Volviendo al depósito de libros del e-book, sin saber muy bien que coger,
le echo el guante a uno de los libros menos conocidos de uno de los escritores
estadounidenses más famosos de principios del XX, Francis Scott Fitzgerald. No
sabía qué esperar, pues nunca había leído nada suyo y no lo conozco más que por
la fama que reverbera de las películas de Estados Unidos.
Título: A este lado del Paraíso
Autor: Francis S. Fitzgerald
Título original: This side of the paradise
“La figura de FRANCIS SCOTT FITZGERALD
(1890-1940), el escritor más brillante de la llamada «generación perdida»,
parece extraída de sus propias novelas, que retrataron como ningunas otras la
«época del jazz» y la profunda crisis de valores experimentada por la sociedad
norteamericana a lo largo de los años veinte, que culminó con el crack
económico de 1929. Ambientada en la Universidad de Princeton durante los años
anteriores a la entrada de los Estados Unidos en la Gran Guerra, A ESTE LADO
DEL PARAÍSO (1920) novela que alcanzó desde su aparición un éxito fulgurante
presenta ya las obsesiones, los caracteres y las situaciones que habrían de
nutrir las narraciones posteriores de Fitzgerald: el hombre en busca de su
propia personalidad, el mundo convencional y brillante de los ricos, la inexorable
demolición de los valores ilusorios.”
He leído un buen puñado de libros últimamente (no lo sabíais, ¿verdad?) y
creo no recordar un protagonista que me cayera tan rematadamente mal desde el
primer momento. Amory Blaine, pues así se llama el pieza, se ha criado
con una madre algo excéntrica y mucho dinero en el bolsillo. Así pues,
empezamos con un niño pijo de quince años que no ha da dado un palo al agua en
su vida ni ha visto a otros que no sean el servicio hacerlo. Blaine no es más
que un vago engreído que lo único que quiere es salir con chicas, emborracharse
y sentirse superior a los demás, además de poseer una obsesión consigo mismo
que dan ganas de atizarle una y otra vez (y otra).
Por si fuera poco, el libro no guarda un argumento concreto. Asistimos a
una suerte de diario inconexo en el que vemos retazos del día a día de Amory
desde que tiene los 15 hasta los 23 que acaba la Universidad. Su vida no es más
que una excusa para mostrar la realidad de unos jóvenes que han crecido sin
valores y sin ganas de esforzarse por una sociedad en la que no creen (que
acaba de salir de la IGM y se acerca al crack del 29). Ay, estos “felices años
veinte”, tan repletos de despiporre y molicie. Toda esta pandilla de snobs son
realmente odiables. Un puñado de aristócratas y seres egocéntricos que no hacen
sino lamentarse de la pérdida de su juventud en vez de intentar aprovecharla.
Gente desilusionada con todo lo que les rodea por el poco esfuerzo que requiere
conseguirlo. Jóvenes convencidos de que no dicen más que tonterías, pero que prefieren
creérselas a aceptar la realidad que hay a su alrededor. Con los matices de
tratarse de unos idiotas pomposos, no es más que el duro paso de pasar de la
adolescencia a la adultez.
¿Es un libro agradable de leer? ¿Es entretenido? No. De ninguna manera. Es bastante
aburrido. Sin embargo…en ningún momento su objetivo pasa por divertir, sino por
mostrar cómo se comporta una clase
social repelente, llena de seres desagradables que tiran su talento a la basura
y se dedican a perder el tiempo sin descanso. La atmósfera de vacuidad y
amoralidad es casi palpable, con un realismo admirable, pero su avance viene
acompañado de soporífera parsimonia.
Fitzgerald no crea nada en este libro. Simplemente está relatando su vida,
adornándola con suculentas anécdotas de sus allegados. Y lo hace con una
construcción de personajes más que magnífica, un ritmo deliberadamente incómodo
y un halo de tragedia que aflora a cada página. Además, cada poco tiempo se
cambia de registro dentro del libro, paseando del drama romántico al
costumbrismo, pasando por la poesía en prosa, el teatro o la comedia. En este
sentido, el libro fluye, moviéndose con la naturalidad del que domina ese
registro a la perfección. Sin embargo, no hay espacio para la esperanza. El
final es simplemente desolador. ¿Qué le queda a una generación que ha
dilapidado las fortunas de sus antecesores y sólo les queda el conocimiento de
cuánto han malgastado su vida?
La fama de Francis Scott Fitzgerald se debe principalmente a El Gran Gatsby, pero este libro no
habría llegado sin el brutal éxito en que rápidamente se convirtió A este lado del paraíso. Supo captar a
la perfección las ansias de una generación desorientada, que se identificó
rápidamente con su protagonista y no dejó de leer sus páginas, agotando
ediciones y convirtiendo a Fitzgerald en un símbolo de los años veinte. Indagando
en la intrahistoria, escribió este libro –su novela debut- a los 23 años, con
la sola intención de hacerse famoso y así conseguir que la mujer con la que
estaba obsesionado se casara con él. Y funcionó. Impresionante.
La conclusión es simple: se trata de un libro muy bien escrito, capta a la
perfección el ambiente y cuenta exactamente lo que quiere contar, pero seguro
que te vas a aburrir mucho a menos que sus cualidades sean justo lo que quieres
admirar. Si quiere apreciarse su contenido, se recomienda conocer a fondo lo
que fueron los años veinte, aunque las posibilidades de dejar el libro a la
mitad son realmente grandes. Es una lectura dura e indigesta, por talentosa que
sea.
Nota: 3
Nota
goodreads: 3.69/5
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