Este, dónde parecía gustar mucho su crítica al capitalismo (aunque no es que Böll fuera precisamente amigo de las dictaduras, como se puede ver en otras obras suyas).



Opiniones de un payaso es un libro difícil de leer. Exige atención dedicada y un interés previo para apreciar su particular temática, con toda la carga social incluida. En ese sentido, me recuerda a la obra de Fitzgerald, A este lado del paraíso, en que se retratan con pasmosa fidelidad los defectos de una sociedad concreta por medio de un detallado retrato. Böll supedita cualquier desarrollo argumental a la defensa de sus tesis, por lo que es fácil perderse si no se hace un esfuerzo por seguir el hilo de qué ocurre. Además, cae habitualmente en redundancias innecesarias, dando vueltas a temas que ya han salido sin aportar nada nuevo. No deja títere con cabeza en su afilada crítica sin por ello dejar de destacar la petulante autocompasión del payaso que se sabe dueño de la verdad absoluta cuando se enfunda su máscara sonriente.

Me surgen dudas al escribir las reseñas de estos libros. ¿Una obra debe valorarse únicamente por su calidad intrínseca, aislándola de la trascendencia del tema tratado? ¿Puede recomendarse una propuesta por la validez de sus ideas a pesar de su plomiza densidad? Supongo que se debe avisar que Opiniones de un payaso es una obra pesada, aburrida por momentos, pero que tiene sustancia de sobras para pensar sobre ella, especialmente para poner en común, debatiendo y redebatiendo sobre las situaciones presentadas y nuestras reacciones a las mismas. Böll ha compuesto un deprimente retablo de las maravillas (vergüenzas) de la sociedad, espléndido en su composición, con toneladas de mala leche que lo hacen ideal para perder la fe en la humanidad. Y todo en menos de 300 páginas.

Desborda talento, está realmente bien escrito y es MUY aburrido. Sin embargo, seguro que hay un público que adorará esta obra.

Nota: 5
Nota goodreads:  4.01/5




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